Madison abrió los ojos de par en par, su respiración se agitó.
—Eso no puede ser cierto. —Se llevó las manos a su pecho—, Alexander realizó esas pruebas, ese hombre no tiene derecho a acercarse a nuestros hijos —la voz de Madison decreció.
—No lo permitiremos. —Alexander la abrazó.
—Ese hombre utilizó sus peores cartas, nos toca jugar las nuestras —Luke retomó la conversación. —Ladeó los labios.
—Confío en ti —Alexander mencionó.
—No caigan en sus provocaciones, porque eso nos meterá en más líos.
—No permitas que se acerque a los gemelos, por favor.
—Trabajaré con mi equipo en el caso, haremos lo que sea necesario para evitarlo. —Presionó sus labios, y salió.
***
En cuanto Luke llegó al ascensor, Alexander lo alcanzó.
—¿Qué vamos a hacer? —cuestionó agitado.
Luke resopló.
—Es más que evidente que alguien les está ayudando, necesitamos averiguar a cuanta gente ha sobornado —refirió.
—No escatimes en gastos, por demostrar la verdad y tener a mis hijos, estoy dispuesto a hacer lo que sea.
—Lo sé, sé cuánto los amas y lo mucho que te importan.
—No quiero causarle más dolor a Madison —mencionó con pesar.
—Me voy a averiguar a cuanta gente utilizó para llegar a esto, mi equipo ya trabaja en nuestro siguiente recurso para solicitar una prueba más.
—Mantenme al tanto todo.
***
— ¿Quién es el verdadero padre de esos gemelos? —cuestionó la comentarista ante las cámaras de televisión.
—Por supuesto que yo —informó James—. Aquí traigo los resultados de la prueba de paternidad.
—Y entonces ¿qué ocurrió con las pruebas de paternidad que presentó el señor Walton? —indagó la comentarista del noticiero.
James se aclaró la garganta.
—Es más que evidente que falsificó los resultados. Supe que cuando el señor Walton estaba enfermo, estaba desesperado por tener hijos. Inclusive asistió a una clínica de fertilidad con la finalidad de subrogar un vientre, me imagino que lo hizo para tener a quien heredar su cuantiosa fortuna.
La comentarista se sorprendió.
— Ahora que los resultados son favorables, ¿Qué piensa hacer?
—Lo primero será que lleven mi apellido. —Elevó su mentón con altivez—, y lo segundo será solicitar la custodia compartida, deseo ver crecer a mis hijos, poder tenerlos cerca de mí, escucharlos que me llamen… Papá —se aclaró la garganta.
—Por favor mantenganos al tanto de la situación —refirió la mujer. — ¿Algo que le desee decir a la señora Walton? —cuestionó.
James inhaló profundo.
—Madi, necesitamos hablar, por el bien de nuestros hijos —solicitó—, piensa en ellos, por favor, te lo suplicó. —Miró hacia la cámara—. Te lo pido con el corazón en la mano —señaló.
—Muchas gracias por aceptar nuestra invitación, señor Moore—. Nosotros esperamos que el señor Walton y su esposa estén viendo este noticiario, deseamos conocer su postura ante la situación por la que pasan. Tiene las puertas abiertas para ser escuchados.
— ¿Por qué te interesa saberlo? —cuestionó con voz hosca.
—Requiero que firmes mi reporte de que he asistido a las reuniones para poder retomar mi vida.
El hombre ladeó los labios y resopló.
—¿Para que puedas volver a conducir en estado de ebriedad y te mates o termines acabando con la vida de alguien más? —Su mirada se ensombreció ante su cuestionamiento.
Alison abrió los ojos de par en par al escucharlo.
—No soy una alcohólica como todos piensan —chistó.
—Tienes razón, las leyes son incompetentes, y se equivocó al mandarte a hacer labor social y ha tomar estas sesiones —bufó—. Lo mejor es que te hubieran sentenciado uno o dos años en cárcel, en lugar de darte otra oportunidad.
—Que hombre mas… insoportable eres.
Mike carcajeó y se acercó a ella.
—Estoy seguro que vienes de tomarte una copa —refirió. — ¿Cuál fue la razón? ¿Al menos vale la pena que tires por la borda tu vida?
La barbilla de Alison tembló.
—El hombre por el que lo di todo, acaba de anunciar al mundo entero que es padre de unos niños, mientras yo me dedicaba a ser la mujer perfecta para él, Jame prefería engañarme con una mujerzuela —chilló. — ¿Te parece poco? —preguntó.
—Nadie vale la pena más que tú. Eres la dueña de tu vida y solo tú tienes el control. —Mike tomó sus cosas y señaló hacia la puerta—. Te espero mañana puntual en la reunión con una buena actitud o me veré en la obligación de reportarte y te arresten —indicó con seriedad.
El corazón de Alison se agitó.
—No puedo ir a prisión —manifestó asustada.

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