Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 46

— ¿Acaso creíste que sería una presa fácil? —la joven cerró su blazer con sus manos.

—Eres una desgraciada. Me tendiste una trampa —gruñó al observar el micrófono que llevaba en su ropa interior. Justo cuando elevó su brazo para intentar volver a golpearla, escuchó como de un fuerte golpe, abrieron la puerta del apartamento. Sus labios se separaron en una gran O.

—Vas a pagar por haber tocado a mi esposa —Alexander gritó con furia.

James presionó con fuerza sus dientes.

—No puedo creer lo que me hiciste —bufó y la tomó por el cabello.

—¡Suéltame! —Madison gruñó—, vas a pagar por todo lo que has hecho.

Alexander caminó a grandes pasos en compañía de Luke, palideció al ver la forma en la que la tomó, su mirada se ensombreció al ver su rostro ensangrentado.

—No se acerquen —James gruñó y tiró de su cabellera.

Ambos se vieron y se detuvieron.

—Anda sigue dando la nota a los medios de comunicación —Luke refirió y le mostró la cámara que traía en su chaqueta.

James presionó sus dientes con fuerza..

—Todo el mundo está viendo en los noticieros quien eres en realidad, infeliz —Madison expresó sin dejar de cubrirse con su jazer. — ¿Acaso creías que mi esposo me dejaría venir sola?

—Suéltala —ordenó Alexander y dio un paso hacia ella—. No creo que quieras seguir dando de qué hablar —inquirió, en ese momento un grupo de reporteros entraron acompañados de camarógrafos.

James comenzó a respirar agitado, sus ojos se desviaron hacia las cámaras de televisión, cerró los párpados al sentir como los flashes de los fotógrafos disparaban hacia él, entonces no tuvo más opción, empujó con fuerza a Madison.

Alexander corrió con rapidez y la atrapó, evitando que cayera.

—Te tengo —expresó sintiendo que su corazón latía agitado.

****

Mientras tanto en el comedor, aquellos hombres exigían más comida. Una de las chicas dejó el cucharón en la olla que servía, estaba por acercarse en su auxilio.

—Si no le parece lo que le sirven aquí, vayan y compren su propia comida —Alison alzó la voz—, muevanse que hay más personas que desean comer y no se van a quedar sin alimentarse por causa de usted. —Miró hacia donde se encontraba la pequeña formada con su mamá —ordenó.

—Más vale que se muevan, la señorita tiene razón —un hombre gritó y poco a poco comenzaron a hacerse de palabras entre otras personas por lo que no les quedó de otra que irse con la ración que se les sirvió.

—Parece que no has perdido tu toque, Alison —se dijo a sí misma y elevó el mentón con orgullo.

Mike quien observó desde la cocina lo sucedido, y estaba a punto de salir para poner orden, al verla solucionar las cosas, prefirió solo ser un espectador.

Alison sirvió la porción de puré que le tocaba, tomó un pequeño panecillo extra y lo colocó entre sus manitas.

La pequeña sonrió.

—Gracias —susurró.

Alison guiñó un ojo y prosiguió repartiendo la comida.

—Espero que no hagas eso con todas las personas —Mike le dijo intentando sonar serio.

La chica rodó los ojos, luego de que acabó de repartir los alimentos, fue a la cocina y comenzó a retirarse el delantal.

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