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Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 51

—Anda cariño da las gracias y vamos hacia el comedor —dijo la mamá de la pequeña quien sostenía las charolas de ambas.

—Gracias por la comida Mike —la pequeña le mandó un beso y se giró para seguir hacia la mesa que le había tocado, entonces observó entrar a aquella chica de ojos azulados. — ¡Llegaste! —gritó con emoción y corrió hacia ella para abrazarla.

Mike dirigió su mirada hacia la pequeña y se sorprendió al ver a Alison ingresar.

Ella se inclinó y la abrazó con cariño.

—Tuve un poco de complicaciones para llegar, lo siento. —Retiró un mechón de su cabellera—, te traje un obsequio —mencionó y le entregó la bolsa de regalo que llevaba—. antes de que lo abras me gustaría saber ¿cómo te llamas?

La mirada de la niña se iluminó.

—Me llamo María —respondió y se dirigió hacia su obsequio. — ¡Una muñeca! —exclamó con emoción al ver lo linda que era, luciendo un lindo vestido en color rosa, además de tener largos rizos y ojos azules como los de Alison.

La madre de la pequeña separó los labios sorprendida.

—No podemos aceptarla.

— ¿Por qué no mami? —la pequeña cuestionó con tristeza—, todos mis juguetes se quedaron en nuestra casa, no tengo nada. —Su mirada se cristalizó.

—Por favor, permita que se quede con la muñeca —Alison solicitó.

Mike se quedó sin palabras al ver aquel gesto de aquella chica.

—No tenemos cómo pagarlo.

—No es para que lo paguen, esa muñeca era mía y se la estoy dando con gusto —explicó.

—Acéptenla —Mike intervino—, desde que llegaron a este comedor, nunca había visto sonreír como lo hace en este momento tu pequeña.

—Está bien —la voz de la madre de la pequeña contestó.

Alison dibujó la mejor de las sonrisas en su rostro y se puso de pie.

—Si me lo permites estaré en la cocina ayudando a lavar los trastes —solicitó con nerviosismo.

Mike se quedó pensativo unos segundos, finalmente afirmó con su cabeza.

—Tendrás que quedarte tiempo extra —refirió.

Alison inhaló profundo y de inmediato se dirigió hacia la cocina, donde tomó un delantal y cubrió su cabellera con la red que sabía que debía usar.

***

La sonrisa de James se borró al observar a un joven frente a su puerta, de inmediato su respiración se agitó.

— ¿Qué se te ofrece? —cuestionó con dureza.

—¿Es el señor James Moore? —indagó.

— ¿Quién lo busca? —preguntó con desconfianza.

—La señorita Alison Taylor me envió para entregarle esto. —Mostró un pequeño paquete.

James se lo arrebató con molestia.

—Algo más que tengas que decir —gruñó.

—No, que pase buena tarde. —El chico le dio la espalda y se retiró.

Ingreso dando un fuerte azontón a la puerta y de inmediato rompió el papel amarillo que envolvia la caja.

Abrió sus mensajes y leyó algunos de ellos.

—No puedo creer que hayas decidido darte por vencida y descartar el volver a darnos una nueva oportunidad, mi pequeña, ¿acaso ya no me amas?

La mirada de Alison se cristalizó al leer aquel mensaje sintiendo que su pecho dolía y mucho, por lo que, se decidió responder.

—Parece que se te olvidó que fuiste tú quien mandó por la borda nuestro matrimonio, y la respuesta es sí, te amo para mi desgracias, aún lo hago, pero me amo más a mí misma y no pienso retroceder lo que he avanzado en mi sanación personal, por alguien que no vale la pena. Por lo que te pido que no me vuelvas a llamar, porque no quiero saber nada de ti.

Después de enviar aquella respuesta no pudo evitar sollozar.

— ¿Me puedo sentar?

La voz de Mike la sorprendió.

—Sí, claro. No soy la propietaria del lugar. —Limpió sus lágrimas.

Al ver sus mejillas humedecidas, él le entregó un pañuelo desechable y desvió su mirada.

—Mañana hay sesión en el grupo, sería un buen momento para que te decidieras a hablar —sugirió.

Inhaló profundo y se quedó pensativa.

— ¿Si supieras en dónde se encuentra una persona a la que amas y que es buscada por la justicia la delatarías? —indagó.

Mike la miró a los ojos.

—Sí —respondió sin pensarlo—, para ser mejores personas tenemos que hacernos responsables de nuestros actos, nos guste o no.

—Gracias. —Se puso de pie y se sintió un poco mejor al saber que había hecho lo correcto al haber denunciado el paradero de ese hombre.

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