Desde el exterior de la calle, el acompañante del hombre que conducía la motocicleta, retiró el seguro de su arma y la detonó sobre el auto, ladeó los labios al observar la forma en la que Alexander abrió los ojos de par en par al descubrirlo.
Distinguió con claridad las palabras que gritó a su esposa.
«Al suelo»
Disfrutó de aquel momento, entonces un par de impactos fueron detonados, y en cuestión de segundos los tiros llegaron sobre los cristales del vehículo.
Madison dio un grito aterrador al escuchar las detonaciones, que se escucharon.
—Tranquila, esto pasará pronto, lo prometo —mencionó sin dejar de protegerla con su cuerpo.
Un par de segundos después, el personal de seguridad repelió aquellas agresiones, dando en uno de los hombros del tirador; sin embargo, escaparon aprovechándose de que los guardias se dirigieron al auto para cubrirlos.
—Aún no vayan a salir —indicó el agente—, no alcen la cabeza —ordenó.
Minutos posteriores, otro miembro del equipo de seguridad se acercó a ellos.
—Ya peinamos la zona, todo en orden —explicó. — ¿Se encuentran bien? —cuestionó sosteniendo aún su arma.
Alexander se retiró del cuerpo de Madison y se sentaron con cuidado, miró hacia los cristales del auto y agradeció haberle hecho caso al jefe de seguridad y blindarlos. Abrazó a Madison con fuerza, sintiendo que ambos temblaban aún y luego miró hacia donde Ralph conducía.
— ¿Te encuentras bien? —cuestionó.
—Sí —el hombre contestó intentando que su voz se escuchara estable y luego recorrió con su mirada a Madison.
— ¿Te duele algo? —cuestionó colocando sus manos en sus mejillas, enfocando con atención sus ojos color chocolate.
—No, estoy bien. Solo estoy asustada —respondió con voz temblorosa y su torso subiendo y bajando completamente agitado.
—También yo —manifestó Alexander y volvió a abrazarla, luego de unos minutos descendió del vehículo. — ¿Vieron quién fue? —cuestionó dirigiéndose al personal de seguridad.
—No —respondieron—, traían casco ambos sujetos —refirió uno de ellos.
La mirada de Alexander se ensombreció.
—Estoy seguro que esto proviene de James Moore —expresó y regresó a su auto—. Yo conduciré —indicó a su chofer Ralph.
El hombre lo miró a los ojos sorprendido.
— ¿Me va a despedir? —cuestionó con temor.
Alexander ladeó los labios y sonrió.
—Por supuesto que no, solo que voy a conducir a mi modo. —Abrió la puerta y extendió su mano para ayudar a su esposa a subir en la parte de atrás—, abrocha tu cinturón de seguridad —solicitó—. Espero que me puedan seguirme el paso. —Se dirigió a sus escoltas y en el instante que Ralph se sentó en el lugar del copiloto, encendió el auto y salió disparado.
***
Luke caminaba de un lado a otro en la sala de urgencias del hospital, miraba su reloj esperando con desesperación que saliera el médico y le diera noticias del estado de salud de Hanna.
Al ver que Alexander no llegaba se le comenzó a hacer extraño que no acudiera, estaba por llamarle cuando el médico salió.
—Familiares de la señorita Hanna Walton.
—Soy su novio —refirió.
—La señorita Walton tiene un cuadro agudo de apendicitis. Tenemos que operar de emergencia.
El corazón de Luke se agitó.
—Haga lo que sea necesario, pero por favor sálvela —suplicó.
—Necesitamos que un familiar firme la responsiva —dijo el doctor.
—Su hermano viene para acá, pero no podemos esperar a que llegue, yo firmaré lo que me pida, me haré responsable —expresó.
El médico presionó los labios.
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