Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 64

Aprovechando que James estaba en la ducha, Madison abrió la puerta de aquella casa con la esperanza de poder averiguar en dónde se encontraban y cómo estaba el panorama, intentaba saber si habían más casas, o si se escuchaba algo más que silencio, pero no lo consiguió en cuanto la luz del día se reflejó en sus pupilas, un hombre cubrió la entrada.

— ¿Qué se le ofrece señora? —el corpulento hombre inclinó su rostro y gruñó como si fuese un perro embravecido.

Madison lo miró apesadumbrada.

—Ayúdenos por favor —suplicó con voz trémula—, mi esposo es un hombre con mucho poder, puede darle mucho más de lo que James le ofreció —susurró, volteando hacia la habitación de él para no ser sorprendida, pienselo. —Intentó dar un vistazo en puntillas y cerró la puerta con cuidado, regresó a la habitación en la que pasaba con su pequeño y puso el pestillo.

— Mami —Liam salió debajo de la cama. — ¿Pudiste ver la calle? —preguntó.

—Sí, cariño —mintió—, estoy segura que papá va a venir pronto por nosotros —sonrió con ternura.

— ¿Me cuentas un cuento? —cuestionó Liam.

Se sentó sobre la cama y sujetó con ambas manos a su pequeño, recostándose juntos.

—Está bien, vamos a pensar, ¿quién va a ser nuestro superhéroe?

—Puede ser un niño que se parezca a Noah.

Madison inhaló profundo e hizo su mejor esfuerzo por sonreír.

—Me parece bien tu idea, nuestro protagonista debe ser muy valiente para las aventuras que va a pasar, al ser capturado por un malvado oso gigante.

Liam abrió los ojos llenos de sorpresa al escuchar a su mamá. Se acomodó sobre su regazo y atento escuchó aquella historia que Madison comenzó a inventar.

—Voy a ser muy valiente como el príncipe Noah en la selva —dijo cerrando sus ojos.

—Tengo que pensar en la forma de salir de aquí —expresó y se puso de pie revisando la habitación sigilosamente, hizo una mueca llena de decepción al ver que lo único que tenía era la cama con sus cobertores.

***

James salió hacia la sala y buscó con la mirada a Madison y al pequeño, caminaba hacia la habitación, cuando recibió una llamada.

— ¿Qué fue lo que hiciste? —Oliver, su hermano reclamó.

—Nada, no he hecho nada —respondió él.

—No mientas —gruñó—, me acaban de venir a buscar la policía, te están acusando de un homicidio, además del secuestro de una mujer y un niño —gritó furioso.

James tensó su mandíbula, y la vena de la frente se le marcó.

—Me están difamando, no puedes creer en todo lo que se dice de mí —reclamó.

—Te recuerdo que cuando llegaste a mi casa, pidiendo ayuda, la policía te estaba buscando por la falsificación de esos documentos.

—Te dije que me estaban culpando, y por lo que veo nunca crees en mí.

—Te desconozco, hermano —gruñó—, siempre te creí ambicioso, sabía que te casaste por interés con la señorita Alison, pero de todo lo que se acusa, nunca. ¿Hasta dónde piensas llegar James Moore?

«Hasta donde tenga que ser, con tal de que Madison se quede siempre a mi lado», pensó para sí mismo.

— ¿En dónde estás? —preguntó Oliver.

James presionó sus puños con fuerza.

— ¿Para qué quieres saber?

—Deseo comprobar con mis propios ojos, que no tuviste nada que ver como dices.

— ¡No puedo creer, que no confíes en mí! —reprochó ofendido.

— ¿En dónde estás? —volvió a preguntar.

—No vale la pena seguir hablando contigo. —Cortó la llamada.

***

—James —Oliver dijo—, James, no me cuelgues —farfulló molesto.

El oficial que se encontraba en su casa, movió la cabeza negando,

—No pudimos obtener su ubicación exacta, sin embargo, sabemos que se encuentran el la periferia de la esta zona —señaló un mapa.

CAPÍTULO 64. ¿QUIÉN HABLA? 1

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