Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 69

Luke entró a la habitación, observando que Hanna despertó con el ruido, se acercó a ella y besó su frente.

— ¿Cómo te sientes? —cuestionó bajito.

—Bien, espero que antes del mediodía me den de alta —susurró.

—Espero que sea así —Luke la tomó de la mano.

— ¿Necesita algo, señor? —Ralph se reincorporó, sin poder descansar.

—Sí, es hora que vayas a descansar —dijo—, te estamos muy agradecidos por haber apoyado a la familia, pero ya te ves muy agotado.

Ralph dio un largo bostezo.

—Aun tengo fuerzas para seguir haciéndolo —aclaró.

—No lo dudo, pero será mejor que duermas lo suficiente, para que descanses, acabo de solicitar un taxi, para que te lleve a la casa.

El hombre se puso de pie y tomó su chaqueta.

— ¿Está seguro?, Usted tampoco ha dormido nada.

—Sí, anda a descansar, si deseas tomarte un par de días, hazlo.

— ¿Usted le explicará al señor Alexander mi ausencia?

Luke y Hanna sonrieron.

—Estoy seguro que lo entenderá —respondió—, no te preocupes yo le explico que te di los días.

—Nos vemos en un par de horas. —Salió del lugar, luego que le dieron los datos del taxi.

Momentos después de que una enfermera ingresó para cambiar las cobijas y la almohadas, se acercó a Hanna, observando su mirada cristalizada.

—Espero que el dolor que sientes, mengüe pronto —expresó con sinceridad—, me duele mucho que sufras. —Limpió sus lágrimas con ternura.

— ¿Qué vamos a hacer sin mi mamá? —cuestionó sollozando—, me duele que se haya ido sin que pudiéramos llevarnos bien, como antes. —Su barbilla tembló.

Luke se aclaró la garganta al sentir que le picaba.

—Ella demostró lo mucho que te amaba al interponerse y recibir esa bala por ti. —La tomó de la mano y la besó.

—Me duele tanto saber que no podremos arreglar nuestras diferencias —manifestó con profunda congoja—, que nunca podremos volver a abrazarnos, ni estar juntas —narró e hizo una pausa—. En los últimos años, mis decisiones nunca le gustaron, ella quería que me involucrara en la empresa, pero eso no me hacía feliz, mi trabajo le parecía poca cosa.

—No te hagas más daño, no piensen en eso, por desgracia, ella ya no está y no vale la pena que te martirices. Sé feliz, de esa manera honrarás su vida, y lo que hizo por ti. —Luke la estrechó y depositó un beso casto sobre su frente.

Hanna se sintió mejor al haberse desahogado con Luke, además que tenerlo cerca de ella, le daba una sensación de bienestar. Se aferró a sus brazos y recargó su rostro en la calidez de su pecho.

—Gracias por estar junto a mí. —Suspiró profundo.

—No tienes nada que agradecer, estaré en las buenas y en las malas contigo, lo prometo. —Luke acarició su mejilla con ternura.

***

Al día siguiente.

—Necesitas descansar —Alexander ayudó a que Madison se recostara sobre su cama. — ¿Se te antoja algo en especial para comer? —preguntó mirándola a los ojos.

—No, no tengo mucho apetito —contestó—, deseo dormir un poco, si no te importa hacerte cargo de los niños.

—Yo los cuidaré, no te preocupes —refirió.

—Gracias. Me vas a decir ¿cómo se encuentran tus papás? —cuestionó antes de que saliera de la habitación.

Alexander detuvo su caminar y se llevó las manos a su espesa cabellera, sabía que era el momento de hablar con la verdad.

—Mi papá se encuentra delicado —explicó—, le perforó un pulmón —manifestó con pesar.

Madison se llevó las manos a su pecho.

— ¿Y tu mamá? —cuestionó con angustia.

La mirada de Alexander se entristeció, una fina capa de lágrimas cubrió sus ojos.

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