—Basta de postergar lo que sea que tenga que saber —el señor Adam solicitó con la voz temblorosa— . Soy un hombre fuerte y puedo resistir lo que sea.
—Tienes razón en lo que dices, no habíamos tocado el tema, por recomendación de médico —aclaró— . No porque deseemos ocultarte nada.
—Será mejor que me retire —la señora Rosa se dio cuenta sin necesidad de saber más que lo que venía era doloroso y privado—. Mañana lo veo. —Tomó el carrito que llevaba y salió.
—Ella falleció casi al instante —Alexander mencionó con voz trémula.
—Lo lamento mucho, señor Adam —Madison manifestó con profunda tristeza—, nunca imaginamos que ese hombre sería capaz de provocar un atentado en su casa.
Su corazón le dio un fuerte pinchazo, entonces respirar se volvió complejo, ante el cúmulo de lágrimas que comenzaron a escurrir de manera despiadada sobre sus blanquecinas mejillas.
—Mi hermosa Alice, se ha ido —murmuró con dificultad y prosiguió llorando.
Madison no pudo evitar sentirse culpable, si ese hombre no hubiera puesto su oscura obsesión en ella, si no se hubiera enredado con él, la señora Alice seguiría con vida.
Como si pareciese que Alexander leyera sus pensamientos, la abrazó con fuerza, ambos permanecieron en silencio, intentando ser fuertes para reconfortar al señor Adam.
—Debí ser yo y no ella —expresó con pesar, mientras proseguía con su sufrimiento—, quiero que me lleven a verla —solicitó.
—Lo lamento tanto —Madison volvió a repetir.
—No te culpes —el señor Adam estiró sus manos para que ella se acercara—, ambos estábamos dispuestos a dar la vida por ustedes, nuestra familia —hizo hincapié—, no es tu culpa que un loco actuara de esa manera. Gracias al cielo, tú y los niños, están bien. —La miró con detenimiento. — ¿No te hizo daño ese hombre verdad?
Madison observó a Alexander a los ojos e inhaló profundo.
—No, gracias al cielo estamos bien. —Presionó sus párpados dejando correr un par de lágrimas—, me duele tanto lo que le sucedió a la señora Alice. —Sorbió su nariz.
—A mí más —contestó con amargura—, la conocí cuando apenas ella tenía veinte años, era tan bonita. —Dibujó una escueta sonrisa en su rostro—. Desde que la vi por primera vez en la universidad, supe que me iba a perder por esa mujer, y que la amaría hasta el último día de mi vida, y así será—. Si no les importa deseo estar a solas.
—Lo entendemos —Alexander se acercó a su padre y lo abrazó con todo cariño, luego de llorar por unos minutos, el señor Adam se despidió de la pareja, se acomodó en su cama y cerró sus ojos, imaginando a su esposa en su mente—. Me vas a hacer mucha falta, cariño.
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Alison salió de la cocina sosteniendo una gran charola con vasos con café y los comenzó a repartir para que las personas se calentaran un poco más, observó ingresar a Isabella acompañada de María.
— ¡Alison! —la pequeña exclamó y la abrazó con fuerza. — ¿Cómo estás?
—Muy bien, con algo de frío —mencionó. — ¿Y tú?
—También, por fortuna Mike tiene un calentador en el piso y dormimos calientitas.
—Me alegra mucho, enseguida te traigo un poco de chocolate caliente.
—No es necesario, Ali, yo puedo ir por uno —Isabella intervino mientras buscaba con su mirada a Mike.
—Claro —Alison respondió, dándose cuenta—, voy a seguir llevando las bebidas —indicó a la pequeña.
Al ver ingresar a Mike de la bodega, Isabella acomodó su larga cabellera hacia uno de sus hombros y se retiró el gorro.
— ¿Me veo bien? —cuestionó a Alison.
—Sí —respondió con simpleza y prosiguió con sus labores.
Isabella tomó de la mano a María y se acercó a Mike.
—Hola, buenas tardes —comentó—, sigue haciendo frío —refirió.
—Así es, debieron quedarse en el apartamento, allá estaban mejor.
Isabella hizo un puchero.
—Quise venir a ayudarles. Veo que les están dando bebidas calientes.
—Optamos por que fuera algo caliente, el agua está muy fría, no queremos que se enfermen.
— Veo muchas cobijas, y hasta almohadas, ¿de dónde sacaron tantas cosas? —cuestionó.
—Las trajo un amigo de Alison y su esposa —expresó Mike.
Isabella frunció el ceño.
—No sabía que tuviera amigos de dinero. —Volteó a mirarla, viendo que lucía ropa sencilla, no llamativa.
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