Herederos para el Enfermo CEO romance Capítulo 87

— ¿Qué… ocurre doctor? —Madison preguntó sintiendo como sus manos temblaban con fuerza.

Alexander se aclaró la garganta.

—Háblenos con la verdad, cualquier cosa que sea, la enfrentaremos juntos —aseguró con la respiración agitada.

El médico tomó asiento e inhaló profundo.

—Estoy enterado de que están preparados, que ya hasta tienes tu testamento listo —expresó—, tú papá me lo dijo.

—Hay que estar preparados para todo, no los puedo dejar desprotegidos —refirió sintiendo los agitados latidos de su corazón.

El hombre ladeó los labios y sonrió.

—Tienes toda la razón, no importa en qué momento de nuestra vida sea, es importante no dejarles pendientes.

—Pero díganos por favor, ¿cómo se encuentra mi esposo? —suplicó—, no nos haga más larga la espera. —Liberó un par de lágrimas.

—Revisé todos tus estudios con detenimiento, los primeros que te hicimos, con los de la segunda vez que viniste y con estos terceros que te hizo…, la doctora Olivia —indicó—, en mi opinión hay factores que no se tomaron en cuenta, tu papá me informó sobre la muerte de tu madre. —Se tomó una pausa, para externar sus condolencias—, y el secuestro de tu esposa y tu hijo, por eso decidí retirarte un par de medicamentos, que ella te agregó.

— ¿Qué quiere decir? —preguntó Alexander.

—No encontré nada malo en tus estudios. —Sonrió—, no es que tu cuerpo rechazara el tratamiento, o que volviera la enfermedad, sufriste muchos cambios que no eran buenos para tu organismo, ni tu salud: el estrés, el insomnio, la angustia, no eran favorables, por eso las cefaleas, el mareo, apuesto a que no te alimentabas bien.

Madison y Alexander se abrazaron al escucharlo.

—Eso quiere decir, ¿que se encuentra fuera de peligro? —cuestionó Madison respirando agitada.

—Estamos a un paso de darlo de alta —puntualizó.

— ¿Y la fiebre que tuve hace unos días? —cuestionó sin comprender.

—Fue por tanto cambio en tu organismo —indicó—, volverás al primer tratamiento y seguirás al pie de la letra mis indicaciones.

—De eso yo me encargo —Madison tomó la palabra—, yo me encargo que siga cada una de sus indicaciones.

—Sin más que decir, firmaré tu alta —mencionó con cariño—, solo hazme un favor —solicitó.

— ¿Qué cosa? —preguntó.

—Mantén alejado de mí a tu papá —bromeó y se retiró.

Alexander limpió las lágrimas que escurrían sobre las mejillas de su chica.

—Ni una lágrimas más, y menos por mí, el resto de vida que me quedé me encargaré de que cada día que despiertes a mi lado sea inolvidable —susurró.

—Ya lo haces, desde el momento en el que decidiste luchar y no darte por vencido para seguir a mi lado. —Se acercó a sus labios y lo besó.

—Prometo que tendremos una vida plena.

—Te creo. —Se reflejó en sus verdes ojos y lo abrazó—, por fin podremos volver a casa.

***

New York, Estados Unidos.

Salió corriendo lo más rápido que podía entre las largas calles que había para llegar hasta la parada del autobús, con grandes zancadas, esperaba poder llegar hacia aquel accidente, del cual todo el mundo hablaba, sin imaginar que Alison podría estar ahí.

Justo cuando observó a gente merodear con curiosidad los alrededores de lo sucedida, comenzó a abrirse paso entre ellos, hasta llegar a la cinta amarilla que acordonaba el lugar, además que estaba siendo custodiado por oficiales.

Justo cuando intentó cruzarlo, se acercó un oficial

—No puede pasar —ordenó.

—Tengo un familiar involucrado, una pasajera —explicó.

El oficial alzó la cinta y le señaló con quién dirigirse.

—Busco a la señorita Alison Hilton —mencionó agitado, mientras su ágil mirada veía entre algunas personas que estaban sentadas, recargadas sobre un muro.

CAPÍTULO 87. ¿QUÉ QUIERE DECIR? 1

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