La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 161

El silencio en la mansión de la familia Campos era una enfermedad.

Se aferraba a los muebles caros y a las alfombras persas, un recordatorio constante del fracaso.

La cena transcurría en una atmósfera gélida. El desastre de InnovaDrive no era solo una pérdida financiera; había sido una humillación pública, transmitida en tiempo real en las pantallas de Bloomberg de todo el mundo.

Luis Campos dejó caer su tenedor sobre el plato de porcelana con un ruido seco que resonó como un disparo.

Valeria se estremeció.

—¡Nos has convertido en el hazmerreír de toda la ciudad! —gritó su padre, su rostro congestionado por la ira.

—Papá, por favor...

—¡No me pidas que me calme! —la interrumpió, poniéndose de pie—. ¡No solo perdimos dinero, perdimos credibilidad!

Señaló a Valeria con un dedo tembloroso.

—¡Esa mujer te usó de cebo y caíste como una novata!

—¡Alejandro también lo aprobó! —se defendió Valeria, su voz era un hilo tembloroso.

—¡Porque confía en ti! ¡Porque está ciego! —replicó Ángela Solís, su madre, con un veneno helado en la voz—. Pero el resto del mundo no lo está. Ven la verdad.

Valeria se encogió en su asiento, sintiendo el peso de su desprecio.

—Te ha superado en todos los frentes. En los negocios, en la sociedad... Te ha dejado en la sombra, Valeria. Y nos has arrastrado a todos contigo.

Las palabras de su padre fueron el golpe final.

Valeria se levantó, incapaz de soportar más.

—Necesito aire fresco.

Huyó del comedor, de sus miradas acusadoras, y se encerró en su habitación. Se arrojó sobre la cama, las lágrimas de rabia y humillación finalmente brotando.

Estaba destrozada. Había apostado todo y lo había perdido todo. Camila no solo la había vencido; la había aniquilado.

Su teléfono vibró sobre la mesita de noche. Un número desconocido.

Lo ignoró. No tenía fuerzas para hablar con nadie.

Pero el teléfono volvió a vibrar, insistente.

Con un gruñido de frustración, contestó, su voz era cortante.

—¿Bueno?