La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 197

El olor a cemento fresco y a pintura nueva se mezclaba con el aroma de la tierra húmeda del jardín.

Camila caminaba por los pasillos luminosos del edificio, su mano deslizándose sobre una pared de un blanco impecable.

No era una torre corporativa. No era un monumento al poder.

Era un centro de esperanza.

Su tío Ricardo, con el rostro curtido por el sol y una sonrisa que no le cabía en la cara, caminaba a su lado. Su empresa, Construcciones Elizalde, había pasado de estar al borde de la quiebra a ser un referente en el sector de la construcción sostenible.

Y este era su proyecto más preciado.

—La estructura principal está terminada. El ala de talleres estará lista el próximo mes, y la biblioteca, en dos —explicaba, su voz llena de un orgullo paternal.

Se detuvieron frente a una puerta de cristal. En la pared de al lado, unas letras de acero cepillado deletreaban un nombre.

Centro Comunitario y Tecnológico Inés Elizalde.

El corazón de Camila se llenó de una calidez que ninguna transacción multimillonaria podría igualar.

—Esto es gracias a ti, Cami —dijo su tío, su voz se quebró ligeramente por la emoción—. No solo salvaste a nuestra familia. Nos diste la oportunidad de construir un legado. De devolverle a la comunidad un poco de todo lo que nos ha dado.

Miraron a través del cristal.

Dentro, en un aula llena de computadoras de última generación, un grupo de unos veinte niños de un barrio de bajos recursos estaba completamente absorto.

Tenían entre ocho y doce años. Sus rostros estaban iluminados por el brillo de las pantallas y por la emoción del descubrimiento.

Una joven maestra los guiaba, explicándoles los fundamentos de la programación.

—...y si cambian esta variable, el personaje saltará más alto. ¿Ven?