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La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 195

El proceso fue una lección de humildad.

Alejandro no podía simplemente llamar a Camila. Su número seguía bloqueado. Y aparecer sin avisar ya no era una opción.

Tuvo que recurrir al único canal de comunicación que le quedaba: el oficial.

Llamó a la línea principal de Axon AI y pidió hablar con la asistente personal de la señora Elizalde.

La voz al otro lado de la línea era joven, eficiente y completamente impersonal.

—Oficina de la CEO, habla Mónica. ¿En qué puedo ayudarle?

—Mónica, habla Alejandro Alcázar. Necesito coordinar la entrega de un regalo para mi hija.

—Un momento, por favor.

Lo puso en espera. La música corporativa, una melodía insulsa y repetitiva, le taladró los oídos. Se sintió como un proveedor cualquiera, un mensajero esperando instrucciones.

La asistente volvió a la línea. Su tono era cortés, pero distante.

—Señor Alcázar, la señora Elizalde sugiere que envíe el regalo por mensajería a la dirección de su residencia. Ella se asegurará de que la niña lo reciba.

La humillación fue sutil, pero profunda. No querían verlo. Era una molestia que debía ser manejada a través de intermediarios.

—No —dijo él, su orgullo luchando por salir a flote—. Insisto en llevarlo personalmente. Es el cumpleaños de mi hija.

Hubo una pausa. Podía oír el tecleo de un teclado de fondo.

—De acuerdo. La señora Elizalde dice que puede pasar por la casa a las cinco de la tarde. Por favor, sea puntual. Su agenda está muy ocupada.

La llamada terminó.

Llegó a la barrera de seguridad de la exclusiva privada donde ahora vivía Camila cinco minutos antes de las cinco.

El guardia, un hombre corpulento con un uniforme impecable, detuvo su auto.

—Buenas tardes, señor. ¿A quién visita?

—Vengo a ver a la señora Camila Elizalde. Soy Alejandro Alcázar.

El guardia revisó su lista en una tableta. Su nombre no estaba.

—Un momento, por favor. Tengo que anunciarlo.

Levantó el intercomunicador. Alejandro esperó, el motor de su auto zumbando en el silencio. Vio a otros vehículos, de residentes, pasar junto a él sin detenerse.

Se sentía como un extraño, un intruso pidiendo permiso para entrar en un mundo que antes era suyo.

Nuestro precio es solo 1/4 del de otros proveedores

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