La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 78

Al día siguiente, Alejandro Alcázar cumplió su promesa.

Llevó a Valeria Campos a la villa del Dr. Benjamín Reyes. Era una reunión que había costado una cantidad considerable de capital político conseguir, una audiencia privada con el hombre más inaccesible del mundo tecnológico.

Valeria estaba nerviosa, pero exultante. Era su oportunidad de oro. Había pasado días preparándose, estudiando los trabajos del Dr. Reyes, ensayando sus respuestas.

Fueron recibidos en el estudio, el mismo lugar donde Camila había estado el día anterior.

El Dr. Reyes fue cortés, pero distante. Les ofreció té y escuchó con una paciencia casi clínica mientras Valeria exponía su experiencia y sus ambiciones.

—...y por eso, profesor, sería el mayor honor de mi vida convertirme en su estudiante —concluyó ella, su voz temblando ligeramente por la emoción.

Alejandro observaba en silencio, confiado. Valeria era brillante, encantadora y ambiciosa. ¿Cómo podría el profesor rechazarla?

El Dr. Reyes se tomó su tiempo para responder. Dio un sorbo a su té, sus ojos evaluando a Valeria por encima del borde de la taza.

—Señorita Campos —dijo finalmente, su voz era tranquila, pero cada palabra tenía el peso del granito—. He revisado su historial. Sus logros en la industria automotriz son... notables. Tiene usted una base sólida.

Valeria se iluminó, una sonrisa de triunfo comenzando a formarse en sus labios.

—Pero —continuó el profesor, y la temperatura en la habitación pareció bajar varios grados—, una base sólida no es suficiente para construir un rascacielos.

La sonrisa de Valeria vaciló.

—Su enfoque es pragmático, orientado al mercado. Admirable, en ciertos círculos. Pero carece de la curiosidad teórica fundamental, de la audacia para explorar lo desconocido que se requiere para trabajar a este nivel.

Se inclinó hacia adelante, su mirada era penetrante, implacable.

—Su conocimiento es bueno, pero no es suficiente. Lo lamento.