La Genio Anónima: Mi Esposo Firmó el Divorcio Sin Saber Quién Soy romance Capítulo 77

Esa noche, de vuelta en la casa de su familia, Camila se encontró con su abuela en la cocina. Doña Inés estaba preparando un té de hierbas, su rostro era una mezcla de amor y preocupación.

—Mi niña —dijo suavemente, sin mirarla—. Lo de hoy... con Alejandro.

Camila se sentó a la mesa, el cansancio de la noche finalmente alcanzándola.

—¿Todavía sientes algo por él?

La pregunta era directa, sin rodeos, como siempre lo era su abuela.

Camila miró sus manos, entrelazadas sobre la mesa de madera.

—No, abuela —respondió, su voz era un susurro firme y claro—. Ya no. El amor se acabó hace mucho tiempo.

Levantó la vista, y sus ojos se encontraron con los de su abuela en el reflejo de la ventana oscura.

—Estoy preparando los papeles del divorcio.

Doña Inés asintió lentamente, una expresión de triste alivio en su rostro. Dejó una taza de té humeante frente a Camila.

—Entonces es hora de que empieces a construir tu propio castillo. Ladrillo por ladrillo.

Más tarde esa noche, en la soledad de su antigua habitación, Camila no durmió.

Abrió su laptop y se sumergió en el trabajo que el Dr. Reyes les había encargado. Era un problema complejo, un nudo gordiano de teoría cuántica y criptografía que había mantenido despiertos a los mejores cerebros de su campo durante meses.

Las horas pasaron volando. El mundo exterior se desvaneció, reemplazado por la belleza austera de las matemáticas y la lógica. Llenó páginas virtuales con ecuaciones, sus dedos volando sobre el teclado. Era un lenguaje que entendía, un universo donde tenía el control absoluto.

Cuando los primeros pájaros comenzaron a cantar fuera de su ventana, finalmente encontró la solución. Una solución tan elegante, tan simple en su complejidad, que se echó a reír de puro alivio y satisfacción.