Las oficinas de Zenith Dynamics eran un hervidero de actividad. El proyecto conjunto con Axon AI estaba en una fase crítica, y las reuniones entre ambos equipos se habían vuelto una constante.
Camila y David Romero salieron del ascensor y se dirigieron a la sala de juntas principal.
Al pasar por una de las áreas de trabajo de cristal, vieron a un grupo de personas reunidas. En el centro, Valeria Campos platicaba animadamente con David, explicándole algo en una pantalla.
Junto a ellos, observando la escena, estaban Rodrigo Ibáñez y su amigo inseparable, Pablo Osorio.
—Tenemos que darnos prisa, la videoconferencia con el equipo de Múnich empieza en cinco minutos —dijo Camila, mirando su reloj.
Asintió y caminó directamente hacia el grupo.
—David, lamento interrumpir, pero es urgente —dijo, su tono era profesional y directo.
David se giró al instante.
—Tienes razón, se me había olvidado. Señorita Campos, si nos disculpa.
Valeria forzó una sonrisa.
—Por supuesto. El trabajo es lo primero.
Camila, sin dirigirle una sola mirada a Valeria, tomó a David del brazo y lo guio rápidamente hacia la sala de juntas.
Rodrigo Ibáñez observó la escena con una mueca de desdén.
—¿Viste eso? —le dijo a Pablo en voz baja—. Qué patética.
Pablo frunció el ceño, confundido.
—¿Qué cosa? Solo fue a buscar a su socio para una reunión.
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