¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 116

Punto de vista de Riven

“Debes estar bromeando”, comentó Emma.

Negué con la cabeza en respuesta.

“Pero ¿cómo es posible?”, preguntó.

“No lo sé”.

“¿No lo sabes? ¿Cómo que no lo sabes? Estamos hablando de Alfa Zaden. ¡No puedo creerlo!”. Emma estaba estupefacta.

¡J*der! Yo también seguía perpleja.

Lo había desafiado porque pensé que no aceptaría, pero, para mi sorpresa, había dicho que sí. Ahora tenía curiosidad de cómo planeaba completar mi desafío.

“¿Y si hacemos una apuesta?”, Emma preguntó emocionada.

“¿Qué apuesta?”.

“Creo que el Alfa ganará”.

“Imposible. Dijo que nunca había hecho este tipo de cosas, así que no creo que gané”, respondí con confianza.

“Ahí es donde te equivocas. No tienes idea de cuánto ha cambiado desde que te fuiste. Creo que sí lo hará por ti”.

“De todos modos, es conocido por ser rudo y despiadado. No me invitará a una cita frente a todos los miembros de su manada”.

“Por eso le voy a pedir a Lorcan que lo ayude. Quiero que gane”.

“No le pedirás a nadie que lo ayude”.

“¿Por qué no?”.

“Porque eso es trampa”.

“Mi querida mejor amiga, dime la verdad, ¿quieres tener una cita con él?”.

“Creo que sí”.

“Entonces no veo cuál es el problema. Quiero que gane el desafío para que ambos podáis tener una cita. De cierta manera, también te estoy ayudando a ti. Además, quiero que resolváis vuestras diferencias para que podáis vivir juntos”.

“Pero es demasiado pronto. Una cita no va a cambiar nuestro destino”.

“Soy optimista. Quiero pensar que, después de vuestra cita, haréis el amor y tendréis unos cachorros”.

“Madre mía, Emma. Qué exagerada”.

“No es cierto. Es mi fantasía. Quiero que tus cachorros y los míos sean mejores amigos”.

“Bueno, eso lo veremos”.

“Claro que sí”.

“¿Qué estáis haciendo, señoritas?”. Escuché la voz de Lorcan detrás de nosotras.

Se acercó y le dio un beso rápido en la mejilla a Emma.

“Nada. Voy a entrenar. Nos vemos luego”.

Me fui lo más rápido que pude porque no quería interrumpir su sesión romántica.

Punto de vista de Emma

“¿Qué pasó? ¿Por qué se fue de repente?”, preguntó mi compañero.

“Nada. ¿Dónde está tu hermano?”.

“No sé”, respondió con una adorable expresión de confusión en su rostro.

“Es que quería saber qué estaba planeando para Riven”.

“¿A qué te refieres? ¿Qué planes?”.

“No me sorprende que no lo sepas. Mi mejor amiga, tu Luna, lo desafió a invitarla a salir frente a todos”.

“¿Qué? ¡Es imposible! Apuesto que no aceptó”.

“Sí acepto”.

“¿De verdad? Entonces, va a perder”.

“Entonces, hazlo. ¿Por qué lo piensas tanto?”.

“Lo hice anoche, pero dijo que no”.

“Ya lo sé”.

“¿Cómo lo sabes?”.

“Bueno, solo digamos que me lo contó un pajarito”.

“Apuesto a que ese pajarito se llama Emma”. Se rio.

“Sí, por eso vine a ayudarte”.

“¿Qué sugieres?”.

“Deberías hacer algo que sea personal”.

“¿Qué quieres decir?”.

“Debes planear algo especial para ella. Ha estado muy ocupada estos días con el entrenamiento. Te sugiero que le prepares un baño tibio, cocines un almuerzo especial y luego la invites a salir”.

“¿Nada más?”.

“Sí, solo eso”.

“¿Estás seguro? Parece demasiado simple”.

“Lo sé, pero merece ese gesto dulce después de todo el duro entrenamiento”.

“Vale, creo que puedo hacerlo”.

“Está bien. Buena suerte, hermano”.

“Gracias, Lorcan”.

“Cuando quieras”.

Estaba haciendo esto por mí mismo. Después de todo, no quería dormir en el suelo, pero no lo dije en voz alta porque mi hermano no necesita saberlo. Esperaba que la convenciera para tener una cita o yo estaba condenado.