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Punto de vista de Riven
Escuché que se abría la puerta de nuestra habitación y me apresuré a terminar lo que estaba haciendo para saludar a nuestros amigos. Tuvimos que explicarles lo que había sucedido y por qué les habíamos pedido que vinieran.
“¡Madre santa!”, exclamó Liam.
Sacudí la cabeza y lo corregí. “Querrás decir m*ldita p*rra del infierno”.
Parecía que prefería mi analogía. “Kyle, te elegimos como nuestro ministro, así que nos gustaría que nos casaras ahora. La ceremonia de después solo será para armar un espectáculo para Delisia”.
No entendieron de qué estaba hablando, así que Zaden y yo tuvimos que explicarles nuestros planes para el resto del día. Sin embargo, solo los que estábamos en esta habitación podíamos saberlos.
Kyle se paró frente a mí y mi compañero mientras que los otros chicos se acomodaron a mi lado. En cambio, Lorcan y Jameson se pararon al lado de Zaden. Entonces Kyle comenzó a hablar con una voz firme y tranquila.
“Zaden King, ¿aceptas a Riven Adams como tu legítima esposa? ¿Para honrarla y respetarla? ¿Para ser su amigo eterno, su compañero de vida y su verdadero amor? ¿Para amarla sin reservas? ¿Para protegerla de todo daño? ¿Para consolarla en tiempos de angustia y crecer con ella tanto en mente como en espíritu?”. Zaden me sonrió con un brillo en los ojos y respondió: “Acepto”.
Luego Kyle me miró. “Y tú, Riven Adams, ¿aceptas a Zaden King como tu legítimo esposo? ¿Para amarlo y respetarlo? ¿Para ser su amiga eterna, su compañera de vida y su verdadero amor? ¿Para amarlo sin reservas? ¿Para protegerlo de todo daño? ¿Para consolarlo en tiempos de angustia y crecer con él tanto en mente como en espíritu?”.
Sentí una sensación familiar en mis ojos mientras una lágrima solitaria se abría paso por mi mejilla. “Acepto”.
Kyle unió nuestras manos derechas con una cinta blanca y dijo: “Ahora, estáis atados el uno al otro con un lazo muy difícil de romper. Usad estos momentos de unión antes de pronunciar vuestros votos para aprender lo que necesitáis saber, crecer en sabiduría y amor, fortalecer su matrimonio y hacer que su amor perdure”. Después de lo que se sintió como una eternidad, Mickey dio un paso adelante para liberar nuestras manos de la cinta.
Mi novio tomó mi mano izquierda con su derecha y pronunció sus votos. “Eres sangre de mi sangre y huesos de mis huesos. Te entrego mi cuerpo para que los dos seamos uno. Te entrego mi espíritu hasta que nuestras vidas terminen”. Deslizó el delicado anillo de oro sobre el tatuaje de alambre de púas rojo en mi dedo y continuó: “Te llevo en mi corazón a la salida de la luna y la puesta de las estrellas. Para amarte y honrarte a través de todo lo que pueda venir en toda nuestras vida juntos. Espero que, en todas nuestras vidas, renazcamos para encontrarnos, conocernos y amarnos de nuevo”.
Al principio, no estaba segura sobre usar los votos matrimoniales tradicionales, pero ahora se sentían hermosos y perfectos. Le respondí con las mismas palabras con la cara empapada de lágrimas. Estaba llorando de lo feliz que me hacía sentir este hombre que acababa de reclamar como mío de manera oficial.
“Entonces, os declaro marido y mujer”. Kyle miró a Zaden. “Puedes besar a la novia”.
Solo nos separaba un paso de distancia. Mi esposo se acercó, rodeó mi cuerpo con suavidad y me atrajo hacia él lo más cerca que pudo para que nuestros labios se encontraran. Fue un beso apasionado y esta misma pasión encendió la habitación en la que estábamos mientras una fuerte y cálida brisa nos rodeaba.
Sin embargo, las ventanas estaban cerradas. No era un viento común y corriente, era la misma brisa mágica que había sentido al intentar encender unas chispas cuando había descubierto mis poderes. Sentía que nuestra unión había sido bendecida por los cielos. Sonreí y lo miré a los ojos cuando se separó de mí. Me devolvió la sonrisa y apoyó su frente contra la mía. Entonces su voz hizo eco en mi cabeza mientras recitaba la promesa que estaba esperando escuchar: “Soy tuyo y tú eres mía para siempre”.
Los otros invitados pensaban que Zaden y yo todavía no nos habíamos casado. Jameson estaba seguro de que había un traidor entre nosotros y tenía los ojos puestos en una mujer.
“Madeline es una far darrig. La acogí hace mucho tiempo y ahora trabaja como psiquiatra en nuestra manada. No sé si está siguiendo las órdenes de alguien más, pero estoy seguro de que ella está detrás de todo esto”.
Había tanta gente aquí que no recordaba haber conocido a Madeline en persona. Estaba confundida porque en todos los libros que había leído describían a los far darrigs como seres parecidos a duendes, pero ellos siempre vestían un abrigo rojo y un sombrero de copa que hacía juego. Sabía que sonaba tonto, pero todas las leyendas venían de alguna variación de la verdad. Algunos decían que secuestraban niños mientras que otros contaban que tan solo creaban pesadillas que se adaptaban a los miedos de sus víctimas. Por lo que había soñado, me incliné más por la última opción.
“Las leyendas que he escuchado sobre los far darrigs son muy confusas. ¿Qué son con exactitud?”.
Jameson me miró con una expresión que me incomodó.
“¿Qué sucede?”, pregunté.
Imara se aclaró la garganta y respondió por él. “Un far darrig es un devorador de miedo. Crean pesadillas en la mente de sus objetivos para poder alimentarse del miedo que les causaron, pero también ansían comer la carne de las mujeres embarazadas”.
“¡Vaya! Y así trabaja en un hospital, ¡perfecto!”, exclamé en voz alta.
Todos en la habitación me miraron en silencio. El rostro de Zaden parecía estar lleno de emociones encontradas, como felicidad, miedo y confusión.
“¿Qué diablos os pasa, chicos? ¿Por qué me miráis así?”, pregunté impaciente.
Liam se puso de pie y se excusó para irse.
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