¡Por favor, sé mi pareja! romance Capítulo 163

Punto de vista de Zaden

Caminé a nuestra habitación, donde su aroma seguía fresco. No quería hacer esto, se sentía como si la estuviera engañando.

“Tenemos que hacerlo si queremos que nuestra compañera y nuestro cachorro estén a salvo”. Henrar trató de razonar conmigo.

“Ya lo sé, pero, incluso así, no estamos seguros de si este plan funcionará”, respondí.

“Funcionará. Me niego a dejar que mi compañera se entregue a la oscuridad”, gruñó.

Entré en la habitación y escuché el agua de la ducha corriendo. Debía ser ella.

Suspiré. Si las cosas no estuvieran así, habría entrado con ella en la ducha, pero no era mi compañera.

De pronto, la puerta se abrió y salió cubierta con una toalla. Era una vista muy tentadora. Mi cuerpo reaccionó al instante y cierta parte de mí cobró vida propia.

Sonrió cuando lo vio.

“Bienvenido, compañero. Luces frustrado y cansado. Deberías haber entrado conmigo”.

“¡No, gracias!”.

Puso los ojos en blanco.

“Vamos, soy tu compañera. Es mi deber atender tus necesidades”, dijo y soltó la toalla que rodeaba su cuerpo. Ver su cuerpo desnudo, que brillaba con unas pequeñas gotas de agua, fue suficiente para enviar toda la sangre de mis venas hacia abajo y hacerme pensar en enterrarme dentro de ella muy fuerte.

Cuando miré su vientre, noté un lindo bulto. Una pequeña sonrisa se formó en mis labios al darme cuenta de que era mi cachorro, el que Riven y yo habíamos hecho con amor.

Caminó hacia mí desnuda, pero mi mirada seguía fija en su vientre. Levanté la mano sin pensarlo y la coloqué sobre su abdomen para sentirlo. Podía sentir las vibraciones desde el interior. Mi bebé estaba creciendo.

“Nuestro cachorro gobernará junto a nosotros. Lo entrenaré para que sea el mejor. Puedo sentir que será muy poderoso”.

Podía oler su excitación, que estaba nublando mis sentidos. No obstante, no podía hacerlo con ella, al menos no hasta que regresara mi Riven.

Recordé lo que me había dicho Lillian: “No puedes acostarte con ella en esta condición. Se sentirá deseada y será mucho más difícil deshacerse de ella, bueno… quiero decir, será mucho más difícil derrotarla”. Volví a mis sentidos cuando puso sus manos sobre mi pecho con un toque seductor. Me alejé de ella al instante y caminé en dirección al baño.

“¿A dónde vas?”, preguntó.

“¿A dónde crees? Es obvio que voy a tomar una ducha”, respondí con mi voz libre de emociones.

“Puedes tomar una ducha después de que hayamos terminado”, sonrió con una expresión traviesa.

“Ya terminamos, Riven”, respondí frustrado.

Su sonrisa se deslizó fuera de su rostro y la reemplazó una expresión neutral, que era difícil de leer. A pesar de esto, me alegraba de que ya no estuviera sonriendo.

“Nunca ‘terminaremos’, somos compañeros”, dijo.

“Como digas”. Puse los ojos en blanco y entré en el baño porque no quería quedarme más tiempo con ella.

Si deseaba recuperar a mi compañera, tenía que controlarme.

Suspiré por enésima vez y me preparé para tomar una ducha helada. Tenía que usar toda mi fuerza de voluntad para mantener la compostura. No era un m*ldito adolescente que tenía una er*cción al ver a una chica cualquiera.

“Pero ella no es una chica cualquiera, es nuestra compañera”, dijo Henrar.

“Lo sé, por eso es mucho más difícil controlarme”, respondí.

“Tendré que conformarme por hoy”, comentó derrotado.

“¡¿Cómo?!”, pregunté confundido.

“Me conformaré con esa cosa asquerosa que siempre hacías en la ducha”, respondió.

Me reí y sacudí la cabeza.

“No, esperaré hasta que Riven regrese”, le dije.

Tras esto, no me volvió a molestar con sus est*pidos comentarios y dejé que mi mente divagara mientras pensaba en nuestro plan.