Leia Capítulo 93 com muitos detalhes únicos e culminantes. A série ¡Por favor, sé mi pareja! é um dos romances mais vendidos de Internet. O capítulo Capítulo 93 mostra a heroína caindo no abismo do desespero e da angústia, de mãos vazias, mas, inesperadamente, um grande evento acontece. Então, qual foi esse evento? Leia ¡Por favor, sé mi pareja! Capítulo 93 para mais detalhes.
Por fin había llegado el momento de partir. Me despedí de los ancianos, y les agradecí por todo lo que nos habían enseñado a mí y a los chicos a lo largo de este año. Todos habíamos pasado por mucho este último año y nos habíamos vuelto más unidos cada día que pasaba. Después, nos fuimos.
Estuve en silencio durante casi todo el viaje. Solo podía pensar en que volvería a ver a Zaden. Estaba atrapada en medio de decidir entre darle la oportunidad para que me explicara lo que había pasado o tratar de seguir adelante al lado de Cole. Por un lado, me había lastimado tanto que sentí que moría, pero, por otro lado, también había descubierto muchas cosas sobre mí misma.
No sabía qué iba a suceder cuando regresara, pero podía dar por sentado una cosa: iba a darle la oportunidad de que me explicara por qué me había engañado. Fue una decisión estúpida irme sin darle la oportunidad de explicarse. No quería adelantarme y darle otra oportunidad solo para terminar bajando la guardia. Sabía que a mis amigos no les gustaría mucho la idea, pero era mi decisión.
[N. del A.: A pedido del público, aquí está el punto de vista de Zaden. Esto podría cambiar vuestra imagen de él. Advertencia: su perspectiva podría confundiros un poco, pero tened paciencia].
Punto de vista de Zaden
“¡Zaden!”, ella gritó por mí. Podía verla acercándose a mí mientras que la lluvia que caía sobre nosotros me impedía ir más rápido para poder alcanzarla.
“¡No!”, exclamé a la misma vez que luchaba contra una fuerza invisible que me alejaba de ella. Observé cómo una mano asquerosa y viscosa rodeaba su garganta y una risa malvada llenó el bosque desolado mientras su expresión de terror se grababa en mi memoria. Entonces abrió sus suaves labios para decirme que me amaba por primera y última vez. ¡Ah! Solo yo sabía lo mucho que quería escuchar estas palabras de su boca, pero no escuché la dulce melodía que tanto necesitaba escuchar. La bestia que la tenía clavó sus garras en lo profundo de su cuello. Luego, en un rápido movimiento, sacudió su mano sobre su garganta y me la arrebató para siempre.
La fuerza que me sostenía aflojó su agarre y corrí para atraparla antes de que golpeara el suelo del bosque. Le di la vuelta para que me mirara mientras su sangre empapaba el suelo. Su piel se sentía tan suave como el día que la había conocido durante la cacería. Su cabello estaba manchado por un líquido negro que salía de sus heridas. Sus ojos, una vez hermosos, ahora estaban desprovistos de vida. Mi compañera se había ido, me la habían arrebatado para siempre. La tenía en mis brazos, llorando para que regresara a mi lado. Después de mucho tiempo, la acosté en el suelo mientras mi cuerpo se llenaba de una sensación de rabia hacia la persona que me la había quitado. De repente, mi lobo aulló por su compañera caída. Fue entonces que sentí unas chispas en mi brazo, pero no eran de amor. Era como si mi vida estuviera siendo drenada de mi alma. La oscuridad se extendía sobre mi cuerpo y mi corazón mientras veía a mi compañera muerta levantando la cabeza del suelo. Me miró fijo con los ojos sin ningún rastro de emoción y amor. “¿Por qué?”.
“¿Qué?”, le pregunté al ahora cadáver viviente.
“¿Por qué me dejaste morir?”. Su voz sonaba inexpresiva y vacía de toda emoción.
“No…”.
“¿Por qué estoy muerta, Zaden?”. Sus uñas se clavaron en mi piel y mi sangre se derramó por el suelo. Sin embargo, lo único en lo que podía pensar era en su rostro mientras su expresión vacía se transformaba en ira por mi fracaso. “¿Por qué morí, Zaden? ¿Por qué me mataste?”.
“Yo no… Lo intenté…”, tartamudeé.
“Todo esto es tu culpa”.
“¡No!”, grité.
“Es tu culpa que esté muerta”.
“¡No!”, grité de nuevo y desperté de mi pesadilla con una violenta sacudida.
Podía sentir los latidos de mi corazón mientras miraba alrededor de mi estudio. Levanté la mirada poco a poco y miré el reloj frente a mí. Eran casi las tres de la mañana. Debía haberme quedado dormido sobre mi escritorio cuando estaba trabajando en un tratado con dos Alfas de bandos opuestos que estaban en disputa por una tierra. De pronto, escuché golpes en la puerta de mi oficina. Me pasé las manos por la cara frustrado. Había estado teniendo pesadillas sobre perder a mi compañera durante todo un año. Intenté borrar su recuerdo mientras le decía a la persona que había tocado que podía entrar con una voz ronca.
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