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Siete Años para Olvidar romance Capítulo 21

El carro llegó a TecnoAgro Drones justo cuando la lluvia arreció, mucho más fuerte que hace un rato.

El estacionamiento de TecnoAgro Drones era al aire libre, y había un buen tramo desde donde uno bajaba hasta la puerta principal.

Oliver se bajó primero, abrió el paraguas y esperó a Vanesa. Cuando ella bajó, ambos caminaron juntos hacia la entrada, compartiendo el resguardo de la lluvia bajo el mismo paraguas.

Durante todo ese rato, ninguno pensó en Daisy.

Y es que, la verdad, una sola persona no puede proteger a dos con un solo paraguas.

La diferencia con la que Oliver trataba a cada quien ya ni siquiera sorprendía a Daisy. Dejó de molestarse en contar todas esas veces.

Daisy abrió la puerta del carro, dispuesta a correr bajo la lluvia. La distancia no era mucha, pero esa lluvia de otoño calaba hasta los huesos.

—Ayala, espérame tantito —gritó una voz a lo lejos.

Álvaro venía corriendo desde la entrada, paraguas en mano.

Se acercó hasta Daisy y le ofreció protección bajo el paraguas.

—Esta lluvia está brava. Si te mojas, seguro te resfrías —explicó Álvaro con un tono de preocupación—. Sobre todo ustedes, las mujeres, son más propensas a agarrar frío con este clima.

—Gracias, presidente Paredes —dijo Daisy, agradecida de corazón.

—No tienes que ser tan formal conmigo. Mira, la última vez me recomendaste ese doctor para mi esposa y fue lo mejor. Después de dos tratamientos, ya se siente mucho mejor. Dijo que cuando te viera tenía que agradecerte de verdad y que te invitáramos a cenar. ¡Justo hoy en la noche!

—Ay, señora Paredes es demasiado amable, en serio, fue solo un pequeño favor.

Ambos siguieron platicando y riendo mientras caminaban bajo el paraguas, y la escena parecía salida de un comercial de familia feliz.

Frente a la puerta, Vanesa y Oliver observaban la escena.

Vanesa, alzando una ceja, le soltó a Oliver:

—Ayala y el presidente Paredes se ven bastante cercanos, ¿eh? Así que por eso el presidente Paredes insistió tanto en verla antes de seguir negociando.

La frase venía cargada de doble sentido. Cualquiera que trabajara en una empresa podía captar la indirecta.

Pero Oliver ni se inmutó. Su reacción fue mucho más distante de lo que Vanesa esperaba.

Apartó la mirada, le entregó el paraguas a un guardia y se fue directo hacia adentro.

Vanesa, satisfecha con su reacción, sonrió con malicia y lo siguió.

Álvaro miró de reojo a Daisy, como esperando que dijera algo en su defensa.

Pero Daisy tenía la cabeza agachada, revisando el celular, sin que nadie supiera qué veía ahí.

Vanesa soltó una risa apenas perceptible, casi como un suspiro desdeñoso, dejando claro su desprecio hacia Daisy.

—Presidente Paredes, deberías pensarlo bien. Sabes que Grupo Prestige no anda buscando cualquier proyecto.

Vanesa se recargó en la silla, con la seguridad de quien está apostando todo a ganar.

Álvaro, por dentro, libraba una batalla.

TecnoAgro Drones necesitaba una inversión fuerte para seguir funcionando. Por eso buscaban financiamiento con urgencia: ya habían gastado una fortuna en investigación y desarrollo.

Vanesa lo sabía bien y justo por eso presionaba para quedarse con la mayor parte del pastel en el peor momento.

No cabía duda de que en los negocios cada quien busca lo suyo.

Pero si aceptaba el trato que proponía Vanesa, el futuro de TecnoAgro Drones quedaría en manos de los inversionistas. ¿Cómo sobreviviría entonces la empresa, si toda la ganancia quedaba en sus bolsillos?

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