POV NOEL
—Hola…
—Hola…
—¿Sucede algo? ¿Estás bien? ¿Valentina está bien?
—Sí, las dos estamos bien. Tú, ¿cómo estás?
—Cansado, pero ya estoy ordenando todo para ir a la casa.
—Si estás cansado, ¿no sería mejor que nos quedáramos aquí?
—NO —responde serio y tajante, lo cual me hace sonreír, pues la voz autoritaria de Demetrius Hills llegaba a ser, para mí, extrañamente, seductora y tierna al mismo tiempo.
—¿Estás seguro? Podríamos dejarlo para otro día.
—¿Tú no quieres salir?
—Hoy haré lo que tú desees.
—Yo deseo salir a bailar con usted, señorita Varksov
—Por favor, Demetrius, sabemos que es mentira. Tú solo lo haces por lo de la noche anterior —explico; y el exhala pesadamente.
—Solo quiero hacer algo que te guste.
—Me gusta que tú estés bien
—Entonces vamos a bailar porque eso me hace sentir tranquilo
—¿Por qué?
—Porque a ti te gusta y… quiero complacerla, señorita Varksov
—Bueno… —miro a Valentina y exhalo pesadamente.
—Valentina estará bien, Noel.
—¿Cómo supiste que…
—Exhalaste como cansada; eso quiere decir que estás preocupada.
—Vaya… ya me estás conociendo.
—Han pasado ya cinco meses, señorita Varksov…
—Y aún recuerdo nuestra primera cita
—Que esta noche sea para nosotros dos. Te aseguro que Valentina estará bien cuidada. Podemos contratar a otra enfermera más si…
—No, no, tranquilo. Emma es una muy buena enfermera. Es solo que casi siempre estoy con Valentina, aún es muy pequeña, me preocupa dejarla sola
—Te prometo que, si algo pasa, regresamos a la casa rápidamente. Le pediré a la enfermera que nos llame ante la más mínima preocupación
—Me estoy comportando como una aburrida, ¿no es así?
—NO, no, Noel. Solo está siendo una madre —precisa; y yo sonrío—. Volveremos temprano; lo prometo.
—Gracias…
—Cada vez más grande, mi amor —susurro al juntar nuestras narices; y ella sonríe (lo cual me derrite de amor y ternura) —. Dios, Valentina, eres mi vida entera, mi amor. Lo más lindo que tengo…, no tienes idea del amor que siento por ti. Te amo, mi vida… —musito; y ella lleva una de sus manos a mi boca—. Daremos un paseo antes de que Demetrius venga… —preciso; y ella sonríe—. Sí, mi amor, ya va a venir.
POV DEMETRIUS
—Han pasado más de cinco meses, Sophia. Casi seis… y… esto está resultando más difícil de lo que alguna vez imaginé —confieso al colocar el ramo de flores sobre la lápida de mi mujer—. Ella… no parece ser una mala persona, Sophia…, y eso lo hace un poco difícil. Perdóname si te estoy fallando, amor. Perdóname si me muestro débil y a veces quiero retroceder en esto, pero te prometo que no lo haré, ya que tu recuerdo y el de mis hijos son más fuertes. Te prometo que cumpliré la promesa que te hice antes de que partieras; no importa quién salga dañado aquí. Te prometo que destruiré a Varksov y su familia —exhalo mientras limpio mis lágrimas—. Hoy tenemos otra cita —le cuento a mi esposa mientras me siento en el césped—. Hoy…, hoy debe pasar, ya no puedo seguir alargando el tiempo; ella podría sospechar o no lo sé, pero debe suceder hoy.
Me quedo en silencio unos largos minutos.
—Quisiera dejar a la niña fuera de todo esto —confieso sin más; y siento que estoy traicionando a mis hijos—. Sí, Varksov no lo hizo con nuestros bebés, amor, pero… DIABLOS —reniego—, la estoy viendo crecer, Sophia. Es inevitable que no sienta algún tipo de compasión por esa bebé. Lo sé, lo sé, mi amor, y lo siento. Yo no debería tener ningún tipo de contemplación con nadie de esa familia; LO SÉ. Solo digo que es difícil, pero te prometo que cumpliré mi palabra. Ya solo falta un poco más de seis meses para que nuestra venganza esté hecha, para que ya todo se haya acabado. Cuando eso suceda, vendré aquí, mi amor, te pondré tus flores favoritas, a nuestros bebés igual —señalo al ver el nombre de mis hijos en la misma lápida de mi esposa y me es imposible no quebrarme en llanto—. Después de ese año, por fin estaremos juntos, Sophia. Tú, mis bebés y yo. Ya no tengo nada más que hacer aquí. Después de ese año, ya no tendría otro propósito por el que vivir, así que después de ese año…, después de ese año, solo quiero ir a donde sea que estés tú y nuestros hijos. Es lo único que deseo, verlos una vez más, abrazarlos una vez más y decirles lo mucho que los amo y, si la eternidad existe, entonces solo quiero tenerlos conmigo por siempre y nunca más dejarlos.
Quiero llorar más, pero no me lo permito, ya que no podía llegar así a la casa, así que me limpio las lágrimas, beso la lápida de mi esposa e hijos, me pongo de pie y me marcho del lugar en el que reposaban sus restos.
Luego de 10 minutos, llego a la casa. Me quedo en el auto, tratando de recomponerme por completo y, cuando lo hago, salgo por fin y me dirijo a la entrada cuando, sorpresivamente, la puerta es abierta de un momento a otro.
Cuando eso sucede, veo a la mujer con la que he estado saliendo todos estos cinco meses, con su hermosa hija en brazos y, cuando la pequeña me ve, no hace más que sonreír mucho y estirar sus pequeños bracitos hacia mí mientras abre y cierra sus manitos desesperada por querer soltarse del agarre de su madre; parece como si estuviese bailando, pero lo único que quería, para mal mío, era venir hacia mí.
—Ya, mi amor, tranquila, tranquila —le pide Noel al traerla hacia mí.
Ante ello, solo dejo mi portafolio en el césped y voy a su encuentro algo dudoso, pues el haber estado visitando a mi familia, minutos antes, aún me tenía afectado.
—¡Valentina! ¡mi amor! —se ríe Noel, cuando la pequeña de cinco meses y medio se ha lanzado a mis brazos en la primera oportunidad que tuvo.
—¡La tengo! La tengo… está bien, está bien…
—Dios… esta niña me va a matar de un susto cualquier día
—Ella está bien, ella está bien —digo al mirar al pequeño ser que tengo en brazos, quien no ha dejado de sonreírme—. Hola, Valentina —pronuncio; y ella se alegra mucho más para después hacer algo a lo que, lamentablemente, ya me había empezado a acostumbrar: sus abrazos.
En ese momento, quiero llorar, dejar todo el plan atrás y decirle a la mujer que tome a su hija y se vayan de mi casa para que yo no les pudiera hacer daño; no obstante, algo me detenía y eso me preocupaba, ya que era consciente de que no solo era la venganza que tengo pendiente por mis hijos y mi esposa, sino que era algo más, algo que no me podía permitir, algo que no debía suceder.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una madre soltera para el CEO millonario