POV DEMETRIUS
—Demetrius, siento que tropezaré…
—¿No confías en mí?
—Nada de eso…, pero… ya tengo mucha curiosidad de saber en dónde estamos
—Solo unos pasos más, Noel…
—Estamos en césped, ¿no es así?
—Sí es césped
—¿Un parque? ¿Una…
—Aaaahhh —grita nuestra hija; y los dos reímos
—Valentina está emocionada. Le gustó lo que vio. Yo también quiero verlo, ¿qué es? ¿Ya puedo quitarme la venda?
—Eres muy impaciente, Noel… —susurro divertido al comenzar a desatar la venda de sus ojos—. ¿Preparada?
—Y muy ansiosa…
—Entonces no te haré esperar más.
Le doy un beso en su cuello y termino por quitarle la venda.
—Ya puedes abrir tus ojos —preciso; y ella lo hace lentamente.
Cuando lo hace por completo, veo la sorpresa en su expresión y en su mirada. Lleva sus manos a su boca y, aun así, puedo saber que ha empezado a sonreír. Noel empieza a dar pequeños saltitos sobre su lugar y luego, se gira para mirarme.
—Demetrius… —susurra mi nombre de aquella manera especial que tanto me gustaba; era de los mejores placeres de los que pudiese disfrutar.
Sus ojos azules se cristalizan y yo, de inmediato, llevo mis manos a sus mejillas para acariciarla. Ella me abraza muy fuerte y después, nos besamos.
—Demetrius…
—Bienvenida a nuestra casa, señora Hills —repito lo que decía en el enorme cartel que había mandado a colocar y en el cual había una foto de los tres (una de las muchas que teníamos).
—No puedo creerlo…
—¿Te gusta?
—Es hermosa —expresa emocionada.
—Pero… ¿por qué lloras, Noel? —interrogo divertido; y ella sonríe.
—Solo estoy muy feliz…
—Aún no está decorada por completo. Quería mostrártela cuando todo hubiese estado listo, pero… sentí que esta noche era perfecta para hacerlo
—Y no te equivocaste
—¿Quieren entrar a verla?
—Estamos muy ansiosas. ¿Acaso no ves a nuestra hija querer bajarse de su cochecito para destrozar lo que sea que esté ahí adentro?
—Su habitación es la única que está completamente lista.
—Entonces empecemos por esa.
—Como desees.
Le doy un beso y después, tomo a Valentina de su cochecito y la coloco sobre el suelo. Noel y yo tomamos cada una de sus manitos y así entramos. Les muestro cada espacio de la casa que había comprado especialmente para ellas, una en la que pudiesen ir a cualquier lugar sin restricciones, una en la que cada espacio había sido decorado pensado, solamente, en ellas.
Les muestro la sala, la biblioteca, la enorme cocina (ya que sabía que Noel disfrutaba de preparar postres y comidas), la oficina, el cuarto de música, el cuarto de juegos, la pequeña salita de estar con la chimenea. Luego, les muestro las habitaciones. A Valentina le gustó cada juguete que había en su cuarto, así que nos quedamos como una hora jugando a su lado.
Finalmente, conocimos nuestra habitación; y ahí los tres nos echamos sobre la cama.
—Todo esto parece un sueño
—Pienso lo mismo. No quiero despertar
—Gracias, Demetrius
—Gracias a ti…, gracias por haber llegado a mi vida, Noel, y… por no haber venido sola —miro a Valentina y le doy un beso—. ¿Te gustó, nena?
—Paaa… pa
—Sí, mi nena…, soy tu papá. Eres mi hija, eres… Valentina Hills.
—Te amamos, Demetrius…
—Noel…
—No es necesario que tú lo digas…, solo quería que supieras lo que sentimos por ti, pero no te sientas obligado a decirlo solo porque… yo lo dije primero. ¿Está bien?
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