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Una madre soltera para el CEO millonario romance Capítulo 35

POV DEMETRIUS

No podía creer todo lo que me había pasado, pero, sobre todo, no podía creer la forma en la que sufrió Noel al enterarse de mi muerte de minutos. Maximun me contó a detalle la forma en la que reaccionó cuando el médico les dio la noticia a los tres. Tan solo de imaginarla desesperada, gritando y mordiendo al médico para poder verme me hacía sentir… mal por haberla hecho pasar por algo así. No obstante, también me daba risa el imaginarla arañando y mordiendo al cirujano para poder entrar a mirarme y cerciorarse por ella misma de que todo era verdad.

A pesar de todo ello, lo que más me importaba era el hecho de saber lo mucho que ella… me amaba. Noel Varksov verdaderamente me amaba y yo tenía que reconocer que… también sentía lo mismo. La amaba y amaba a nuestra hija, quien, en unas horas, al igual que su bella madre, cumplía años. Valentina cumpliría su primer año y Noel, 26. Tenía que sorprenderlas.

—¡Demetrius!

“Y ahí va otra vez”

—El médico dijo que no podías sobre esforzarte. Por favor, entiende eso

—Noel ya estoy bien. Además, solo ha sido un momento.

—Demetrius Hills, vuelve a tu silla —señala muy seria; y yo sonrío.

—Quiero ayudar. Quiero una foto con mi hija adornando nuestro primer árbol de navidad juntos —señalo; y ella relaja su gesto.

Exhala pesadamente, me mira y, no muy convencida, asiente.

—Debes relajarte un poco más, mi amor —susurro al llegar a su lado, tomar sus mejillas y besarla.

—Solo quiero que estés bien

—Estoy bien

—El médico dijo que debías estar en reposo dos meses

—Eso no significa estar en cama, Noel

—Estás en silla de…

—Tampoco en la silla. El doctor me dio 2 meses de descanso, pero no fue tan extremo como lo estás siendo tú

—Solo quiero que estés bien, Demetrius

—Lo estoy, Noel. Estoy bien.

La abrazo por un largo rato y luego, vamos hacia donde estaba nuestra hija (quien jugaba con los adornos del árbol). Valentina estaba muy entretenida seleccionando cada cosa por su color.

—¿Sabes? Tú me haces renegar más que Valentina

—Eres una ogra gruñona

—Demetrius —se queja entre risas cuando la he abrazado para acabarla a besos.

Oigo a Valentina reírse por lo que hago y eso me hace sentir orgulloso de mi bebé.

—¡No puedo creerlo! ¡Los dos son tal para cual! —acusa mi esposa; y yo río.

Después tomo a mi bebé y la coloco sobre mis piernas.

—¿Quieres ser un avión? ¿Quieres ser un avión?

—Aaaaaahhh… —ríe mi hija; y yo la levanto

—Demetrius…

—Solo es un poquito de fuerza, Noel. Estoy bien.

—Eres muy terco, ¿lo sabías?

—Te amo, ¿lo sabías? —contesto al mirarla; y ella sonríe a regañadientes—. Las amo a las dos.

—Eres imposible.

Me da un beso y yo la abrazo.

—Veo que no he venido en un buen momento —oigo la voz de Max y lo miro.

—Maximun…

—Demetrius…, Noel…

—Hola, Maximun —saluda mi esposa— Y mi ahijada preciosaaaaa —alarga mi amigo al tomar a mi hija en sus brazos para hacerle cosquillas.

—Debo hablar con Maximun en privado.

—No demoren mucho. El almuerzo ya está listo.

—Te lo prometo.

La beso y luego voy con mi amigo al despacho.

—Te escucho —articula Maximun cuando se ha sentado.

—¿Cómo están mis ahijados y Catalina?

—Mis hijos, extrañándote. Eres su tío favorito. Y Catalina sigue diciendo que tienes a un ángel en tu casa.

—Sí, tengo a dos ángeles.

—¿Ya desististe de todo?

—Desde que desperté y la vi a mi lado.

—Me alegra escucharlo. Noel no merecía tal cosa y tú…, tú mereces la oportunidad de volver a amar.

—Lo hago, las amo. Son mi familia ahora…, mi vida, Maximun

—Lo sé, hermano.

—Bueno, te mandé a llamar porque quiero comunicarte lo que haremos en una semana.

—¿Se trata de Vi?

—Hoy se cumple el plazo.

—¿Qué plazo?

—¿Recuerdas cuando Vi fue a mi oficina?

—Sí, claro

—Hice un trato con él, un trato del que… fui un… completo imbécil, Maximun.

—¿Me dices en qué consiste? —pregunta; y yo asiento y le cuento todo.

—Te golpearía ahora mismo y te regresaría a la clínica, ¿sabes?

—Me avergüenzo de ello

—Y DEBERÍAS —señala muy serio—. No puedo creer que hayas llegado hasta ese extremo por tu venganza, Demetrius. Puedo entender lo de Noel, pero meter a Valentina…

—MAXIMUN —interrumpo molesto—. AMO A MI HIJA. ¡FUI UN IDIOTA! ¡LO SÉ! NO TENGO PERDÓN POR LO QUE PRETENDÍA HACER, pero ahora solo quiero protegerla y SÍ. TENGO MIEDO DE QUE ALGO LES PASE.

—Debemos neutralizar completamente a Renn Vi, a su estúpido hijo y todos sus hombres. Dios… no puedo creerlo.

—Amo a mi hija, Maximun —señalo una vez más; y él me mira—. Estoy muy arrepentido por haber hecho ese maldi to trato. No tengo perdón, pero ahora solo me preocupa proteger a Valentina. Jamás me perdonaría si algo le pasara. ELLA ES MI VIDA, MAXIMUN. Me muero si algo le pasa.

—Es la primera vez que te veo tan preocupado.

—Amor, el almuerzo ya está listo…

—Iremos en seguida.

—Entonces terminaré de colocar la mesa.

—Te amo

—Igual yo —sonríe; y después, se va.

—Se aman —comenta Maximun

—Mucho.

—Bueno, entonces, ¿qué tienes planeado para los Vi?

—Acabarlos. Acabar con todos

—Entendido. Mezzla será el primero

—NO. A Mezzla no lo tocan

—¿Por qué? —cuestiona muy serio.

—Porque a pesar de todo, es el padre biológico de Valentina.

—Pero ese hombre…

—SOLO no quiero que mi hija me reclame el haber ase sinado a su padre biológico.

—Demetrius, Mezzla la quiso… m atar

—JAMÁS, JAMÁS PERMITIRÍA QUE ESO SUCEDIERA.

—Debes pensarlo mejor.

—No hay nada que pensar.

—DEMETRIUS, NO ESTOY DE ACUERDO

—Lo hago por Valentina. Solo por ella. Yo… no podría vivir tranquilo si ella, en algún momento, me reclama el haber terminado con la vida de… Mezzla Vi.

—Estoy seguro de que, si a Valentina no le dicen nada, ella estará bien

—Pensé en hacer eso, pero la verdad siempre sale a la luz y mi hija necesitará una explicación más adelante por si surge algún rumor. Solo no quiero dañar a mi hija, Maximun.

—Creo que debes hablarlo con Noel.

—También lo haré.

—Que sea antes de atacar la mansión Vi.

—Así será.

—Bueno, vamos por ese almuerzo.

—Claro…, Noel cocina maravillosamente. No sabes cuánto amo su comida; es la mejor que he probado en toda mi vida.

—Vaya, Noel no solo ha conquistado tu corazón, sino también tu estómago y paladar.

—Es la mejor, ¿no crees?

—Para mí, la mejor es Catalina —señala; y yo asiento.

Luego salimos y vamos a la mesa.

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