POV NOEL
Camino bajo la lluvia, aún sin poder creer en cada una de las palabras que había escuchado. No podía creer que él pudiese haberme tratado de aquella manera, no podía creer que una persona así se escondía tras el cariñoso hombre con el cual había pasado uno de mis mejores cumpleaños, con el que… por primera vez, me vi pasando mi vida a su lado, no podía.
—Tonta…, tonta, Noel, tonta. Siempre es así…, siempre se burlan de ti…, siempre, siempre —repito al tiempo en que me voy deteniendo.
Había salido corriendo de la sala hacia el jardín, pero no me detuve ahí, sino que seguí corriendo con todas mis fuerzas hasta que las energías se me agotaran para no pensar en lo que había sucedido. Ahora…, ahora estaba en campo abierto. Voy hacia el frondoso árbol solitario y me recuesto en él para continuar llorando. Me arrodillo y sigo pensando en cada palabra hiriente que salió de sus labios, aquellos labios que me habían regalado lso mejores besos, pero que ahora me habían herido como a nadie en el mundo.
—Sophia… —repito el nombre de ella; y lloro mucho más— Sophia, SOPHIA, ¡SOPHIA! ¡SOPHIA!... Sophia… Nunca me amó…, solo amó a… Sophia… Soy una tonta, una completa tonta…, ahora entiendo todo, ahora entiendo por qué estaba así. Seguro ya se había cansado de mí. ¡TONTA, NOEL! ¡TONTA, NOEL!
—Claro que no. Tú no eres tonta, Noel
Me asusto al escuchar esas palabras y abro mis ojos para ver al hombre de ojos verdes parado frente a mí, completamente empapado y observándome con tristeza.
—Me… me… Mezzla…
—Noel…
—NO…, NO TE ATREVAS A TOCARME
—Noel…, no pienso hacerte daño
—¡ALÉJATE! ¡¿QUÉ HACES AQUÍ?! ¿CÓMO ENTRASTE?
—Vine a ver cómo estaban mi esposa y mi hija. ¿Y cómo entré?... pues como sea con tal de verlas
—CÁLLATE
—Noel
—¡NI TE ATREVAS! —exclamo al ver que tenía la intención de tomar uno de mis brazos— Ni te atrevas a poner si quiera uno de tus dedos en mí.
—Noel
—¡VETE! ¡Vete de aquí!
—No lo haré
—Me diste tu palabra. Dijiste que, si iría a ese encuentro, tú… tú nos dejarías en paz
—No iba a poder hacer eso, Noel. Eres mi esposa y tenemos una hija
—¡MENTIRA! ¡¿HIJA?! ¡¿QUÉ HIJA, MEZZLA?! ¡¿LA QUE ENTREGARÍAS A TU PADRE PARA HACER NO SÉ QUÉ COSA CON TAL DE MOLESTAR A MI PADRE?!
—Noel
—¡ALÉJATE! ¡NO LO REPETIRÉ UNA VEZ MÁS!
—No me iré de aquí dejándote así, Noel
—¿Ahora finges preocuparte por mí? ¿Qué pretendes ahora?
—Nada, Noel…, nada
—Vete…
—No lo haré
—¡Vete, Mezzla! —lloro más— ¡No tengo ánimos de hablar contigo! ¡Vete! ¡Vete ya!
—Supe lo que te pasó
—¿Y por culpa de quién? —lo miro acusatoriamente— ¿Acaso crees que no sé que fuiste tú quien lanzó ese ataque al despacho de Demetrius?
—No creí que tú estuvieras ahí, Noel. El ataque era para Hills
—Para quien fuera, Mezzla.
—Lo hizo por protegerte
—¡YA BASTA! ¡DEJA DE MENTIR! ¡ESTOY CANSADA! ¡ESTOY CANSADA DE TI! ¡ESTOY CANSADA DE DEMETRIUS! ¡ESTOY CANSADA DE LOS DOS!
—Solo quiero salvarte, Noel
—¡¿Salvarme de quién, Mezzla?! ¡TÚ trataste de ase sinarme!
—Lo admito, fui un tonto, Noel. Pero ya no quiero ser así. Quiero recuperarte…, quiero recuperar a nuestra hija…
—¡TÚ NO TIENES NINGUNA HIJA!
—Esa niña es mi hija, Noel. LLEVA mi sangre
—¡No me importa eso! —me pongo de pie—. Tú no te acercarás a Valentina jamás. Yo no lo permitiré.
—Noel…
—APÁRTATE… ¡ALÉJATE! ¡NO TE ACERQUES A MÍ!
—Noel…
—Ni un solo paso más, Mezzla
—Solo quiero consolarte
—¡YO NO NECESITO TU CONSUELO! ¡VETE!
—Noel…
—Aléjate, Mezzla —amenazo al seguir dando pasos hacia atrás
—¿En serio crees que te haría daño?
—Ya lo intentaste antes, ¿por qué no lo creería? Tengo razones suficientes para hacerlo
—Noel
—¡Aléjate he dich…
—¡Noel!
—¡Suéltame!
—Te lastimaste tu tobillo…
—¡Suéltame! ¡Aléjate de mí! ¡No te quiero cerca!
—Se ve muy mal…
—¡YA BASTA, MEZZLA! ¡DEJA DE FINGIR! ¡YA NO SOY TAN TONTA COMO PARA CREER EN TI! Estuve ciega por ti, por muchos años, PERO YA NO MÁS.
—Quiero ayudarte, Noel
—Basta…., ya vete por favor. Te lo estoy pidiendo: VETE. No tengo ánimos de hablar con nadie
—No me gusta verte llorar, Noel
—¡VETE!
—¿Qué te hizo, Hills?!
—¡Ya basta! ¡No te quiero oír, Mezzla! Vete por favor —suplico al tiempo en que comienzo a recordar a Demetrius y sus palabras—. Quiero que te vayas, quiero estar sola…
—¿Qué te hizo, Noel?
—Vete… quiero estar sola…
—Noel —siento una de sus manos en mis mejillas y la aprto de inmediato—. Está bien, no te tocaré, pero necesito que me digas qué te hizo ese hombre, Noel
—No es asunto tuyo, vete
—SÍ ES MI ASUNTO. Se trata de mi esposa
—Tú y yo nunca nos casamos
—Nos comprometimos, Noel
—Tú nunca me amaste, Mezzla
—Te equivocas. Sí lo hice, te amé, Noel, y estoy segura de que eso lo sabes
—¡MENTIRA! ¡SOLO ME USASTE! ¡NO MIENTAS! ¡ME USASTE POR ÓRDENES DE TU PADRE!
—No lo negaré, pero me enamoré de ti, Noel. Terminé enamorándome de ti y tú lo sabes. Siempre fui un mujeriego, pero cuando estuve contigo, jamás toqué a otra mujer
—No em interesa escucharte. El que te hayas enamorado de mí o no, no cambia nada tus primeras intenciones.
—Te amo, Noel —susurra; y yo empiezo a reír irónica mientras niego con mi cabeza.
—Ya no soy la misma idio ta de antes, Mezzla —señalo al verlo furiosa.
De pronto, recuerdo que eso era mentira, ya que sí seguía siendo una i diota. Me había dejado ilusionar fácilmente por un hombre que parecía todo un caballero, pero el cual resultó ser alguien muy distinto a lo que imaginé.
—Por favor, quiero que te vayas
—No me iré
—¿Por qué? —cuestiono fastidiada; y él me observa de aquella misma manera en la que me conquistó… con su mirada tierna y reconfortante, pero ahora no creía en ella porque conocía bien al hombre y no era de fiar.
—Porque debo contarte algo.
—No creo que haya algo que debas contarme.
—Te equivocas. Sí la hay, por eso estoy aquí, porque es importante, porque se trata de ti y de nuestra hija
—¡Aléjate! ¡Tú… tú no te llevarás a Valentina! —exclamo alterada y me vuelvo a poner de pie para regresar a la casa y ver que mi bebé estuviese bien.
Sin embargo, siento un fuerte agarre en mis brazos, el cual me detiene
—¡SUÉLTAME!
No lo creía capaz de hacer un trato tan vil como el que Mezzla estaba describiendo, no lo creía capaz de tan siquiera intentar alejarme de mi hija, no lo creía capaz de hacerle algo como eso a Valentina, de abandonarla en los brazos de un hombre tan vil como el que tenía frente a mí, no lo creía, pues él mismo había dicho que la amaba, que la amaba mucho…, que era su hija y… nadie podría hacerle eso a un hijo.
—Estoy diciendo la verdad, Noel. Él solo las utiliza. Él me regresará a Valentina pronto y a ti… a ti no sé qué te hará
—Estás mintiendo. ¡ESTOY SEGURA DE QUE ESTÁS MINTIENDO! EL JAMÁS HARÍA UNA COSA DE ESAS
—¿Cómo estás tan segura de ello?
—PORQUE LO SÉ. PORQUE ÉL AMA A VALENTINA. ÉL NO TE LA ENTREGARÍA
—Solo quiero protegerlas, Noel
—¿Mintiendo? Ya te lo dije, Mezzla. No soy la misma ilusa que conociste hace años —concluyo; y vuelvo a girarme para continuar con mi camino.
—Tengo pruebas, Noel… —dice de pronto; y yo me detengo en seco—. Pruebas irrefutables de lo que digo.
—Mentira, eso no puede ser cierto porque Demetrius no se atrevería a una maldad como esa.
—Entonces tú decides si venir aquí y ver lo que te tengo que mostrar o regresar a esa casa y seguir exponiendo a nuestra hija a…
—MI HIJA
—O de seguir exponiendo a Valentina a ese hombre.
—No puedes estar diciendo la verdad.
—Solo mira lo que tengo
—LO HARÉ…, pero solo para ver hasta dónde eres capaz de llegar con tus mentiras
Vuelvo a girarme y me acerco cuidadosamente a él. Mezzla saca su celular y me lo entrega.
—¿Qué es?
—Un vídeo. Es del día en el que fui a su oficina y cerramos el trato que él propuso —explica con mucha seguridad; y ello me hace temer.
Siento una extraña sensación en mí. Siento miedo de ver la pantalla de su celular, siento miedo de ver lo que encontraría y de lo que me enteraría…
«No, no hay nada que temer, Noel», me digo en silencio.
«A pesar de lo que ha pasado con él…, estoy segura de que Demetrius no sería capaz de tal cosa, así que todo se trata de otra mentira más de Mezzla»
—Míralo, Noel
—Eso es lo que haré.
Miro la pantalla y lo primero que veo es la imagen de Demetrius en ella. Después, le doy a reproducir al vídeo y la escena que veo es impactante para mí. Demetrius y Mezzla en lo que parecía ser la oficina de Demetrius. Ellos empiezan a hablar y yo subo el volumen del móvil, debido a que la lluvia no me dejaba oír bien. Estoy atenta a su conversación cuando de pronto… escucho a lo que me resistía a creer. Estoy incrédula ante cada una de las palabras que salían de cada uno de los dos hombres del vídeo, pero sobre todo de él…, del hombre de los ojos grises, aquel que me había dicho que me amaba, pero que resultó siendo una mentira, aquel que dijo que había sido su acto caridad, pero que más allá de ello, parecía esconderse otra verdad, ya que no cualquiera se tomaría la molestia de hacer tal trato por una mujer cualquiera.
“Lo que escuchó. No quiero perder el tiempo. En un año, le devolveré a su hija para que usted haga con ella lo que quiera.”, dice Demetrius y, en ese momento, mi corazón retumba fuerte al tiempo en que siento que todo esto ha de tratarse de una pesadilla.
Yo… yo no pude haber estado engañada de tal manera, yo…
—¡VALENTINA! —exclamo preocupada al soltar el celular y correr hacia la casa, ya que mi preocupación de madre se había hecho presente de forma inmediata.
—¡NOEL! ¡ESPERA!
—¡VALENTINA! ¡VALENTINA! ¡SUÉLTAME!
—¡NOEL! ¡NO! ¡MÍRAME!
—¡Suéltame! ¡Debo ir a ver a mi bebé! ¡Ella… ella… ella podría estar en peligro! —digo entre lágrimas, producto de la enorme decepción, la cual había empezado a devastarme.
No podía creer que haya estado tan engañada por aquel hombre al que le entregué mi amor sincero, no podía…
—¡Noel! ¡No!
—¡Déjame! ¡Debo ir a ver a mi hija!
—¡No, Noel! ¡Debes escucharme!
—¡Mi hija!
—Si regresas, ¿qué harás?
—No dejaré que él te la entregue. Ninguno de los dos la tendrá —prometo entre lágrimas.
—Noel, es necesario que me escuches. Los planes de Hills cambiaron
—¡No me importa! ¡Solo quiero ver a Valentina y llevarla muy lejos de ustedes dos!
—¡NOEL! ¡YA BASTA! —toma mis brazos con fuerza y me sacude— ¡REACCIONA! ¡DEBES ESCUCHARME! Demetrius Hills ya no me quiere devolver a la bebé
—¿Qué?
—Ahora quiere ser él quien se encargue de ella
—¡NO! ¡Valentina! ¡Debo ir por ella!
—Si vas ahora, no podrás hacer nada. Hills jamás las dejaría salir. Debes escucharme, Noel. Si quieres salvar a nuestra hija, debes escucharme.

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