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Una madre soltera para el CEO millonario romance Capítulo 43

POV NOEL

—Valentina…

—Te prometo que la salvaremos…

—A pesar de ese vídeo, no confío en ti Mezzla

—¿No me crees?

—No es lo que he dicho. Solo digo que tampoco confío en ti.

—Entiendo

—Quiero salvar a mi hija, es lo único que me importa.

—Primero debes saber la razón el problema, Noel

—¿La razón?

—Sí, la razón por la cual Demetrius me propuso ese trato

—¿Tú la sabes?

—Yo… y muchas personas más, Noel —señala; y me siento decepcionada por ello.

Muchas personas lo sabían… excepto yo.

—¿Cuál? —cuestiono temerosa a lo que iba a escuchar.

—Demetrius Hills tuvo una esposa. Se llamaba Sophia

Escucho ese nombre y las palabras de él vuelven a mí y retumban en mi cabeza. Su declaración de amor infinito a esa mujer y la aclaración de que yo no era nadie en su corazón.

—Eso… lo sabía…

—¿Lo sabías?

—Sé que estuvo casado con alguien llamada Sophia

—¿Y te contó algo más?

—No… y quiero escucharlo —señalo firme; y él asiente.

—Demetrius Hills tuvo una esposa, Sophia, y también dos hijos con ella

—¿Qué es lo que has dicho?

—Lo que escuchaste. Demetrius también tuvo dos hijos

—¿Dos hijos? Pero… ¿cómo? Ellos… ¿dónde están? —cuestiono incrédula por la noticia.

—Ellos murieron, Noel

—¿Qué? —musito impactada

—O mejor dicho…, los ase sinaron.

—¿De qué estás hablando, Mezzla? ¿Cómo que… los ase sinaron?

—Una noche, hace unos cinco años, asesinaron a la esposa e hijos de Demetrius Hills, Noel

—¿Qué?

—Y Demetrius, todos lo saben, juró vengarse de la persona que lo había hecho. Hizo público su juramente

—¿Los asesina ron? —pregunto con lágrimas en los ojos, aún conmocionada por tal noticia—. ¿Có… cómo? ¿Por qué los… asesina ron?

—Negocios.

—¿Qué? —cuestiono incrédula—. ¿Cómo alguien, por negocios, podría asesi nar a dos criaturas y su madre?

—Lo hicieron, Noel…

—Dios…, Demetrius —susurro su nombre al pensar en él y su inmenso dolor.

No podía imaginar cómo es que él se habría llegado a sentir ante lo que le sucedió a su familia…, a sus hijos. Yo ni si quiera podría imaginarme un mundo sin mi Valentina, sin mi bebé, era mi vida.

—Demetrius…

—No el tengas mucha lástima, Noel…

—Matar on a sus hijos, Mezzla… ¡¿Tienes alguna idea de cómo ha de haber sentido o cómo se siente hasta ahora?! ¡Por Dios! ¡Yo ni siquiera puedo imaginarme el mundo sin Valentina! ¡Sufriría! ¡Estaría muer ta en vida! Demetrius…, Demetrius… sufre…

—Sí, supongo que aún sufre…

—¿Por eso es así?

—No lo justifiques, Noel.

—NO LO JUSTIFICO, ¡SOLO PIENSO EN EL INMENSO DOLOR QUE PUEDE ESTAR SINTIENDO! ¡POR DIOS! ¡DOS HIJOS! ¡ES PARA VOLVERSE LOCO! ¡ACABARON CON SU FAMILIA!

—Noel, tranquilízate

—¿¿CÓMO ME PIDE QUE ME TRANQUILICE?! ¡AHORA ENTIENDO POR QUÉ SE QUEDABA CALLADO CADA VEZ QUE HABLÁBAMOS DEL AMOR A LOS HIJOS! Dios… —llevo mis manos a la cabeza— Pero quién pudo haber sido capaz de tal atrocidad… Demetrius…

—Demetrius Hills le echa la culpa a tu padre, Noel…

—¿Qué es lo que dices?

—Solo tienes una opción, Noel. Hills quiere acabar con Valentina

—Eso no puede ser cierto

—¿Sigues dudando? Por favor, reacciona, se trata de la vida de nuestra hija. ¿Acaso quieres que le pase algo?

—Claro que no…

—Entonces escúchame, Noel. Te prometo que te sacaré a ti y a nuestra hija de este lugar y las llevaré a uno seguro.

—No sé si creerte

—Por favor, solo esta vez…, por Valentina —pide; y yo lo observo dudosa.

No quería aceptar eso; no obstante, tenía que confesar que después de todas las revelaciones de su parte, temía estar con Valentina en la misma casa de Demetrius. Aún no podía llegar a creer que él fuese capaz de lastimarla, aunque en el vídeo, era muy evidente que a él poco o nada le importaba la vida de mi bebé. Iba a entregarla a Mezzla cuando incluso yo le había contado lo que el hombre que tenía frente a mí, tenía planeado hacer con mi pequeña bebé.

—Está bien… aceptaré tu ayuda

—Te doy mi palabra de que las salvaré, Noel —señala, pero no le creía.

Lo único que buscaría es salir de aquí con mi hija sana y salva para después huir de Mezzla, ya que, a pesar de todo, no confiaba en él y no lo iba a hacer.

—Te escucho…

Mezzla empieza a contarme todo su plan y yo accedo, aunque internamente, pensaba en el mío propio, ya que no dejaría que me llevara a donde sea que él tuviese pensado. Lo conocía, no caería en sus mentiras otra vez. Termina de contarme todo y yo regreso a la casa. Mi tobillo seguía lastimado, así que cojeaba un poco; sin embargo, al llegar a la entrada del jardín, hago todo mi esfuerzo por caminar normalmente.

Voy a la habitación y busco a mi hija. Imaginaba que la enfermera la había llevado ahí. Entro y lo primero que veo es…

—¿Qué haces aquí?

—No dejaba de llorar —contesta estoico.

—Yo me encargaré de ella

—Ya está dormida…

—Entonces retírate de la habitación.

Él deja a Valentina sobre mi cama y viene hacia mí.

—Repito lo que le dije el primer día que la conocí, señorita Varksov

—¿Señorita Varksov?

—Cuide el tono en el que me habla

—Otra de las reglas, ¿no es así? —inquiero sarcástica; y él me mira fastidiado.

Luego, solo sale de la habitación sin articular palabra alguna. Cuando ha desaparecido, lo único que hago es ir hasta donde estaba mi hija para abrazarla…, mirarla y… besarla.

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