POV NOEL
—Ssssshhhh no vayas a despertar, Valentina…, por favor, mi amor —le pido al estar a punto de ingresar a la sala—. No hay nadie… —preciso; y, a paso acelerado, cruzo todo el lugar hasta llegar a la puerta que daba al jardín trasero.
Salgo rápidamente y ya, en el jardín, me escondo tras unos arbustos. Mi hija se empieza a remover en mis brazos, un poco incómoda, pero no me detengo. Voy de arbusto en arbusto, cuidándome de no ser descubierta por alguno de los hombres de Demetrius que estuviese vigilando. Sabía que el lugar era seguro, pero no tenía idea de cuánto. En fin, me sentía tranquila de no haber sido descubierta aún y esperaba que así fuera hasta mi huida.
—Es hora de pasar al siguiente jardín, mi amor.
Con cuidado, voy pasando cada uno de los jardines de la propiedad y ya solo me faltaban 2.
—Solo dos más y llegamos con Mezzla para salir de aquí. No vayas a despertar aún, mi amor. Ya falta poquito, no te preocupes —musito al verla muy intranquila—. Sssshhh tranquila, mi amor. Ya estamos a punto de lograrlo.
Respiro profundamente y veo a mis alrededores.
—No hay nadie; es hora de volver a salir
Me levanto un poquito y comienzo a pasar el penúltimo jardín.
—Ahora sí, este es el último, Valentina. Ya es el último —articulo un tanto nerviosa, ya que sentía algo extraño—. No, solo es producto de mi imaginación; debo seguir. No hay nadie aquí tampoco, así que mejor no pierdo el tiempo. Bien… —exhalo nerviosa mientras me voy poniendo de pie y comienzo a correr.
“Ya falta poco, ya falta poco”, me repito en mi mente al tiempo en que acelero mi paso y solo me concentro en la salida del hermoso jardín en el que estaba.
—Solo un poco más, solo un poco más, ya falta poo….
Me detengo intempestivamente al ver hombres armados frente a mí.
—Por dios… —susurro con la voz queda, producto del miedo.
Doy unos pasos hacia tras y solo decido dar media vuelta para regresar, pero cuando lo hago, me encuentro con aquellos ojos grises que solo me regalaban una mirada cargada de furia y decepción.
—Demetrius…
—Así que… saliendo de casa, señorita Varksov…
—Demetrius…
Retrocedo unos pasos mientras él avanza hacia mí
—¿Qué pasó? ¿Ya se cansó de estar aquí?... ¿de jugar?
—Demetrius, por favor, te lo suplico, no nos hagas nada
—¿Hacerles algo?
—Por favor, te lo suplico, deja que nos vayamos
—No…, no, señorita Varksov
—Demetrius
—Usted y yo, AUNQUE NO LE GUSTE, tenemos un trato
—Ya pasó el año, Demetrius… —aclaro nerviosa al verlo furioso (su mirada lo decía todo).
—Eso no me interesa
—Déjanos ir por favor. Te suplico que nos dejes marchar…
—¿Quieres marcharte? —cuestiona frío al mirarme a los ojos con aquella misma frialdad que me hace temblar.
—Debo hacerlo
—Pero… ¿no quieres?
—Demetrius
—Te di tantas oportunidades
—¿Qué?
—Pero no aprovechaste ninguna
—Demetrius —musito asustada al que lleva su mano a su cintura
—Ni una sola
—Demetrius, Demetrius, no, por favor, te lo suplico
—Ni un sola, Noel Varksov
—Demetrius, no, por favor —suplico mucho más fuerte al ver que había sacado un arma—. Demetrius, por favor, no nos hagas nada por favor
—Te brinde mi casa…, mi protección y… ¿así es como me pagas?
—Por favor, Demetrius, te lo suplico —articulo entre sollozos, al tiempo en que me voy arrodillando con mi hija en brazos.
—¡¿ASÍ ES COMO ME PAGAS?! ¡¿TRAICIONÁNDOME?!
—Demetrius, por favor, te lo suplico.
—¡¿Traicionándome, Noel?!
—Perdóname…, pero por favor, te lo suplico, no nos hagas nada
—Eres…
—Te suplico por la vida de mi hija. Puedes hacer conmigo lo que desees, pero no la dañes a ella.
—¿Qué es lo que dices?
—Por favor, Demetrius. Baja esa arma…
—No, Noel…, no lo haré —responde firme y dispara.
Yo he cerrado los ojos y abrazado a Valentina fuertemente para esperar lo peor; no obstante, no siento nada; solo escucho un quejido detrás de mí.
Abro mis ojos, levanto la mirada hasta Demetrius y lo veo observando furioso algo detrás de mí. Me giro a ver lentamente y veo a Mezzla. Él se retuerce de dolor; la bala había impactado en su pierna.
—¿En serio me crees capaz de dañar a mi propia hija? —cuestiona indignado; y yo vuelvo mi mirada a él.
Se le veía mucho más decepcionado de mí.
—Descuida… yo…
Se queda en silencio, viéndome fijamente y… ¿con ganas de llorar?
—Yo jamás… —silencio otra vez— Olvídalo —susurra; y baja el arma.
En ese momento, mi alma vuelve a mi cuerpo y empiezo a llorar.
—SÁQUENLO DE MI VISTA. NO QUIERO VER A ESE IMBÉCIL
—Sí, señor —responde uno de sus hombres y se comienzan a llevar a Mezzla.
—¿De qué estás hablando?
—¡DEVUÉLVEME A VALENTINA! ¡PORQUE YO NO ME VOY DE AQUÍ SIN ELLA! ¡ANTES MUER TA!
—¿CÓMO CARAJOS PUEDES CREER QUE YO DAÑARÍA A NUESTRA HIJA? ¡A QUIEN DEBERÍAS TEMER TANTO ES A ESE HOMBRE QUE AMAS Y NO A MÍ!
—¿Qué es loq que has dicho?
—YO, JAMÁS, DEJARÉ QUE VALENTINA ESTÉ EN LAS MANOS DE ESE HOMBRE. ¡JAMÁS!
—¡YA BASTA! ¡DEVUÉLVEME A MI BEBÉ!
—¡JAMÁS! ¡NO DEJARÉ QUE TE LA LLEVES! Como tú dijiste…, antes muer to. Yo…, yo no voy a perder a mi hija…, no otra vez. ¡AHORA VETE!
—¡NO! ¡NO ME PIENSO MOVER DE AQUÍ! ¡NO SÉ QUÉ ES LOQ QUE TE HE HECHO, PERO…
—¡¿NO LO SABES?! ¡¿ESTÁS HABLANDO EN SERIO?!
—¡SÍ!
—¡POR FAVOR, NOEL! ¡YA BASTA! ¡YA BASTA! —grita colmado—. Te he dado TANTAS oportunidades, TANTAS oportunidades y tú no aprovechaste ninguna.
—¿De qué estás hablando?
—DE QUE MIS HOMBRES TE VIERON CUANDO TE ENCONTRASTE CON MEZZLA, AQUÍ, EN MI PROPIEDAD, ¡EN MIS PROPIAS NARICES!
—Demetrius
—¡ERES UNA TRAIDORA! ¡CONFABULASTE EN MI CONTRA! ¡TE REUNISTE CON MI ENEMIGO! ¡PRETENDÍAS HUIR CON ÉL Y TE QUERÍAS LLEVAR A MI HIJA! ¡PORQUE VALENTINA TAMBIÉN ES MI HIJA! ¡NO ME IMPORTA SI ES OTRO QUIEN LLEVE SU SANGRE! ¡¿QUIERES IRTE CON ÉL?! ¡VETE! ¡A NO ME IMPORTA! TOTAL… nunca me amaste
—Có… cómo puedes decir eso, Demetrius
—¿Vas a negarlo todo, Noel? ¡¿LO VAS A SEGUIR NEGANDO TODO?! ¡HAY EVIDENCIA!
—ERES UN… —me vuelvo a lanzar contra él y golpeo su pecho— ¡ERES EL PEOR! ¡ERES UN HIPÓCRITA! ¡ME ACUSAS DE TRAIDORA! ¡¿Y TÚ QUÉ ERES?! ¡DIME! ¡PRETENDÍAS DAÑAR A MI HIJA!
—¡YA BASTA! ¡DEJA DE GOLPEARME!
—¡YA BASTA TÚ!... —lloro mientras me dejo caer al césped otra vez— Yo… yo solo llegué a esta casa y me sentí muy agradecida por todo lo que hiciste por mí, pero, sobre todo, por Valentina. Creí que… creí que nos amabas, Demetrius. Yo me enamoré de ti
—¡Deja de mentir!
—¡NO ESTOY MINTIENDO! ¡¿CÓMO CREES QUE PUEDA ESTAR MINTIENDO!
—Tengo mis razones. Una de ellas es que hayas venid aquí… a encontrarte con ese hombre. ¿Quién es? No es difícil saberlo. Tu aman…
—¡NO TE ATREVAS A DECIRLO, DEMETRIUS! ¡NO TE ATREVAS A DUDAR DE MIS SENTIMIENTOS DE ESA MANERA! ¡NO TE LO PERMITO! ¡NO TE LO PERMITO CUANDO LO ÚNICO QUE HE HECHO ES DEMOSTRARTE MI AMOR! ¡CUANDO LO ÚNICO QUE HE HECHO ES AMARTE DE VERDAD!
—YA DEJA DE MENTIR
—¡NO ESTOY MINTIENDO!
—¿Quieres quedarte?
—Solo quiero que mi hija esté bien… —respondo al mirarlo a sus ojos y, por un instante, su mirada cambia a la que solía tenerme acostumbrada; por un instante. Vuelvo a reconocer esa mirada de amor; sin embargo, esta cambia rápidamente.
—Entonces te daré dos opciones. La primera es marcharte sola, sin nada y sin nadie y la segunda es quedarte aquí, con Valentina, pero sometida a cada una de mis reglas, a cada una de mis órdenes y a cada una de mis voluntades.
—Yo…
—Tú decides —agrega y, luego de ello, se da media vuelta y se marcha déjenme tirada en el césped y rodeada por una docena de sus hombres.

Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una madre soltera para el CEO millonario