Entrar Via

Una madre soltera para el CEO millonario romance Capítulo 54

POV Demetrius

—Me recuerdas mucho a Noel, aquel día en el que Mezzla te disparó y te trajeron al hospital.

—Tengo miedo, Maximun

—Noel estará bien, Demetrius.

—Yo tengo la culpa de todo esto

—Demetrius

—La tengo, Maximun. Yo tuve a ese hombre en nuestra casa, muy cerca de ella y nuestra hija. ¿Cómo pude haber hecho eso? ¿Cómo no se me ocurrió que pudiese escapar?

—Es mejor no pensar en eso ahora

—Ella dijo que me amaba

—¿Y tú no le creíste? —cuestiona; y yo volteo a verlo.

—¿Cómo pude haber sido tan… tonto como para no creerle?

—Estabas cegado por la venganza.

—Ella sí me ama, Maximun. Me lo dijo y… lo sentí cuando nos besamos, después de habernos confesado todo.

—¿Qué harás ahora?

—Solo quiero que el médico salga, me diga que está bien y…

—¿Y? ¿Qué harás?

—La amo…

—Y ella a ti

—Pero no puedo estar a su lado. Le hago daño y ya no quiero hacer eso.

—Demetrius

—Cada vez que me mire o cada vez que tengamos un problema, podría ser probable que me reclame el haber tenido la intención de entregar a Valentina a Mezzla y no la culparía, pero… no quiero que viva así. No quiero que viva al lado de un hombre que intentó arrebatarle a su hija y tampoco de aquel que le repitió, incansables veces, que no la amaba.

—Creo que deberías

—Noel merece más, Maximun. No puedo estar a su lado…, ella… debe conocer a otro hombre y ser feliz con él

—Entiendo tu punto…, pero… ¿qué hay de ti, Demetrius?

—Aún no lo sé. Ahora solo quiero saber que Noel está bien, verla y… despedirnos.

—Noel es una buena mujer y te ama. Creo que si ambos hablan y se dan un tiempo…

—Es una gran mujer —interrumpo—, la mejor. Y por ello no puede estar al lado de un hombre como yo. Soy vengativo, rencoroso, de mal carácter…

—Estás siendo muy duro contigo

—Cuando no la conocía, pretendí entregar su hija a Mezzla, enamorarla, destrozarle la vida, Maximun. No puedo vivir con eso. A QUIEN DEBÍ HABERLE HECHO ESO ERA A YADIEL VARKSOV, NO A NOEL

—Baja la voz, Demetrius

—Solo quiero verla… —susurro; y veo al médico salir.

Me paro rápido y voy hacia él.

—Doctor…

—Su esposa está bien, señor Hills.

—¿Está diciendo la verdad? Ella… había perdido mucha sangre…

—Y así fue, pero todo salió bien. Extrajimos los fragmentos de la bala y… lo único que le quedará a la señora es una pequeña cicatriz en el pecho, pero con otra cirugía podría ser borrada.

—Quiero verla.

—No será posible hasta mañana.

—¿Por qué?

—Es lo mejor en este momento.

—¿Ni siquiera un momento? Le prometo no acercarme a ella.

—Señor Hills, mañana en la mañana podría entrar e, incluso, conversar con la paciente. Le pido un poco de paciencia.

—¿Ella está bien?

—Confíe en mí, señor Hills. Su esposa se recuperará

—Demetrius esperará hasta mañana, doctor, Gracias —dice Maximun; y el médico se retira—. ¿Lo ves? Noel se recuperará

—Quisiera verla.

—Mañana podrás hacerlo, Demetrius. No te desesperes.

—Está bien… supongo que tienes razón.

—Y él lo rompió

—TÚ TAMBIÉN

—Los dos lo hicimos y hubo consecuencias.

—Eso mismo digo yo, Hills. Habrá consecuencias porque terminaré con lo que mi hijo empezó. Y voy a iniciar por la zo rra que tienes en el hospital

—NADIE SE DIRIGE A MI ESPOSA DE ESA MANERA.

—Yo le digo como

—NADA, RENN. NADA. Y se lo digo muy calmado. Le di la oportunidad aquel día en el que fui a su casa, le di la oportunidad a su hijo, le di la oportunidad a todo loq que es usted, pero no la aprovecharon

—USTED NO…

—SOLO DIRÉ UNA COSA, RENN. Nadie que se haya atrevido a mata r a mi esposa…, queda vivo para contarlo.

—NO PUEDE HACER ESO

—Esto va por Noel…, va por mi hija y por todas las familias a las que atormentó en el golfo.

—¡USTED NO ME AMENAZA HILLS!

—Adiós, Renn.

—NO, USTED NO…

Corto la llamada; y exhalo pesadamente. Después, hago una llamada para reforzar la seguridad del hospital y para advertir a todos que se aproximaba un ataque (el cual terminaría hoy).

Después, regreso con Valentina y la tomo en brazos.

—¿Quieres caminar, mi amor? —pregunto; y ella sonríe.

La bajo y sigo al doctor hasta la habitación de Noel. Entro… y la veo conectada a muchas cosas. Me acerco a ella, me siento a su lado y siento a Valentina sobre mis piernas.

—Maaa ma mamá

—Sí, nena…, mamá —sonrío al ver que lo había dicho bien.

Le doy un beso y sonríe.

—Noel… —miro a la mujer que amaba y tomo su mano—, despierta ya, mi amor. Valentina está muy ansiosa por escucharte… y yo también. Tengo que reconocerlo —beso su mano—. Quiero ver tus ojos azules, Noel…, quiero verlos y quiero decirte lo mucho que te amo…, quiero que lo escuches. Quiero que lo escuches, Noel —expreso firme al mirarla fijamente—. Una vez más antes de que…

No podía decirlo…, no podía terminar. Algo de mí me decía que luchara por su perdón, que le propusiera seguir juntos, que me diese otra oportunidad, pero sabía que aquello era mi deseo por no separarme de ella jamás y de seguirla amando. No obstante, sabía que lo mejor para ella era que nos separáramos, así que eso haría…, eso haría ni bien despertara.

De momento, lo único que me quedaba era aprovechar este día a su lado y al lado de la pequeña mujercita que tenía en mi regazo…, mi hija…, mi Valentina.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Una madre soltera para el CEO millonario