POV Demetrius
Llego a mi casa y me voy al salón en el que guardaba todos los recuerdos de mis hijos y de Sophia. Ya tenía pensado lo que iba a hacer hoy, pero… después de la confesión de Varksov, en su carta, mis planes habían cambiado un poco.
—Señor, las camionetas de donaciones, lo llevan esperando mucho tiempo.
—Lamento el retraso, Baker. De ahora en adelante, yo me encargo. Usted ya sabe qué hacer.
—Sí, señor. Ha sido un enorme placer haber trabajado a su lado por tantos años.
—Gracias, Baker, y no se preocupe por su familia. Sus salarios seguirán siendo depositados por todo el tiempo que esté afuera.
—Gracias, señor
—Y pasa lo mismo con los demás trabajadores.
—Se los comunicaré, señor.
—Adiós, Baker.
—Espero que sea un hasta pronto, señor.
Luego de eso, mi mayordomo se va y yo termino de organizar todo. Pido a la encargada del registro de donaciones que se lleven todo lo que les sirva de la casa, menos lo que estaba en la habitación de Noel y Valentina, la mía y el salón de los recuerdos de mis hijos. De la mía solo guardo mis documentos y otros papeles importantes, así como las fotografías.
Después, voy al cuarto de Noel y Valentina y comienzo a guardar, en una maleta, solo aquellos vestidos especiales de ambas. El resto de sus ropas, serían donadas. Guardo las fotografías y me despido de su habitación.
Finalmente, voy al salón de mis recuerdos. En aquel, veo las fotografías de Sophia y no puede provocarme más que ira, pero me contengo y solo empiezo a tirar cada una de las cosas que le pertenecieron. Después, guardo los juguetes especiales de mis hijos y las primeras ropas que usaron cuando nacieron. Lo demás, al igual que la ropa de Noel y Valentina, serían donados. En cuanto al cuarto de vestidos, joyas y perfumes de Sophia, dejé todo en su lugar.
—¿Todas las cajas y maletas, señor Hills?
—No, estas maletas no —informo al aludir en las que tenía los recuerdos de mis dos hijos, de mi hija y los de Noel.
—Gracias por su generosidad, señor Hills.
—De nada. Gracias a ustedes.
Todas las camionetas se retiran y yo tomo una botella de whiskey y me sirvo un trago. Observo todo a mi alrededor y ya solo quedaba, en la sala, el piano de Sophia.
—Ni pensar que por este piano también la lastimé…, pero qué tonto fui —sonrío triste y bebo toda la copa de Whiskey.
Acto seguido, guardo todos los valiosos recuerdos en mi camioneta. En realidad, eran solo dos maletas pequeñas, puesto que solo había tomado lo más significativo.
Conduzco hasta la entrada y me bajo nuevamente. Voy hacia el interior de ella otra vez y tomo los galones de gasolina que había comprado, para empezar a rociar todo el líquido, desde el último al primer piso. Me lavo las manos en mi jardín y tomo la caja de cerillos.
—Ahora sí…, adiós a mi pasado… o, mejor dicho, adiós para siempre, Sophia
Aviento los cerillos y observo cómo empieza a encenderse el camino que había trazado. Voy a mi auto, me subo en él y me alejo de mi propiedad. Me detengo a una distancia prudente y me dedico a observar la forma en la que el humo se va haciendo presente para después darle paso a las llamas. De pronto, veo que todo se está consumiendo y no hago más que irme por completo del lugar… hacia una nueva vida.
POV Noel
Salía de mi habitación de la clínica, cuando salió aquella noticia. Mi padre y la esposa de Demetrius habían sido… amantes. Yo no lo podía creer y, al parecer, Catalina tampoco.
—No puedo creerlo —susurra mi amiga.
Ante ello, me siento un poco avergonzada por ello. No podía creer que mi padre haya podido tener como amante, exactamente, a esa mujer.
—¿Salimos?
—Perdón, Noel, es solo que… jamás lo pensé.
—Entiendo.
—Bueno, vamos al auto. Llegó la hora de ir a tu nuevo hogar —sentencia; y eso es lo que hacemos.
Llegamos a lo que iba a ser mi nueva casa, después de 7 horas de viaje en auto. Siendo sincera, lo había disfrutado mucho. El camino era muy hermoso y si me cansaba, podía dormir en la camioneta; sus asientos eran muy cómodos. Disfruté todo el viaje.
—Y aquí está tu nuevo hogar
—Increíble —musito al ver una hermosa casa de dos pisos con un maravilloso jardín en la parte de adelante—. Es… muy hermosa
—Y eso que no has visto el jardín que hay detrás. Es sencillamente, maravilloso, como de cuentos de hadas. Te lo mostraré.
Catalina me acompaña en el recorrido a toda la casa y nos muestra a Valentina y a mí cada uno de sus compartimentos y zonas.
—Muy hermosa…
—Demetrius dijo que te gustaría —señala; y, al parecer, fue inconsciente en ello.
—¿Él sabe dónde estamos?
—No…, dijo que no se acercaría más…, que cumpliría su palabra.
Escuchar ello, de algún modo, me hizo sentir muy triste, pero se suponía que era lo mejor, así que solo respiré profundo y, con Valentina, me fui a mi habitación. Ahí me bañé con cuidado, la bañé a ella, nos pusimos a jugar, dormimos y, después de muchas horas, nos volvimos a levantar para cenar.
Estoy en la cocina, junto a Catalina, y enciendo la TV para ver si habían más notciias cobre mi padre.
—¿Crees que sea conveniente que mires la TV?
—Fue mi padre y…, aunque sé que no me quería, yo sí.
—Entiendo
—Valentina, ¿quieres un poco de fruta, mi amor?
—Paaa pa
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