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¡CÁSATE CONMIGO! Tendrás a mi bebé. romance Capítulo 77

Capítulo setenta y siete: Pensé que ibas a morir

“Narra Apolo Galanis”

El doctor O’ Connor nos había delatado a Sofia y a mí, desvelando el secreto que solo mi familia conocía. Y yo esperando el momento adecuado para contar que iba a tener un hijo. Al menos Sofia no podría echarme la culpa a mí, pensé.

—Eso responde a muchas preguntas —sonrió el italiano con media sorna. Ya podía augurar lo que se me venía encima con sus burlas—. Como, por ejemplo, por qué la cuidas con tanta paranoia de repente.

—Sí, voy a ser padre —confirmé en medio de un suspiro—. No te lo había contado todavía porque no había encontrado el momento. La última vez que nos vimos fue antes de la boda y bueno…

Mi amigo me dio un golpecito en el hombro.

—Tranquilo, entiendo. Enhorabuena, compañero.

—Me alegro mucho por los dos —añadió Sabrina—. Un niño siempre es motivo de felicidad.

Sí, desde luego lo era y por un instante me dio un poco de vergüenza, sabiendo que Fabio y Sabrina llevaban años intentándolo sin tener éxito.

Sin embargo, en aquel momento lo único que yo quería era ver a Sofia y... maldit@ fuera, seguía preocupado por mi madre. ¿Cómo podía haberme olvidado de ella?

—Papá, Sofia y yo iremos a ru casa en cuanto...

Tú tienes que quedarte con tu mujer toda la noche. Te llamaremos en cuanto sepamos algo —me interrumpió mi padre.

Por un instanre vacilé, el deseo de saber algo sobre mi madre luchaba contra mi preocupación por mi mujer.

—¿Estás seguro?

—Lo único que podemos hacer es esperar —respondió.

—Y nosotros nos quedaremos con Ezio —añadió Fabio.

—Ve con ella, hijo —me alentó mi padre.

Tenía razón. Yo no podía ayudar a mi madre, pero sí podía cuidar de mi mujer.

—Pasaremos por allí mañana a primera hora. O en cuanto nos sea posible

Y cuando hubiera pasado la preocupación de mi madre, y si Dios me permit+ia volver a verla sana y salva, pensaba dejar claro al mundo entero que Sofia seguía siendo parte de la familia. Sí, conseguiría enderezar mi vida.

No iba a dejar que nadie me robara a mi mujer ni a mi hijo, ni siquiera la propia y testaruda mujer en sí.

“Narra Sofia Galanis”

Sin querer apoyé la frente en la fría superficie del cristal, mirando las casas que pasaban a mi lado. Eran las casas de los vecinos, mi vecindario desde que Apolo me había traído a vivir a su mansión, porque estaba regresando allí.

¿Sólo habían pasado un par de horas desde que Apolo y yo corrimos hacia la casa, esperando ser «esposos con derecho a roce»? Ahora no sabíamos si mi suegra estaba viva o muerta. Nosotros mismos podríamos haber muerto por culpa de un conductor borracho.

La vida tenía por costumbre dar las cartas que le parecía bien. Como mi embarazo sorpresa, que había desencadenado nuestro matrimonio en consecuencia… Nuestro matrimonio, una boda relámpago apenas unos días después de conocernos. ¿Las cosas hubieran sido diferentes para mí y para Apolo si hubiera insistido en esperar hasta que nos conociéramos un poco mejor? Ni siquiera sabía por qué me lo estaba preguntando justo ahora.

La sinceridad de sus palabras me conmovió.

—El niño está bien, puedes dejar de preocuparte por eso al menos.

Apolo apretó los labios, sacudiendo la cabeza.

—No debería haberte dejado subir al coche. Debería haber insistido en que te quedases aquí...

¿Se sentía culpable por el accidente? Eso era injusto... y una carga tan pesada.

—No ha sido culpa tuya. El otro conductor estaba borracho.

Él me agarró por los hombros, su rostro tenso de dolor.

—Pensé que ibas a morir esta noche, Sofia.

Sus palabras eran un eco de las que había pronunciado unas cuantas semanas antes, cuando Yo había despertado después de la operación.

Y, de repente, me di cuenta de lo mal que Apolo debía de haberlo pasado esa noche, reviviendo el pasado. ¿Podría haberse culpado a sí mismo por lo que pasó aquella noche también?

—Apolo...

No sabía qué decir. Pero entonces él me selló los labios con una fiereza, con una urgencia que tocó me directamente el corazón.

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