-¿Está bien, Franchesca ?- el señor Diaz
pregunta y yo lo miro incrédula.
Entonces comienzo a llorar aún más y
lo abrazo. Él me devuelve el abrazo sin dudarlo y acaricia mi brazo
- ven, voy a llevarla a casa- dice y me encamina lentamente hacia un auto lujoso y negro, me abre la puerta del copiloto y me ayuda a ponerme el cinturón de seguridad, se da la vuelta y se introduce en el asiento de piloto.
-¿Qué hacia usted aquí?- pregunto y
él ríe.
-El papá de Robin y yo nos conocemos
desde hace mucho tiempo y me invito
a tomar un trago- dice y comienza a
andar. Asiento y jadeo un poco.
Siento, la mirada del señor Diaz una que otra vez
- ¿Le hizo daño? - pregunta y yo
niego- ¿no la toco, cierto? - pregunta
y yo vuelvo a negar, él suspira-¿lo
conocía?- vuelvo a negar.
-En cuanto llegue me saco a bailar
un rato-confieso y Ignacio asiente.
Entonces le sigue dando.- ¿me podría
dejar en el primero motel que vea?-
pregunto y él me mira confundido.
-¿De qué habla?-pregunta y yo
suspiro.
-Le dije a mi madre que me quedaría
a dormir a casa de Liz, y siempre que
digo eso cierra toda la casa y no traigo
'llave. Y no puedo ir a casa de Liz
porque me preguntaran por ella y no
quiero arruinar su noche- respondo y
él asiente.
-Si sabe que no puedo dejarla en un
motel, ¿cierto? Es muy peligroso- dice
y yo niego.
-Por favor, es la única opción que
tengo-murmuro, y él niega.
-La llevaré a un lugar más seguro-
dice y yo suspiro.
Entonces capto: estuve a punto de ser
violada si no fuese gracias al señor
Diaz.
Jadeo y mis ojos comienzan
a cristalizarse. Sollozo y limpio mis
lagrimas con mi chaqueta antes de que el señor Diaz me vea.
-Puede llorar, Franchesca - murmura.- no
voy a juzgarla- susurra y yo me suelto.
Comienzo a llorar lo más silencioso
posible, pero en realidad me dolía
mi jodido pecho. Estoy jodidamente
asustada; me duele el lado izquierdo
de mi rostro y mis muñecas. Un chico
toco mi culo desnudo y estuvo a punto
de follarme en contra de mi voluntad.
¡Que noche! Entonces el señor Diaz
se estaciona en la cochera de una casa
grande y hermosa. Él se baja y abre la
puerta del copiloto, me ayuda a bajar y me abraza por los hombros hasta llegar a la puerta y abrir con su llave.
-¿Dónde estamos? - pregunto al ver
la joyería y elegancia por todos lados, él cierra la puerta con llave y se deshace de su chaqueta.
-En mi casa-murmura y yo trago
saliva nerviosa.
-No tiene porque hacerlo, señor Diaz - murmuro y él niega
-Hay más de cinco habitaciones en
esta casa y sólo una persona, créame,
no es molestia- dice y yo río por lo
bajo. Suspiro y lo miro, él se acerca a
mi y limpia mis mejillas.- Ire por algo
de ropa para que se vista y pueda
darse una ducha y dormir- susurra y
yo asiento. Entonces sube las escaleras
rápidamente- oh, la cocina esta a la
derecha, puede tomar algo para comer. Sin pena-exclama y yo asiento.
Camino hasta la cocina y abro el
refrigerador, tomo una botella de agua y mi estomago ruge al ver tanta comida.
Pero no tomaría nada que el señor
Diaz no me diera. Comienzo a tomar de mi agua y cierro el refrigerador
- No tengo prendas para mujer, pero
quizás esto le quede bien para dormir
- dice Ignacio con dos prendas en sus
manos: una blanca y una negra.
Sonrío y agradezco tomándolo .- si quiere puede ir tomando una ducha en lo que yo te cocino algo de cenar-susurra, ladeo mi cabeza, entonces asiento-El primero piso a la derecha- agradezco por lo bajo y camino lo que me dijo hasta llegar a un baño grande.
Me introduzco y cierro la puerta.
Me deshago de mis tacones y todas mis prendas y abro la llave a un agua tibia.
Entonces me baño
En cuanto termino seco mi cuerpo con una toalla que encontré en
uno de los cajones y me coloco mi ropa interior roja, un boxer y una camiseta que podría jurar que eran del señor Diaz por el olor que tenían.
Me los coloco y el boxer gracias a Dios era ajustable, pero la camiseta me quedaba gigante. Doblo mi ropa, cuelgo la toalla y enjuago mi rostro.
-Bon-appetite- dice y se sienta en uno
de los bancos.
Yo bajo de un brinco y me siento en otro. El ambiente no era nervioso, tampoco tenso, simplemente
callado.
No me sentía incómoda, ni mucho menos. Simplemente comíamos
como personas civilizadas.
-Está delicioso- lo halago y él sonríe
de lado.
Ambos terminamos nuestros platillos y el silencio permanece.
-Lo siento, señorita Welsch .-el
señor Diaz habla, lo miro confundida.
-¿Porque?- pregunto y él ríe.
-Por lo que acaba de pasar.- Dice y yo
muerdo mi mejilla interior.- Creo que,
me deje llevar por la atmósfera y juro
que no volverá a pasar. Estaba mal, lo
acepto.- admite y yo lo miro.
Me bajo del banco y me acerco a él, entonces vuelvo a besarlo. Él tarda en responder mi beso pero lo hace, sonrío.
-Estamos a mano, ¿no? - pregunto y él
me mira confundido, muerdo mi labio
inferior y lo miro directamente
-Mierda- maldice, se baja del banco
y me besa de nuevo. Yo no dudo en seguirle el beso.
Él me toma de la cintura y me sube hasta la suya. Enredo mis piernas en su cadera y sigo besándolo.
Sus manos estaban en mis muslos
- ¿Puedo tomarla del culo? - pregunta y eso me causo risa internamente y yo asiento.
Entonces sus manos se posicionan en mi culo y aprietan este un poco. Río y él sonríe al igual que yo. El señor Diaz sube las escaleras como si nada y se mete a la primera habitación que ve.
Nos tumba a ambos en la cama y sigue besándome. Sus besos bajas a mi
cuello y sube mi blusa un poco, pero yo lo detengo. Él me mira confundido,
-¿Te importa si lo dejamos hasta los
besos? - pregunté él traga saliva y
asiente.
Entonces vuelve a besarme pero esta vez más lento. Paso mis manos por su cuello y enredo mis dedos en su cabello
-¿Puedo tocar su pecho por debajo de
la camisa pero por encima de tu sostén?.- Pregunta entre besos, me causa gracia que sea tan caballero, pero se agradece y yo asiento.
Entonces eso hace, pasa una de sus manos por abajo de la camisa y acaricia mis senos. Gimo y yo comienzo a besar su cuello. El gruñe y para.
Muerdo mi labio inferior y lo miro
- ¿te arrepientes de esto? - pregunta y yo niego inmediatamente, el sonríe.- bien.
Entonces se levanta y camina hasta
llegar al baño, me siento en la cama y
tallo mis ojos.
Bien Franchesca , te acabas de fajar a tu
profesor de Ética. ¡Pero que ironia!

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