Ignacio había cambiado completamente los planes sin avisarme, estaba afuera del lugar al que iríamos según su chofer, y no era nada parecido a su casa.
En realidad, era un restaurante, y uno
muy elegante. En cuanto me introduzco siento ojos en mi, trago saliva y miro al mesero que se me acercaba.
-¿Tiene reservación?- pregunta
educadamente, miro al chofer quien se encontraba detrás de mi.
-Ella viene con el señor Diaz.-
dice, el mesero parpadea varias veces
y asiente.
Me pide que lo siga y yo obedezco, veo como no eran muchas las mesas que se encontraban en el restaurante, y entonces poco a poco veo el rostro de Ignacio sonriente viendo a un hombre mayor.
Mis caderas comienzan a moverse más de lo normal sin darme cuenta y noto como voltea a verme, y su sonrisa de felicidad desaparece por un momento para convertirse en una mirada profunda y oscura, él relame sus labios y en cuanto me mira al rostro su sonrisa vuelve.
-Sabía que había hecho una buena
elección de vestido-susurra y besa mis
dos mejillas, sonrío y siento mis mejillas sonrojarse en cuanto siento sus labios besar los míos.
Su mano baja hasta mi cintura por unos segundos hasta que se separa para ayudarme a sentarme, agradezco en voz baja y veo como él se encontraba en traje.
Oh joder, amo como se ve en traje. Jadeo levemente y él me mira por unos segundos más
- mierda, te ves más hermosa que nunca- susurra y yo sonrío. No se que cojones decir, esto es un poco incómodo.
-¿Por qué aquí y no tu casa?-
pregunto y él arruga su nariz.
-¿No te gusta aquí?
-¡Me encanta!- digo claro y él frunce
el ceño, suspiro- pensé que no querías
que nadie supiera que...
-Oh, ¿es por eso?- pregunta riendo
- tranquila bebé, estaremos bien-
murmura y besa mi mano.
Entonces toca mi anillo con sus dedos, es lindo.
-Mi padre me lo dejo antes de irse-
susurro y Ignacio hace una mueca- creo
que era su manera de decir que no lo
volvería a ver- río con cierto dolor y
Ignacio sonríe.
-¿Desde hace cuanto no lo ves?-
pregunta y yo suspiro.
-Mucho tiempo-respondo un poco
triste y él asiente, suspiro y un mesero
se acerca a nosotros para servirnos un
tipo de alcohol.
Aclaró mi garganta.
-La mejor champaña para la señorita
Welsch - dice tratando de dejar el
ambiente tenso de un lado, imitando un acento francés, río.
Entonces me sirve un poco, yo le doy un sorbo. Era dulce y suave, me gustaba
- ¿entonces si tomas alcohol?- pregunta y yo niego.
-Es la segunda vez que lo hago- digo
y él asiente.
Sigo bebiendo un poco de champaña en lo que Ignacio y yo hablábamos
- ¿y cómo rayos haces todo esto,
Ignacio?- pregunto y él ladea su cabeza
confundido.- ya sabes, tu auto, tu casa, el chofer, el vestido, todo- digo y él se encoge en hombros.- Con el salario de un profesor no alcanzarías ni a pagar el vestido-río y él sonríe y juega con su copa. Yo iba aún en mi primer copa y Ignacio ya iba en su quinta.
-Tengo familia de muchos recursos-
dice y yo asiento, entonces nos traen la comida.
La miro y en realidad es poca,
pero se ve deliciosa. No pregunto y simplemente comienzo a comer, puedo ver la elegancia de Ignacio al comer, al beber y simplemente me daba pena.
Trato de ser lo más 'elegante' posible pero creo que fracaso al escuchar a Ignacio reír.
No dice nada, simplemente ríe. Termino el platillo y veo como en seguida nos traen los postres. Un pequeño pastel de chocolate, tomo la cuchara más pequeña, la cual era para postres, y comienzo a comer.
¡Mierda! Este pastelillo es el jodido cielo. Trato de comer lentamente
pero me resultaba casi imposible, miro a Ignacio quien ya había terminado y simplemente me miraba, en cuanto termino siento su mano en mi rodilla.
-¿Quieres hacer algo o ir a mi casa?-
pregunta y yo me encojo en hombros.
-¿Tu que prefieres? - pregunto.
-Ir a mi casa-susurra y yo asiento,
ambos nos levantamos, ambos
agradecemos y Ignacio abraza al hombre con el que estaba hablando al principio y nos vamos, con nuestros brazos entrelazados.
Sonrío. Nos subimos al auto de Ignacio y él simplemente comienza a
manejar, no podía dejar de mirarlo.
Se ve jodidamente caliente: su mandíbula, sus manos, sus ojos, su nariz perfilada, mierda, es el hombre más perfecto que he visto nunca.
Ignacio sonríe y me mira.
-No traes puesto sostén, ¿cierto?- pregunta y yo niego-genial- murmura
entre dientes, río por lo bajo y siento su mano entrelazarse con la mía.
-Con este vestido no puedo usar sostén, tengo toda la espalda descubierta- río- si no fuese porque se como utilizar este tipo, mis senos estarían al aire- digo y él alza sus cejas.
-Mala suerte- dice y hace un puchero, sonrío y unos minutos más llegamos a la casa de Ignacio
El me ayuda a bajar del auto como acto de caballerismo, me toma de la cadera para entrar y en cuanto cierra la puerta siento como me toma de la cintura y comienza a besarme.
Primero comenzamos lento y el ritmo comienza a incrementar, su mano se encontraba en mi mandíbula y la otra en mi cintura, su lengua y la mía tenían una pequeña batalla, gimo y
Ignacio comienza a besar mi cuello.
Paso mis manos por su cuello y es entonces cuando Ignacio me sube a sus caderas, enredo mis piernas en estas y él comienza a subir las escaleras.
Sonrío y en cuando llegamos nos tira en la cama a ambos y puedo oler un aroma delicioso, me separo un poco de Ignacio y miro.
- Ignacio ¿qué es esto? - pregunto y
él rasca su nuca.
La habitación estaba decorada con velas y rosas, la luz estaba tenue, frunzo el ceño.
-Mierda, bien, me descubriste- dice- pensé que hoy podría hacerte
mía si teníamos la cena aquí, pero después pensé en que quizás no querrías y entonces te lleve al restaurant, mi plan era llevarte a la otra habitación pero se me olvido y ahora ves todo esto- dice, trago saliva.
-¿Y por qué decoraste para follarme?
- pregunto y él se encoge en hombros y rasca su nuca.
-Nunca le he quitado la virginidad
a alguien y pensé que debería ser un
poco especial. Pero es estúpido, estaba
un poco desesperado con lo que hiciste, en la mañana, pero tengo que controlar mis hormonas. No te preocupes bebé, esperare el tiempo que sea necesario - susurra, entonces siento mi corazón encogerse, me acerco a él y lo beso.
El me sigue y yo comienzo a desabrochar su camisa,
-Entonces hagámoslo.- Susurro contra
sus labios, acariciando su pecho. El se separa mi incrédulo, me acerco a él y le quito su corbata.- Follame, Ignacio.- Murmuro en su oído, él me toma rápidamente de la cintura y acaricia
esta mientras me besa.
Lo separo de mi y él simplemente coopera, me levanto y él se levanta junto conmigo. Entonces deshago mi nudo con el que tenía amarrado el vestido y este cae inmediatamente al suelo, dejando mis senos y mis bragas a la vista.
Ignacio me mira detenidamente, ladeo mi cabeza y él me toma de la cintura.
Comienza a besarme lentamente, sintiendo cada cosa que hacia. Yo le quito su camisa y desamarro su pantalón. Él me ayuda, se quita los
zapatos y el pantalón. Me toma con sus dos manos de la cintura y simplemente me besa por unos minutos.
-Siéntate, por favor.- Susurra, yo
obedezco y me siento.
Entonces se hinca ante mi y comienza a deshacerse de mis tacones. Besa mis pies y comienza a ascender, hasta llegar a mi abdomen y sigue ascendiendo, toma mis dos manos, las coloca juntas sobre mi cabeza y comienza a besar mis senos, yo simplemente gimo.
Puedo sentir su lengua pasar por mis pezones, sus dientes morderlo suavemente y su boca succionar de este. Mientras su mano acariciaba el otro, suspiro. No sé por que no lo deje hacer esto antes, arqueo un poco mi espalda y Ignacio no me lo impide.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Daddy