-¡Odio los lunes! — Liz exclama en cuanto me subo a su auto. Comienza a
andar.
—Yo no, pero este me tiene nerviosa — confieso y ella me mira con sus cejas
arriba.
—¿Por qué?- pregunta y suspiro.
—No lo sé, .- Respondo y ella hace un puchero.
Por supuesto que lo sabía. Hoy hablaría con el señor Diaz sobre lo que paso
el viernes en la noche y el sábado en la mañana, ¿con qué cara lo vería?
Aparte, lo veré dos horas seguidas. La última hora de ética y mi sesión con él
después de clases. Tengo que admitir que mi idea seguía siendo fija, no me
arrepentía de absolutamente nada.
Por alguna razón u otra me sentía bien besando al señor Diaz... más bien, muy bien.
Y tengo que admitir que
sus tatuajes me mataban, lo hacían lucir más sexy de lo normal.
En cuantollegamos a la escuela ambas bajamos
y caminamos hasta nuestra aula.
Abro el escritorio y saco mi cuaderno de mi respectiva materia. Y odio admitir
esto, pero, no pude poner atención a ninguna clase por estar pensando en el
señor Diaz. ¡Joder!
Los dos recesos y las dos clases seguidas se me pasaron más rápido de lo normal y es entonces cuando la clase de literatura llega.
- Franchesca controla tu mente, haz estado volada todo el día— Liz me regaña, muerdo mi labio inferior.- si el profesor Payne ve que no pones atención va a matarte- dice y se va a sentar a su lugar.
Sacudo mi cabeza y trato de poner atención a lo que el
señor Payne dice. Hago los más apuntes que pueda
Ahora hablábamos de la
poesía: épica y lírica. Trato de poner la más atención posible pero entonces veo
al señor Diaz en la puerta, esperando a que la clase termine, muerdo mi labio
inferior
—Para la próxima clase, la mitad del lado izquierdo me traerán la definición de la poesía épica, que conlleva y dos ejemplos. El lado derecho lo mismo pero de la poesía lírica- dice y todos
comienzan a guardar sus cosas.
Yo hago lo mismo. Entonces Ignacio entra y me sonríe, relamo mis labios y trato de
estar lo más seria posible.
Me llama con su mano y yo me acerco a él.
—Cuando te diga, harás entrega de esto-dice y me entrega unos papeles,
asiento. Entonces lo miro.
—¿Es lo que tu me diste en la sesión, cierto?- pregunto y él asiente.
-Tu no lo tendrás que volver a hacer, pero necesitaré que me ayudes con una cosa-pide y yo asiento.
-¿En qué?
-En cuanto termines de repartirlos te dire- dice y yo asiento— bien clase — exclama-no se asusten, lo que la señorita Welsch tiene en la mano no son pruebas, no es trabajo pesado. Son simplemente preguntas simples, sobre su vida, nada del otro mundo– dice y todos asienten- necesito
que respondan con toda sinceridad, y recuerden que nadie más que yo lo verá Esto es para evaluar algunas
cosas que como psicólogo de la escuela me corresponde. Siéntanse seguros al responder, y por favor, respóndanlo en silencio— dice y me hace una seña
para que los entregue y yo obedezco.
Los entrego de uno por uno y me salto mi asiento. Y en cuanto termino voy con
el señor Diaz y me entrega una hoja ya
respondida frunzo el ceño, por favor lee esto en mi cubículo y espera a que
llegue. Y por ningún motivo te vayas.- dice y yo asiento.
Tomo mis cosas y hago
lo que el señor Diaz me pidió. Entro a su cubículo y dejo mis cosas en la silla
sobrante. Entonces comienzo a leer.
Nombre: Ignacio Drew Diaz
Edad: 25 años.
Fecha de nacimiento: 01/03
Entonces mucha información comienza a caer en mi cerebro, sus padres están divorciados, vivió la mayoría de su vida con su mamá, su padrastro
le ayudo mucho. Estudió psicología, obviamente. Su sueño de pequeño siempre fue ser maestro.
Sigo leyendo hasta llegar a las partes con cosas aún
más personales. Su preferencia de edad
simplemente había una equis tratando de decir que no tenía, había tenido relaciones con personas mayores y menores
y en su preferencia de relación: DD/LG
en el sexo, ¡Dios esto es vergonzoso de leer! ¿Qué tan seguido se masturba?
Una vez a la semana.
Sigo leyendo hasta que escucho que la puerta se abre y yo simplemente me exalto.
–Tranquila.- Ignacio ríe y yo jadeo
—¿Haz terminado de leer todo?.- Pregunta y yo asiento, le entrego su
papel y él niega- es tuyo— dice y yo trago saliva.- yo tengo el tuyo, tu tienes
el mío, es lo justo ¿no?- pregunta y yo asiento.
Él pone los papeles que tenía en su mano en un cajón y los guarda bajo llave. Entonces me mira
- ¿y..?
- Quiero seguir- digo y él sonríe.
Entonces me besa, enredo mis brazos en su cuello y él comienza a bajar mis bragas lentamente. Coloca su mano en mi intimidad y juega con mi clítoris, yo gimo
- vas a tener que ser muy
silenciosa, bebé. Recuerda que nadie puede escucharte- dice y yo muerdo mi labio inferior.
Entonces se arrodilla
frente a mi y acerca su rostro a mi, su caliente aliento choca con mi intimidad y siento un escalofrío recorrer mi
espina dorsal, entonces siento algo húmedo recorrer toda mi parte intima, gimo levemente.
Y de un segundo para otro Ignacio se encontraba lamiendo y succionando mi parte, yo me estaba volviendo loca.
– Ignacio .- Gimo y él me voltea a ver.
Trataba de no cerrar mis ojos pero el placer me lo impedía. Tomo su cabello
y enredo mis dedos en el, y lo empujo un poco más.
Siento como ríe, y eso me
causa más placer a mi
- Joder, se siente muy bien- sollozo.
Sigue así por unos minutos hasta que siento mi cuerpo
tensarse, entonces jalo de su cabello y él gruñe.
Siento como succiona más fuerte en mi parte, muerdo mi labio inferior para no gritar y lo logro.
Llego a mi clímax y simplemente gimo un poco
fuerte. Ignacio sigue lamiendo mi parte por unos segundos y después se levanta y lame sus dedos, hago una mueca de disgusto, trata de besarme pero yo lo evito.
—Iugh- digo y él alza sus cejas.
-Deberías probar tu coño.- dice y yo hago una mueca de asco.- Uno de los más dulces que he probado- canturrea.
Entonces me besa, no me quejo y le sigo el beso, sus manos se posicionan en mi cintura y yo abro unos botones de su camiseta y acaricio su pecho.
Amo su pecho. Gimo en cuanto introduce su lengua en mi cavidad bucal. Baja sus besos hasta mi cuello y la puerta suena, me exalto y lo empujo lejos de mi, él ríe
y niega.
Me bajo de su escritorio, cepillo mi cabello con mis manos y me siento en la silla.
Ignacio se abotona la camiseta y yo acomodo su cabello rápidamente.
Me siento y Ignacio abre la puerta
- ¿Si?
-Señor la señorita Roxana lo espera.- Dice y yo me levanto, muerdo mi mejilla
interior y Ignacio cierra la puerta.
—¿Te veo mañana?-pregunta y yo asiento, me da un pequeño beso en los
labios y él aprieta mi trasero.
Muerdo mi labio inferior y salgo de su cubículo
Siento mi parte punzarme, me siento extraña, pero se siente bien.

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