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Florecer en Cenizas romance Capítulo 107

Sebastián se recargó en la pared y, con el ceño apretado, se frotó las sienes. Un dolor punzante le atravesaba la cabeza.

No quería lastimar a Fabiola, tampoco deseaba orillarla otra vez al borde del abismo. Pero si esa era la única manera de que Fabiola aceptara quedarse a su lado, no le quedaba más remedio.

Al parecer… de verdad no podía vivir sin ella.

Se dio cuenta demasiado tarde. En estos cuatro años, no la había sujetado lo suficiente, y al final, la dejó ir más de la cuenta.

...

—Fabiola, en la vida hay que dejar espacio, también para uno mismo. Lo de Renata y Benjamín, si no cedes… vas a meterte en broncas con la familia Gallegos y la familia Benítez. Y cuando llegue ese día… —Martina lanzó la amenaza en cuanto Fabiola regresó, su voz cargada de advertencia.

—No es solo eso, Fabiola. También te ganarías a la familia Barrera de enemiga —agregó Paulina, soltando una risa mordaz mientras la miraba de arriba abajo.

Una huérfana enfrentando a tres familias poderosas. Nadie necesitaba explicar cómo terminaría esa historia.

—Ya quiero ver el día en que Agustín te deje tirada —dijo Martina con una sonrisa torcida, como si ya estuviera saboreando el momento.

Fabiola guardó silencio. Por dentro, el miedo le hacía un nudo en el estómago…

Pero aun así, no pensaba ceder.

...

Cuando Agustín regresó, encontró a Fabiola sentada, tranquila, en una silla.

—¿Ya comiste bien? Si terminaste, nos vamos.

Fabiola se puso de pie al instante y asintió con fuerza.

Sí… había comido demasiado, tanto que le daban ganas de eructar.

Agustín tomó una servilleta y le limpió la comisura de los labios, luego la tomó de la mano dispuesto a marcharse.

—Agustín… —Paulina le hizo una seña a Karla, quien, nerviosa, se levantó de inmediato—. ¿Podemos… intercambiar contactos? Yo estudio en la Universidad Costa Esmeralda. Mi abuelo me dijo que, si tenía problemas allá, te buscara.

—Amor, agrégale el contacto a ella, ¿sí? Así en Costa Esmeralda pueden apoyarse —dijo Agustín, acercando a Fabiola y rodeándola con el brazo. Antes de que Fabiola pudiera procesarlo, él ya había tomado su celular, lo desbloqueó con su cara y, veloz, abrió WhatsApp y agregó a Karla.

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