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Florecer en Cenizas romance Capítulo 327

La gente que estaba mirando el escándalo se lanzó miradas entre sí.

La verdad, ese tal Gerardo sí que se había pasado de la raya.

El tipo frunció el ceño, y, con una furia desbordada, le gritó a Fabiola:

—¿Y tú quién te crees? Oí que antes fuiste la querida de Sebastián, ¿con qué derecho te atreves a dirigirte a mí?

Agustín, con el semblante endurecido, le propinó una patada que lo mandó directo al suelo.

—Cuando te hablan bien y no entiendes, pues también sé usar los puños.

El hombre salió volando varios metros y terminó tirado, adolorido y con la cara colorada de la vergüenza y la rabia. Se levantó como pudo y gritó, fuera de sí:

—¡Agustín! ¿Tú qué eres, eh? Un perro callejero que la familia Lucero echó a la calle, ¿te atreves a levantarme la mano? ¡Mira que si quiero te borro del mapa como si aplastara una hormiga!

Agustín soltó una risa burlona. Qué descaro el de este tipo.

—Sr. Gerardo, ya estuvo bueno, ¿no? Si sigue así, sólo va a demostrar que no tiene ni tantita madurez para hacer negocios.

Desde la multitud, alguien intervino para apoyar a Agustín.

Para sorpresa de Fabiola, resultó ser Sebastián.

Sebastián se acercó, serio y con la voz grave:

—Además, Fabiola no es mi amante, así que si vuelves a faltarle al respeto, el Grupo Benítez va a romper toda relación con ustedes.

El tipo miró a Sebastián con pánico, y enseguida se puso de pie para disculparse.

—Señor Sebastián... discúlpeme, de veras, fue mi lengua la que me traicionó. No debí decir eso.

Después, se pegó una cachetada y salió huyendo, avergonzado.

Capítulo 327 1

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