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Florecer en Cenizas romance Capítulo 401

Gastón acompañó a Anaís hasta la planta baja y se marchó. Apenas Gastón desapareció, el carro de Felipe se detuvo a un lado de la calle. El miedo paralizó a Anaís; no se atrevía a subir, pero los hombres de Felipe bajaron, la sujetaron a la fuerza y la empujaron dentro del carro, llevándosela sin miramientos.

No muy lejos, Gastón se detuvo justo al girar la esquina. Observó con atención cómo los hombres de Felipe se llevaban a Anaís.

—Vaya... estos tipos sí que son calculadores —murmuró con una sonrisa torcida, sus ojos reflejando una mezcla de desprecio y resignación.

Sin mirar atrás, Gastón dio media vuelta y se alejó.

...

A un costado del parque, Felipe jaló a Anaís fuera del carro. Violeta, sentada como si fuera la reina del lugar en uno de los columpios del área infantil, la observaba con mirada altiva mientras Anaís temblaba de pies a cabeza, incapaz de sostener el llanto.

—Gastón parece tenerte en buena estima, ¿eh? Nada mal —comentó Violeta, esbozando una sonrisa venenosa.

Anaís solo bajó la cabeza, incapaz de contestar.

—Ya sabes lo que tienes que hacer, ¿no es cierto? —Violeta la miró con una calma inquietante.

—Gánate su confianza. Luego busca la manera de llevarlo a Ciudad Faro del Este. Ahí, con temas de apuestas, fiestas, drogas... algo de eso tiene que engancharlo —Violeta dejó escapar una media sonrisa.

—Tranquila, ella no se va a salir del guion. Tenemos suficiente material para que no se atreva a desobedecer —Felipe sonrió, con esa seguridad cruel de quien tiene el control absoluto—. Si se pone rebelde, lo que tenemos la puede destruir.

—Haré todo lo que me pidan —balbuceó Anaís, con la voz quebrada, temblando de miedo.

—Ya estuvo. No te asustes tanto, se te vienen días mejores, por así decirlo. Anda, vete —Felipe le dio dos palmadas en la cara y la dejó ir.

Anaís asintió y salió corriendo, tan rápido como pudo.

Los ojos de Violeta se oscurecieron, y con un tono venenoso preguntó:

—¿Ella también tiene VIH?

Felipe asintió.

—Sí. A todas estas chicas las contagiaron a propósito para tenerlas bajo control. Además, tenemos montones de fotos y videos de todas. No les queda otra que obedecer.

Felipe encendió un cigarro. En ese mundo al que pertenecían, la crueldad era moneda corriente; parecían demonios jugando con la vida de otros.

Violeta y Felipe usaban ese tipo de trampas para atrapar a las personas influyentes del círculo de los millonarios. No solo podían infectarlos con enfermedades, también les quitaban la reputación con pruebas en su contra. Si alguno se atrevía a rebelarse, bastaba con filtrar los videos y fotos para destruirlos en público y acabar con la imagen que tanto trabajo les había costado construir.

Capítulo 401 1

Capítulo 401 2

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