El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 34

Leia El Rey Lycan y su Oscura Tentación 034. LA PROMESA

O romance El Rey Lycan y su Oscura Tentación 034. LA PROMESA foi atualizado com muitos detalhes inesperados, resolvendo diversos conflitos emocionais entre os protagonistas. Além disso, o autor Internet demonstra grande habilidade ao criar situações únicas e envolventes. Acompanhe 034. LA PROMESA da série El Rey Lycan y su Oscura Tentación, escrita por Internet.

Palavras-chave pesquisadas:

História El Rey Lycan y su Oscura Tentación 034. LA PROMESA

El Rey Lycan y su Oscura Tentación por Internet

VALERIA

Lo sentí congelarse, su boca rozando mi mejilla y pensé que se iba a retirar molesto por mi rechazo, hecho un ogro como de costumbre, pero nunca he podido terminar de descifrar al Rey, sigue siendo un enigma para mí.

Un suave beso cayó sobre mi mejilla llena de cicatrices, estremeciendo mi sensible piel y se sintió más íntimo que besarnos en la boca.

Mi pecho comenzó a revolotear nervioso. Resopló un poco y luego al fin me liberó.

Enseguida la frialdad invadió mi cuerpo al no tenerlo abrazándome.

— Bien, entiendo tu decisión y que esté enojada. No te forzaré a nada que no desees – me dijo en voz baja y pensé que ya este momento dramático terminaría, que se iba a retirar a su cuarto.

Sin embargo, caminó hacia el viejo sillón floreado cerca de la cama y se sentó muy tranquilo, cruzando las piernas y tomando un libro de costura que tenía sobre la mesita de noche.

— ¿Qué está haciendo su majestad? ¿Hay algo más que necesite? – le pregunté sin entender qué tramaba ahora.

— No, no necesito nada, continúa con tus cosas – me respondió sin levantar la mirada de las páginas amarillas.

— Usted está en mi habitación – le dije lo lógico, como si él fuera un tonto.

— Sí, ¿y?, soy el amo y señor de todo este castillo, incluyendo esta habitación y he decidido que ahora quiero leer este libro aquí – responde como si nada y deseo gritarle en su cara mezquina e insultarlo.

Ni siquiera me mira y sigue fingiendo que lee sobre costura, ¡el libro incluso está al revés!

¡Rey idiota, prepotente, creído, dominante! ¡Aaaggrrr, que ganas de morderlo!

Ah, pero si quiere guerra, pues guerra tendrá, no pienso ceder esta vez a sus caprichos.

Igual ya él vio todo lo que tenía para enseñar.

Me quito las manos de los senos y dejo que el suave y viejo batón caiga hasta mis caderas donde se atasca.

Mi torso se queda expuesto y si al menos estoy orgullosa de algo es de mis pechos rellenos, me inclino sobre el arcón al pie de la cama y me hago la que rebusco como si tuviese tantas prendas para escoger.

Miro de soslayo por un segundo y lo sorprendo espiándome por encima del libro, sus ojos grises abrazadores son tan intensos que ponen a prueba mi descaro y determinación.

Termino por sacar el otro camisón de repuesto, pero vacilo por un segundo, en realidad ser tan descarada sin la ayuda de la mariposa prostituta me está costando un poco.

Al final, como una cobarde, doy mi espalda y me quiero terminar de cambiar en el baño.

— Hazlo aquí – su voz ronca me detiene – termina lo que empezaste, Valeria o no respondo de lo que pueda hacer.

— Solo me iba a cambiar, señor…

— Entonces cámbiate, aquí, en este espacio, ¿o necesitas ayuda?

— Nno – le respondo nerviosa cayendo en mi misma trampa.

¡Aahhh mariposa dame clases de meretriz porque soy patética seduciendo a un hombre!

Sin girarme termino por empujar mi vestido hacia abajo que cae por mis piernas hasta arrugarse a mis pies.

— Inclínate y recógelo del suelo – otra orden en este morboso juego, ¿no se suponía que esto era un castigo para él?

Me inclino dejando mi trasero empinado, justo a merced de su lujuriosa vista que está quemando a fuego mi intimidad.

— Sshh – escucho un siseo pervertido a mi espalda y enseguida me incorporo agarrando el batón de repuesto para colarlo por encima de mi cabeza.

— No, gírate hacia mí, quiero ver el frente completo.

¡Ay no, por la Diosa!, ¡¿qué he hecho?!

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: El Rey Lycan y su Oscura Tentación