El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 40

VALERIA

Sin embargo, yo ya me aproveché de él y es justo que le devuelva el favor.

Dejo que me tome por la cintura y las nalgas y me pegue a su robusto cuerpo para levantarme.

“Solo te ayudo por solidaridad de camaradas”

Pienso en mi interior, no dejando filtrar mis pensamientos a su mente.

“Claro que sí, lo ayudo por lástima. No tiene nada que ver con las cosquillas que sentí allá abajo, al imaginarme esa cosa abriéndome en dos como un melón.”

Aldric me vuelve a besar sacándome de mis erráticos pensamientos.

Esta vez más íntimo y sensual, se encorva sobre mi pequeña estatura, ambos desnudos, pegajosos del sudor, mientras me acaricia la espalda y las nalgas y yo me aferro a su pecho con mis manos.

Me guía hacia la ducha un paso a la vez.

Sin embargo, de repente todo se va al traste.

Aldric se tensa repentinamente, me separa para esconderme detrás de su espalda posesivamente y girarse hacia la puerta de entrada gruñendo.

Su aura pasa de caliente a congelada y furiosa mientras la puerta se abre de golpe y se escuchan unos gemidos.

Me asomo un poco por el costado para ver entrar al Lycan más joven, Dave, cargando a una doncella del servicio con el vestido remangado y fruncido a la cintura.

Las piernas abiertas están rodeando la cintura del Lycan.

Obviamente, los gemidos excitados son de ella y no era para menos, si su tanga estaba echada a un lado mientras dos dedos de Dave la penetraban rudamente.

La escena excitante se vio paralizada cuando Dave supo en medio de su calentura que algo iba mal.

— Amo, no pare… más…

— ¡Cállate, abajo!, ¡vamos, baja de una vez! – sus ojos en pánico en cuanto vio a Aldric.

Sin yo verle la cara al Rey, supe que estaba en modo asesinato, si su aura afilada y opresiva comenzó a llenar el área de duchas y eso que sentí que me protegía de su furia.

Pobre Dave, que metedura de pata… de nuevo.

— Su… su… majes… — Dave ni siquiera coordinaba palabras.

Reparó en la desnudez del Rey Lycan y luego a su espalda, enseguida me escondí detrás del fuerte cuerpo de Aldric.

Afuera se escuchan rugidos y estruendos, pobrecito Dave, creo que mínimo le llevará una semana recuperarse de la paliza.

Camino por el laberinto de duchas buscando otra salida, no quiero que me vean saliendo por entrada principal y menos contemplar el desastre afuera.

Así que me escabullo como la amante “secreta”, por una puertecita posterior que encontré cerrada y daba a un área de recogida de ropa sucia.

Deambulo, mirando asustadiza hacia atrás, deprisa, arreglándome el cabello y poniendo todo en orden.

Por suerte, como soy la doncella del Rey y siempre estoy a su lado, nadie sospecha que lleve su olor.

“¡¡Valeria, ni se te ocurra dejarme así!!”, escucho un rugido en mi mente y sé que ya me ha descubierto.

Comienzo a correr sin pensármelo dos veces y no puedo evitar sonreír como una chiquilla haciendo una travesura.

Mi vestido y largo cabello negro revolotean por los pasillos de este oscuro castillo y mis viejas zapatillas recorren las frías losas mientras mi risa resuena en las paredes.

No recuerdo hace cuánto tiempo no me reía tan sinceramente, sin reprimirme y siendo yo misma.

Jamás pensé que hacerle una broma al hombre más sanguinario y peligroso del Reino, me hiciera sentir tan complacida.

Pagaré luego mi osadía con mucho placer, para eso tengo a una mariposa descarada adentro, que me da la excusa perfecta.