Resumo do capítulo 051. ACECHANDO ENTRE LAS SOMBRAS do livro El Rey Lycan y su Oscura Tentación de GoodNovel
Descubra os acontecimentos mais importantes de 051. ACECHANDO ENTRE LAS SOMBRAS, um capítulo repleto de surpresas no consagrado romance El Rey Lycan y su Oscura Tentación. Com a escrita envolvente de GoodNovel, esta obra-prima do gênero Hombre-lobo continua a emocionar e surpreender a cada página.
VALERIA
El Altar era hermoso, quien lo hizo gastó mucho esfuerzo, eso era seguro, pero no tenía esa vibra intensa y oscura que me atrajo hacia el otro.
Al pie de varias montañas nevadas, con enormes cascadas cayendo a los lejos, en un claro despejado del bosque de pinos a nuestro alrededor, se alzaba un altar con la base en forma redonda, donde estaban todos esos arabescos que en realidad, no decían nada en concreto.
Por encima la escultura en forma humana de una hermosa mujer vestida con velo y una delicada y sensual túnica, que representaba a la Diosa.
Sus manos abiertas y la cabeza elevada mirando al cielo. Detrás unas alas salían de su espalda como si en cualquier instante fuera a emprender el vuelo hacia las estrellas y un enorme y redondo disco lleno también de pequeñas y exquisitas tallas en la piedra.
Por un segundo, todos nos quedamos asombrados, incluso Aldric y el Alfa sonreía satisfecho del Altar Lunar de su manada.
Me pregunto si sabría que era falso, como muchas cosas en esta manada que parecían ser bien raras.
El que no se dio ni por enterado fue Quinn.
Enseguida arrastró felizmente a su hermana para ir a verificar las inscripciones.
Miré de soslayo a Aldric hablando con el Alfa sobre algunas cosas de este pequeño templo y luego hacia Quinn, que de pronto también me observó con disimulo.
Era obvio que me estaba pidiendo ayuda, pero delante de todos y menos del Rey me podía a darle lecciones de figuritas.
Caminé igual haciéndome la que solo miraba asombrada y llegué hasta donde anotaba en su cuadernillo.
— Celine, vigila – escuché que murmuró y supe que mi secreto superbién guardado ya había caído en otros oídos.
— No te preocupes, ella no va a decir nada – me susurró entonces, adivinando mi ceño fruncido.
— Bien, no hay tiempo, este Altar…
— Viene su majestad – Celine enseguida nos avisó y me tensé, pero luego disimulé lo mejor que pude.
— Este es más hermoso que el de la aldea pasada – acaricié la laja pulida, muy suave al tacto, nada rugosa y miré la escultura de varios metros de altura.
— Valeria, deja a Quinn y Celine a cargo de estudiar, vamos, necesitamos ir a resolver algunos asuntos – la voz fría de Aldric resonó cerca de nosotros.
Era obvio que no le hacía ni pizca de gracia verme cerca del guardián.
Así que volví a seguirlo en sus caprichos y de nuevo, me vi involucrada en más problemas… nada nuevo en mi vida de riesgos al lado del Rey Lycan.
*****
ALDRIC
— Su majestad, ya me lo confirmó mi empleado, su abuelo sabe cómo eliminar ese hechizo del cual me preguntó. No es necesario utilizar el viejo método de buscar al macho por todos lados, existe otra forma más práctica – me dice el Alfa y asiento agradecido mirando a Valeria a lo lejos, haciéndose la que observa el paisaje.
Al final, termina acercándose a ese chacal y es evidente que Quinn siempre está pendiente de ella.
Me hierve la sangre al presentir una conexión invisible entre ambos, como si fueran cómplices en algo que yo no sé.
Espero estármelo imaginando, los secretos de Valeria, lo que sea, bueno o malo, solo los deseo conocer yo.
Regresamos a la mansión en el carruaje, a través de una carretera escarpada que bajaba la montaña y atravesaba el bosque.
Memoricé el camino por si acaso, algo me decía que tendría que regresar aquí.
— Srta. Valeria, mi hijo pequeño despertó y quiere darle las gracias por su ayuda, como le dije, enseguida sanó con mi sangre, a excepción de sus piernas, Edward en un niño fuerte – el Alfa me habla cuando ya estamos llegando.
— Bien, aprovecharé para pasarlo a saludar si usted me lo permite.
— Por supuesto, por supuesto, es usted bienvenida a hacer lo que desee – me dice solícito mirando de soslayo a Aldric, como un perro en busca de que su amo lo felicite.
Se supone, que este es el súper Alfa de la manada, el más temido y respetado, pero frente al poder absoluto del Rey Lycan, todos parecen simples Omegas.
— Valeria, partiremos dentro de poco tiempo – me advierte su majestad y asiento subiendo las escaleras para visitar la habitación del pequeño Edward.
Una doncella me guía y me abre la puerta de madera para hacerme entrar a una habitación casi en penumbras.
— Señorito Edward, la doncella del Rey, que lo ayudó en el parque, ha venido a visitarlo – me anunció la mujer y la seguí al interior.
Desde que atravesé el umbral de esa alcoba y vi la pequeña silueta descansando en la enorme cama, un escalofrío atenazó mi alma.
Mis ojos vagaron enseguida por las esquinas oscuras de este cuarto con poca visibilidad.
Algo, acechaba entre las sombras.
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