Resumo do capítulo 052. PASEO AL TEATRO de El Rey Lycan y su Oscura Tentación
Neste capítulo de destaque do romance Hombre-lobo El Rey Lycan y su Oscura Tentación, GoodNovel apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
VALERIA
Enseguida caminé hacia la cama con el corazón apretado en mi pecho, pero suspiré aliviada cuando lo vi abrir sus ojitos azules, bien vivo y coleando.
— Muchas gracias, señorita Valeria, por ayudarme en el parque – me dice con una tierna voz infantil educada que me derrite el corazón.
Lo más triste de todo, dada mi situación de posible infertilidad, es que siempre me han encantado los cachorros.
— De nada, pequeño Edward, solo hice lo que cualquier persona haría – le respondo sentándome en el borde de la cama.
Él sonríe con dulzura y su mano suavecita sale a agarrar la mía, apoyada en el edredón.
Se ve tan solito en este oscuro y solitario cuarto, no necesito estar aquí por mucho tiempo para darme cuenta que el hijo “defectuoso” no es el favorito.
— ¿Puede abrir las cortinas, por favor? Hay demasiada oscuridad – le pido a la doncella y por un segundo siento la rigidez en la mano de Edward, pero al mirarlo, no tiene nada extraño y enseguida se relaja.
Las pesadas cortinas se abren y la luz del sol ilumina la amplia alcoba.
Recuerdo de repente las cicatrices en mi rostro y tengo miedo de asustarlo, pero él no parece temeroso de mi presencia.
Disimuladamente, en lo que me está hablando de cosas infantiles, observo todos los rincones, pero lo que sea que acechaba, ya ha tomado otro rumbo o se escondió mejor y eso me preocupa más.
Dejarlo aquí solito y que algo o alguien, lo ataque por la espalda, sin embargo, no tengo tanta confianza en esta casa y ya tuve un encuentro desagradable con su madre.
Nada más puedo hacer, que rezar por estar paranoica.
“Valeria, ya debemos marcharnos” de repente la voz de Aldric llega hasta mi mente estremeciendo cada una de mis neuronas.
— Pequeño Edward, lo lamento, pero debo ir al centro de la manada por unos encargos, más tarde vengo a visitarlo, descanse…
— ¡Espere Srta. Valeria! – me agarra con fuerza la mano cuando hago por levantarme
— Si va al pueblo debe ir al teatro ambulante, Simone, una de las doncellas, me dijo que era muy lindo y divertido.
Me dice y sus palabras van bajando hasta casi un susurro, sus ojos de cachorro abandonado me conmueven el corazón.
Es obvio que quiere ir y este niño, la verdad me da mucha lástima.
“Señor, será que nosotros… que yo… si le pregunta al Alfa…”
“Valeria, dime de una vez que deseas” su voz firme me responde.
“¿Podemos llevar al hijo pequeño del Alfa a dar una vuelta por el pueblo? ¡Yo lo cuido, no lo va a molestar!”, enseguida agrego y le sonrío a Edward, haciéndole una señal de que me dé un instante.
Al momento sus ojitos se iluminan con esperanza.
“Dice que si le da permiso, subiré ahora para bajarlo por las escaleras, él no puede caminar bien por sí solo” me responde y a pesar de sus maneras bruscas, me calienta el corazón que me complazca en estas cosas, que en realidad me importan demasiado.
Así, fue como se sumó al carruaje el pequeño Edward sobre mis piernas, miraba con un poco de miedo al Lycan gruñón al frente nuestro, pero yo lo entretenía con el paisaje.
Incluso aunque Valeria pudiese, yo no resistiría sostener de nuevo a un hijo mío en los brazos para que mis enemigos lo cacen como a una bestia y terminen acabando con mi descendencia, solo por temor a que mis fuertes genes perduren en mis cachorros.
Aparto la mirada y solo veo los árboles pasar, con una infinita tristeza en mi corazón.
*****
Llegados al teatro ambulante, montado en la plaza de la manada, los dejé sentados observando hacia el escenario, rodeados de otros niños con sus padres, riendo con las marionetas.
— ¿Está muy lejos el lugar donde vive el viejo lobo? – le pregunto al Alfa mientras seguimos a su empleado.
— No, no, según me dijo el mozo, es una de las casas de esas colinas – me señala y la verdad no es lejos, pero tampoco tan cerca.
Miro hacia atrás nuevamente vigilando a Valeria.
Parece un entorno seguro a su alrededor y esta manada es muy pacífica, pero no olvido que aquí hay un Altar Lunar y no sé si el enemigo logró saber su ubicación.
Igual el Altar está lejos, en las montañas, donde Quinn lo estudia.
“Valeria, no se muevan de aquí hasta que regrese, ¿bien?”
Ella me asegura que sí y mira en mi dirección.
Observo sus hermosos ojos azules y me quedo más tranquilo, apresurando igual el paso para regresar más rápido con mi doncella.
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