Resumo do capítulo 055. ELLA ES MI MATE de El Rey Lycan y su Oscura Tentación
Neste capítulo de destaque do romance Hombre-lobo El Rey Lycan y su Oscura Tentación, GoodNovel apresenta novos desafios, emoções intensas e avanços na história que prendem o leitor do início ao fim.
ALDRIC
Cuando llegué a esa plaza y no vi a Valeria, la sangre se me enfrió en el cuerpo.
Enseguida la intenté llamar por el vínculo, pero parecía estar muy lejos.
Seguí su olor como un demente, hasta que vimos la silla del hijo del Alfa abandonada en un patio interior y algunas personas nos contaron lo que escucharon o vieron.
Ella estaba de nuevo en problemas, de imprudente, persiguiendo a un desconocido.
Sé que lo hacía por el cachorro, pero arriesgar así su vida y exponerse al peligro, me hace hervir la sangre con ganas de darle unas buenas nalgadas.
“Valeria, no te voy a castigar si estás a salvo, juro que ni te voy a reñir, pero por favor, mantente con vida”
Le rogaba en mi mente, corriendo a mi máxima velocidad por la manada, casi convertido en mi bestia, dejando atrás al Alfa que me seguía.
Sin embargo, al llegar a esa casucha, pude sentir las ratas escapándose por detrás de la casa, pero no tenía tiempo para esos hombres, luego los cazaría.
Ahora mismo, el intenso olor a sangre de Valeria hizo que mi alma temblara con un miedo que conocía muy bien.
El terror de perder a un ser querido.
— ¡¡VALERIA!! – rugí al entrar buscándola y mirar a ese oscuro agujero, para verla agonizando en el fondo del abismo.
Salté sin siquiera pensarlo, cayendo sobre el desgastado suelo que traqueó por mi peso y enseguida arrodillándome a su lado.
Mis manos temblorosas fueron a tocar la herida en su pecho, por donde sobresalía un oxidado tubo de acero.
— Al…dric…
— No hables pequeña, no gastes energía, resiste, voy a salvarte, voy a salvarte, aunque me cueste la vida – le prometía, pero por dentro de mí estaba maldiciendo, sumido en la desesperación.
Si sacaba ese hierro de su pecho se abriría una herida peor y temía por su corazón.
No la podía mover de este sitio, Valeria no sanaba como todos los hombres lobos, por eso sus cicatrices.
Ella estaba muriendo, sentía cada vez menos su pulso, su piel se volvía pálida y fría.
Mi cordura se estaba yendo junto con su vida, al estar repitiendo la pesadilla de ver fallecer entre mis brazos a la mujer que más me importaba en el mundo.
“No, no, no puedes morir Valeria, no te puedo perder también, no puedo” mi pecho se apretaba y mis emociones fluctuaban hacia la impotencia y la ira.
“Alfa Garret, ¡¿dónde cojones está?!, ¡¡TE NECESITO AQUÍ, AHORA!!”, le ordené a Garret obligándolo con todo mi poder, pero lo sabía muy bien, ni aunque le salieran alas llegaría a tiempo para darle de su sangre a Valeria.
La apreté con desesperación contra mi cuerpo, tratando de no moverla bruscamente, ordenándole una y otra vez que bebiera.
La sangre bajaba por su barbilla, desperdiciándose y ella se ponía más rígida a cada segundo.
“¡Toma de mi sangre, Valeria, reacciona, lucha, no te rindas!, ¡¡maldici0n!!, ¡no tienes permitido rendirte, bebe de mi sangre! ¡¡Valeria, toma de mi fuerza vital!!”
Me volví loco gritándole, rugiéndole en su mente, obligándola con todo mi poder de lycan.
La impotencia creciendo en mi alma hasta que al fin, cuando estaba al borde del precipicio, sentí sus labios moviéndose sobre mi piel.
Mi corazón latía como loco, pocas veces he sentido tanto miedo en mi vida. La obligaba a tomarse la cura o el veneno mortal.
Me quedé quieto mientras ella se alimentaba de mi vena, acariciando su cabello y acostado sobre el suelo de lado, inclinado sobre su cuerpo.
Cerré los ojos húmedos para suprimir el nudo en mi garganta y la alegría que me invadía.
El placer recorriendo mi cuerpo a pesar de la situación.
No cabe duda alguna, Valeria era mi mate, mi segunda oportunidad de amar.
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