Das histórias de Internet que li, talvez a mais impressionante seja El Rey Lycan y su Oscura Tentación. A história é boa demais, me deixando com muitas expectativas. Atualmente, o mangá foi traduzido para 057. LA NOTA SECRETA. Vamos agora ler a história El Rey Lycan y su Oscura Tentación do autor Internet aqui.
VALERIA
Me amenaza y acto seguido se inclina sobre la mesita de noche rebuscando algo en la gaveta.
No veo bien, pero observo que se lleva una cosa a la boca y luego lo tengo sobre mi cuerpo, sometiéndome en la cama y devorando mis labios.
Agarra mi cabello en un puño y la otra mano va a mi cuello, sin permitirme escapar de su deliciosa invasión y su lengua enredando la mía.
Algo se cuela por mi garganta y entro en pánico, ¿qué me ha dado de comer?
Sus dedos se hunden en mis mejillas y me obligan a mantener la boca abierta.
“No luches, Valeria, confía en mí, es una medicina para que no te quede cicatriz”
Dejo de forcejear sometida a su dominación, confiando de nuevo en un hombre y espero, esta vez, no equivocarme de nuevo.
No me iba a salvar la vida para luego quitármela.
Tragué una especie de bolita babosa y enseguida sentí calor por todos lados, pero sobre todo, debajo de mi pecho izquierdo.
Aldric dejo de besarme para abrirme a tirones el batón y su boca bajó a lamerme y chuparme bien rico los senos, acunándolos entres sus grandes manos, apretándolos y pellizcando mis duros pezones.
Lamía una y otra vez ese sitio que escocía y dolía, donde estaba el hechizo.
Gruñendo excitado y su pesada erección se restregaba sobre mi muslo con el movimiento sensual de sus caderas.
El deseo vibraba en mi cuerpo como aquella vez donde tuve la crisis, ¿por qué justo ahora me pasa esto?
— ¡Aaaahhh! – grité arqueando la espalda, cuando una punzada dolorosa me hizo rabiar, como si algo se hubiese desprendido de mi cuerpo.
No sé qué más sucedió, perdí el conocimiento. Abrí los ojos en la mañana y ya estaba sola en la cama.
*****
Al otro día visité a Edward que lloró entre mis brazos e incluso me pidió disculpas porque salí herida.
¿Cómo iba a culpar a una criatura por eso?
Lo dejé más calmado, con su madre, que al menos frente a las visitas fingía preocupación.
Luego relaté en el despacho al Rey y al Alfa, todo lo que había sucedido y lo que escuché de ese secuestrador y sus secuaces.
Parecía ser un antiguo mozo de la mansión que fue echado de la manada por ladrón.
No quedó claro si de verdad fue un secuestro o algo más turbio.
Le dije en privado a Aldric lo que escuché a medias, que ellos conocían mi identidad, que parecían haber utilizado al niño como señuelo para atraerme y que trabajaban para otra persona que les pagaba.
El Rey se quedó pensativo, frunciendo el ceño, pero solo me advirtió que me mantuviese a su lado.
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