El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 58

ALDRIC

Llegó un reporte urgente de su patrulla que encontraron los restos de esos tres hombres en los límites de la manada.

— Es obvio que eliminaron a los testigos, ¿cómo se colaron dentro de la manada si supuestamente estaban exiliados? – le pregunto al Alfa que me mira nervioso.

— Ellos, parece que se camuflaron con las personas del teatro ambulante que viajan de una manada a la otra.

— Los guardias no revisaron bien la caravana – me responde esquivando mi mirada de “eres un idiota manejando tu seguridad”

— Alfa, necesito la información que me dijo que tenía del Altar – Quinn de repente le habló.

Parece que esta vez no había descifrado tan fácil esas palabras de mierd4.

— ¿Ahora? Pero la fiesta… — se quedó callado ante mi expresión de: “me importa un comino esta absurda fiesta”

Asistí un rato por educación, pero moría por ir a acosar a mi Valeria.

— Cla… claro Guardián… ya regreso – y se levanta para abrir la puerta y salir.

Lo escucho cerca, hablando con un mozo que transitaba por el pasillo.

«¿Una nota para el Sr. Quinn? ¿La señorita Valeria? Debiste haberte equivocado, ¡idiota! Qué cansado me tiene estar rodeado de ineptos ¡Dame acá y ve a hacer bien tu trabajo!»

Puedo percibir muy bien la rigidez de Quinn a mi lado y me levanto del sillón para salir al pasillo porque las palabras “Valeria y Quinn” en la misma oración, me dan ganas de asesinar a alguien.

— ¿Qué sucede? – le pregunto a Garret sorprendiéndolo y se gira para pasarme una nota.

— Su majestad, este recado se lo envió la Srta. Valeria con un mozo – me responde y no digo nada.

Abro el sobre y dentro hay nota de pocas palabras “Altar de la Diosa”, con la caligrafía de mi doncella.

— Bien, gracias Alfa – le digo y sin esperar respuesta, voy caminando hacia el cuarto con varias ideas en mi cabeza que no me gustan para nada.

Abro la habitación y toco fuerte en la puerta del medio, llamándola.

Lo repito como dos veces hasta que la rabia me puede más y pateo la madera hasta hacerla astilla.

Como imaginé, la habitación está vacía.

Valeria me desobedeció al salir sola y durante la noche. Sé muy bien dónde está.

Arrugo la hoja y salto por la misma ventana de su habitación, por donde escapó dejando atrás su olor.

Corro bajo la luna siguiendo su rastro. Más le vale tener una buena explicación para este asunto.

Esta noche, mi hembra me va a conocer por completo.

*****

VALERIA

Camino hasta el majestuoso Altar y me inclino a examinar las inscripciones, dándole la vuelta a toda la base redonda de un metro de altura.

Desviaré su atención por completo.

Quito su mano de mi barbilla y me pongo de puntillas, rodeando su cuello con mis brazos, pegando mis senos a su pecho, mi cuerpo seduciendo al suyo, sintiendo como todo se calienta en mi interior.

— Aldric, tengo una crisis del hechizo, yo, necesito de tu ayuda, por eso te cité aquí, lejos de los curiosos – le digo acariciando su nuca y dando besitos en su masculina línea mandibular.

No tengo que fingir mucho mis ganas, Diosa, este hombre huele a puro sexo, del que te hace estremecer el útero.

Quiero probarlo hasta el final.

Definitivamente, es la lujuria de esa mariposa ramera.

— ¿Así que el hechizo y la mariposa?, ¿no? – me pega brusco a su enorme y fuerte cuerpo, con la mano en mis nalgas y la otra en mi nuca, peligroso y oscuro, intenso y sexy.

— Entonces solo puedo cumplir con mi parte del trato y saciar tus ganas, pero antes, me debes varios castigos Valeria.

Me tenso ante su amenaza ¿Castigos?

Desabrocha mi capa que cae al suelo dejándome solo con el sencillo vestido.

— Quítate la braga y súbete de rodillas sobre el Altar de la Diosa – me ordena dominante y sé que no está bromeando.

¡¿Qué?! Sobre… ¡¿Sobre el Altar a la Diosa?! ¡Falso o no este monumento es sagrado!

¡¿Qué piensa hacerme este lycan cachondo frente a la madre Luna?!