El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 59

VALERIA

— Pero, señor, el altar es sagrado… — doy un paso hacia atrás mientras él da un paso hacia mí.

Me estremezco de pies a cabeza con la mirada peligrosa que me está dando.

— Aquí lo único sagrado es lo que te voy a hacer a continuación, no me hagas repetirme Valeria, me querías aquí, aquí me tienes – se detiene amenazante y su aura intensa me rodea como acariciando mi piel.

— A partir de ahora no soy tu Rey, ni tu jefe, soy tu macho y me llamas por mi nombre, ¡obedece de una vez!

Con manos temblorosas subo mi vestido por los muslos y halo hacia abajo la braga, pasándola por mis botines altos negros.

Quiero esconderla a mi espalda, me avergüenzo al ver la mancha mojada en la tela, pero una mano de lycan me la arrebata con rapidez.

— Ya veo que esa mariposa está bien caliente y lujuriosa hoy, súbete a la plataforma Valeria.

Sus ojos grises entrecerrados me observan como una bestia cazando, su rostro volteado a un lado mientras olfatea profundamente mi braga en su mano y me habla ronco con los caninos afuera.

Trago en seco, nerviosa, al verlo guardarse la prenda en un bolsillo del pantalón y me giro para subir en la plataforma del Altar.

Miro hacia arriba la enorme estatua de la Diosa.

Por todos los cielos qué tipo de rito pervertido es este y por qué rayos estoy tan cachonda, no es tan doloroso como la primera vez, pero eso no quiere decir que lo desee menos.

Parece que mi mentira de la crisis se hizo realidad.

— De rodillas y de frente a mí – escucho su orden ronca a mi espalda y me giro quedando en el borde, él parado frente a mí y la plataforma le da por los muslos.

Mi corazón comienza a latir desbocado cuando sube su mano y me acaricia el rostro, lento y sensual, nuestras miradas se entrecruzan con tanta intensidad que siento que he vivido solo para disfrutar este momento tan íntimo.

Sus dedos recorren mis labios y saco la punta de la lengua para lamerlo, quiero probar de nuevo su sangre, me consume la necesidad de devorar a este hombre.

Su dedo gordo se cuela en mi boca y lo chupo eróticamente como muero por hacer con su miembro que ya hace un enorme bulto tensando la tela.

— Eres la tentación más hermosa que he visto jamás – confiesa en un susurro antes de inclinarse y comenzar a besarme.

Abro mis labios y gimo ante la delicia de su boca, de su lengua jugando con la mía, seduciéndome.