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Clases de amor, para el diablo romance Capítulo 11

Antonella

Estoy con mis amigas en el centro comercial, comprando ropa para el viaje a Hawái. Damián aún no está contento de que vaya al viaje, porque odia la idea de que otros hombres me puedan ver en traje de baño. Habíamos quedado en que iba a mejorar sus celos, pero resulta que no ha sido así. Es tan posesivo, y eso me asfixia. Yo necesito mi espacio, aire fresco.

Quiero hacerle entender que no siempre puede vivir celándome de todos, eso no es sano ni para él ni para la relación que se supones estamos intentando conllevar.

Le ha dicho a Daniela que, si algún hombre se me llega a acercar o algo malo me pasa y ella no hace nada para evitarlo, la desheredará y la desterrará por completo de la familia. Díganme si no exagera demasiado. Como puede dejar a Daniela caer una responsabilidad como esa en tal caso que me ocurra algo.

Damián tiene que encontrar la manera de cambiar ese estilo de ser tan posesivo, y que se no será pronto, pero debo lograr que así sea.

—Me gusta este, ¿y a ti? —pregunta Amelia viéndose la camisa puesta.

—Mejor está la mía.

Observa mi camisa y entorna la mirada.

—¿Otra más Nella? —Dalia me mira con fastidio.

—Me encanta, chicas. —Hago pucheros. Ya esta es la tercera camisa que me compro en lo que va de año; mismo modelo, mismo color, misma marca. Me encanta tanto que la uso hasta para dormir.

—Estás loca. Llevarás otra camisa. Ya no soporto esa misma de siempre y en todos los viajes que hacemos.

—¿Qué hacen, chicas? —inquiero tras hacer pucheros. No quiero llevar otra camisa que no sea esta. Me siento cómoda con ella.

—Te vamos a elegir otra camisa, una diferente a la misma de siempre. —Amelia se niega a dejar que yo adquiera la camisa.

Genial, ahora uno no puede tener un gusto por una camisa en particular.

—Las odio —me dejo caer en mi silla—, son unas arpías.

—Bien, pruébate esta. —Me tienden la camisa Amelia.

—Está bien. —La tomo en mis manos y me lo pruebo. La verdad me queda genial. No puedo negar que es muy hermosa, pero yo quería aquella camisa—. Me la llevo.

Ellas sonríen contentas, y yo solo bufo.

—Por cierto, Nella, ¿ya Damián aceptó que te vas de vacaciones? —cuestiona Amelia mientras desfila con una nueva camisa. Incluso hasta a ella les resulta Estraño que él me deje ir.

—Sí, aunque fue un proceso. —Toco mi estómago por la manera en cómo ruge. Quizás debería ir a comer en cuanto salgamos de aquí.

—Amiga, ¿a veces no piensas que él te quiere de verdad?

Suspiro.

Jamás he negado esa posibilidad, de ser así tiene una forma muy extraña de querer.

—Sí, y así lo siento. El problema aquí está en si yo lo quiera a él —Juego con mis dedos—. Me gusta, y mucho. Es inevitable que no me guste esa bomba sexi. No se me hace fácil ver su perfecto cuerpo todas las noches, y ambas saben que él es muy apetitoso, pero me da miedo sentir algo más, ya que Damián tiene un enorme historial de mujeres —expongo con molestia cuando recuerdo lo del viaje. ¿Que si tengo celos? Sí, los tengo, y mucho.

¡Claro que voy a tener celos de esas mujeres que tienen la facilidad de comerse a mi esposo! Yo aun sigo temiendo de estar con él, no sé ni porque debo tener celos de ellas, no son más que juguetes para Damián.

Lo importante es que yo debo darme a respetar si quiero que él me valore y me tome en serio.

—Renzo es un idiota, merecía ese puño —habla Amelia con molestia.

—Qué bello Damián —halaga Dalia—. Tienes que darle una oportunidad. —Ellas definitivamente que sueña con que Damián y yo estemos bien.

—La verdad es que no me gustó que golpeara a Renzo, es mi hermano, y ambas saben que lo adoro demasiado, pero también me alegra saber que le molesta la manera en cómo mi hermano me trata. —Supongo que eso es una buena señal. Ver como Damián se enoja con ellos por cómo se comportan conmigo.

Es lindo de su parte.

—Eso es bueno. ¿Ya ves que el diablo sí tiene su corazoncito? —chistea, y yo pongo los ojos en blanco.

—La verdad, sí, solo que tiene una manera extraña de hacérmelo saber. —Me encojo de hombros, y ellas comienzan a reír.

—Extraña o no, lo cierto es que está demostrando que eres más que un simple capricho. En mi opinión, tú siempre has sido para él más que una obsesión o capricho, solo que no ha sabido como manifestar sus sentimientos hacia a ti. Teme que lo rechaces. —Es válido el punto de Dalia.

Aunque él sabe que si me dice lo que siente yo no lo rechazare, al contrario, eso me llenara de felicidad.

Damián es orgulloso, o puede que no sea orgullo y quiere primero estar seguro de lo que siente para confesarlo.

Sea lo que sea no pienso presionarlo, dejaré que el tiempo se ocupe de mostrarnos a los dos nuestros sentimientos.

Tengo en el fondo un buen presentimiento de que Damián y yo lograremos mucho, en especial él.

La tarde se nos va entre compras y charlas de todo lo que haremos en Hawái.

Damián me acaba de llamar para informarme que ya no pasará por mí debido a que le salió trabajo a último momento, por lo que me toca irme con mis amigas.

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