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El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 106

VALERIA

— ¿Tres… tres centavos? Solo… solo tengo esto, no puedo pagar tanto, ¡sabe que aquí nadie puede pagar ese impuesto tan caro!

— Entonces quéjate con el Rey, no conmigo, ¡sáquenla de una vez y si se resiste golpéenla hasta dejarla inconsciente y que cierre la boca! – pateó la mano de la mujer antes de dar la vuelta para marcharse y las dos monedas ennegrecidas que llevaba en la mano, rodaron por el suelo.

La pobre mujer andrajosa se abalanzó a recogerlas, llorando y enseguida esos hombres, como depredadores, quisieron arrastrarla lejos de la puerta hacia un callejón.

Cuando se giró, pude ver el bultico en sus manos, era un niño de apenas un año, en el puro hueso como ella, como el hombre sonriente que hacía de guía, como todos, menos esa bruja y sus guardias.

— ¡Déjenla en paz! – no pude aguantar el meterme, sobre todo por la criatura, era obvio que la golpearían sin compasión o algo peor.

Halé a la mujer hacia mis brazos y cuando los hombres hicieron por agredirme un gruñido amenazante se escuchó a mi lado y luego la espalda de Quinn frente a nosotras.

— ¿Quién eres, que te atreves a meterte en nuestros asuntos? – uno de los guardias preguntó de manera hosca, mirando a Quinn con recelo.

— Solo queremos traer a una paciente, ¿esta es la casa de la Madame Augusta? – intenté mediar para no caer mal desde el comienzo.

La mujer llorosa en mis brazos me agradeció en voz baja y se hizo a un lado con el guía, que parecía conocerla.

— Yo soy Madame Augusta, ¿quién eres forastera? – volvió a salir por la puerta esa desagradable mujer.

— Mi nombre es Valeria, vinimos a visitarla para que cure a mi amiga – le mostré el rostro de Celine bajo la capucha y ella la miró desde su posición, alzando una ceja.

— Puedo darle un tónico para que recupere algo de fuerza, 100 monedas cuesta el tratamiento – me dijo sin más y me quedé un poco en shock, ¿era tan caro y ni siquiera por la cura definitiva?

Bajé mi mirada sacando la bolsita de cuero de mi fajín y revisé, si llegaba a 30 monedas era mucho.

— Yo… ¿con 30 monedas puede tratarla?, tengo, tengo este lindo pasador y este… — pensé en que lo más valioso que llevaba conmigo era el colgante, pero no podía darlo bajo ningún motivo.

— ¿Todos se creen hoy que esto es una casa de caridad? 100 monedas o nada, a menos que tu amiga sea una vampira pura y por lo que veo, no es el caso, ¡échenlos!

— ¡No, no, espere! – di un paso adelante desesperada, de alguna manera me sentí como la mujer que estaba suplicando hasta hace unos segundos.

“Aquí te espero, querida” Las palabras de ese maldit0 flotaron en mi mente.

Sabía muy bien que necesitaría dinero para que Celine fuese atendida, parece que él mismo puso este impuesto que solo exime a los de su propia raza.

Tendría que irle a rogar por dinero, ¡malnacido asqueroso!

— Voy… voy a buscar el dinero ahora mismo a la posada, por favor, aquí le dejo las 30 monedas, al menos pásela y véala, yo regreso enseguida – le pedí, tragándome las ganas de insultar a esta vieja bruja y ella se lo pensó por unos segundos.

Miró a nuestras ropas, de arriba abajo y después asintió.

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