El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 11

Resumo de 011. DE REGRESO AL PELIGRO: El Rey Lycan y su Oscura Tentación

Resumo de 011. DE REGRESO AL PELIGRO – El Rey Lycan y su Oscura Tentación por GoodNovel

Em 011. DE REGRESO AL PELIGRO, um capítulo marcante do aclamado romance de Hombre-lobo El Rey Lycan y su Oscura Tentación, escrito por GoodNovel, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de El Rey Lycan y su Oscura Tentación.

VALERIA

— Mmmmnnn ggrr – gruño y las lágrimas de impotencia caen sobre mis mejillas.

Aborrezco sentirme tan indefensa, odio esto y una ira va creciendo en mi interior cuando mis piernas son abiertas sin piedad, con un dolor punzante y sus dedos van a arrancar mi braga para acceder a mi intimidad.

Comienzo a ver en rojo, es el mismo sentimiento de cuando asesiné a mi ex pareja.

Un cuervo grazna sobre las altas copas de los árboles y mi consciencia empieza a ceder a mi ira, a la oscuridad en mi interior.

“Matar, matar, matar” es lo único en lo que pienso ahora mismo.

— ¡Aaahhh!

— ¡¿Pero qué demonios?! ¡No, no, no…! ¡Aahaahhh!…

Gritos se escuchan sacándome del trance y el peso sobre mis caderas cede.

Mis manos también son liberadas y me incorporo enseguida temblando, apartando esa asquerosa camisa de mi cara y el paño de mi boca.

Algo salpica en mi rostro, llevo los dedos a mis labios, hacia el líquido caliente que tiñe mis cicatrices y a través de la oscuridad veo la sangre fresca y la huelo en el aire.

Mi cabeza se eleva para ver una mano llena de garras atravesar el pecho del hombre que iba a abusarme ahora mismo y salir por su espalda.

El corazón aun palpitando entre las garras que lo apresan y aprietan, convirtiéndolo solo en una pulpa de carne.

El miedo corriendo por mis venas, mientras me arrastraba hacia atrás por el suelo del bosque, tiritando, solo mirando la escena sangrienta en el claro.

— ¡Espere señor, espere, por favor, se lo suplico! ¡¡le puedo explicar!! – el jefe de esos guerreros está ahora de rodillas delante de un enorme rubio vestido por completo de negro que parece un mensajero de la muerte.

Los otros dos cadáveres en el suelo, sin vida y con un enorme agujero en sus pechos, sus corazones han sido sacados por una mujer que nunca había visto.

— ¡Habla rápido! – le ruge el Lycan con su voz estridente.

A través de los rayos de luna que se filtran por entre las ramas lo reconozco, es el guardián que me pidió la toalla aquella vez.

— ¡Esta mujer, la encontramos queriendo escapar, mire, le robó a su majestad y además lo envenenó, solo le estábamos enseñando una lección en nombre del Rey…!

— ¡Es mentira! ¡Mentiroso! – salí de mi aturdimiento y me defendí — ¡Estaba en la casa de la Gobernanta, me raptaron y querían abusar de mí! ¡No robe nada, el Rey me lo dio!

Me defendí con voz ronca, con ira y él seguía acusándome.

— ¡Cállense de una vez los dos! – la mujer de cabello castaño que acompañaba al Lycan nos rugió.

Cerré la boca enseguida, mordiéndome el labio inferior tembloroso, llena de rabia y desesperación.

Él era de su manada y seguro le iban a creer, pero el Rey, él sabía que yo no robé, sin embargo, aún no me quedaba claro si estas órdenes las dio Aldric en venganza.

Me arañan y hieren, agregan más marcas a mi cuerpo y solo puedo cerrar los ojos y gritar de dolor cuando mi espalda impacta sobre una gruesa rama, sacando de golpe el aire de mis pulmones.

Es como un torbellino mientras caigo desde las alturas, enredada con las hojas y al final, me estrello duro contra el suelo.

Solo negro se ve frente a mis ojos. No sé cómo pude ser tan idiota y pensar que escaparía de esta manera.

******

Algo cálido baja por mi garganta adolorida, en realidad todo me duele.

Siento una mano grande, agarrándome por la nuca para incorporarme un poco.

Una presencia se cierne sobre mí, protectora, mientras me encuentro tendida sobre algo que parece una cama.

Mis ojos pesados se abren tenaces, en una rendija pequeña y lo veo cerca de mi rostro magullado, dándome con paciencia ese brebaje que huele a hierbas y a sangre.

Es tan apuesto a pesar del peligro que representa, que no puedo evitar quedarme observándolo fijamente, como hechizada.

— ¿Ya estás despierta? – su voz ronca me pregunta, su aliento cae en mi piel a la vez que separa la medicina de mis labios.

Quiero responderle, voy a abrir la boca, pero mi mirada va más allá de su espalda, a la puerta que se ha abierto en algún momento, dejando entrar al monstruo feroz y mi cuerpo tiembla instintivamente, lleno de miedo.

— ¡¿Qué demonios sucede aquí?! ¡¿Qué haces tocando a mi doncella?!

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