El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 21

VALERIA

Solo había escuchado hablar de ellos en las historias de miedo para los niños traviesos.

Eran demasiado raros de encontrar y casi nadie había sobrevivido al verlos.

Seres de pura energía oscura y maldad, magia podrida y asesina.

Sus ojos rojos, como dos abismos profundos llenos de llamas, me miraban fijos en ese rostro sin forma, haciéndome temblar de miedo.

Su cuerpo lleno de una bruma negra y como pelos largos colgando por todos lados mientras avanzaba hacia mi posición.

Sus brazos demasiado largos, desproporcionados, con unas garras afiladas y gigantes que me podían atravesar de lado a lado.

Gateé hacia atrás, arrastrándome por el suelo, no me sentía las piernas, el corazón me latía tan rápido que creí que se detendría en cualquier momento.

Intenté levantarme varias veces y fallaba, lo tenía sobre mí y a través de la oscuridad, vi con terror como abrió una boca llena de dientes disparejos y me sonrió, erizándome todos los pelos del cuerpo.

— ¡AAAHHHH! – grité tapándome el rostro cuando la intimidante sombra me cubrió con rapidez y comenzó a engullirme en las tinieblas.

Recuerdos de mi niñez que había olvidado, aparecieron de repente.

Vivía feliz con mis padres, nos íbamos de vacaciones a una cabaña en el lago, salí a pescar, a explorar en libertad y cuando regresé no los encontraba.

Me observé a mí misma subiendo las escaleras, el olor a sangre intenso llegaba hasta mi nariz, mi mano temblorosa empujó la puerta de su habitación y entonces los vi.

Sus dos cadáveres en el suelo y sobre ellos, este espectro, alimentándose de su sangre y de su carne.

Al escuchar mi grito en la puerta, me descubrió y saltó a devorarme también.

“No quiero morir, quiero vivir, ¡yo quiero vivir!”, eran mis pensamientos en ese momento y los de ahora.

Cambié a mi forma humana, sentía un dolor más allá de lo que nadie podría soportar, como si mi piel estuviese siendo despellejada en carne viva.

Algo dentro de mí se activó, una ira descontrolada corría por mis venas, un poder que llenaba cada uno de mis músculos con fuerza infinita.

Abrí los ojos y le rugí a la oscuridad que me envolvía, hundí mis manos llenas de largas garras en esa sombra y deseé consumirlo yo, herirlo, destruirlo.

Alas de cuervos comenzaron a revolotear a nuestro alrededor, en un cerrado círculo, graznidos de guerra se escuchaban y pude sentirlo, ese espectro, comenzó a temerme.

Su poder, estaba siendo consumido por mí, que gritaba como una demente sobre su oscuridad sin rostro.

Se debilitaba y ahora era “eso” quien intentaba escapar de mis garras.

— ¡Vas a morir maldit0, no dejaré que asesines a nadie más como les hiciste a mis padres! ¡¡NO TE DEJARÉ!! – le rugí y un chillido agudo salió de la boca deforme.

Los cuervos comenzaron a atacarlo también, era como si la conexión con ellos se reforzara, hacían mi voluntad y seguían mis deseos.

“¡Matar, matar, matar!”

Siguiendo mis instintos, abrí la boca para absorber la neblina negra, la maldad en su interior, solo que lo subestimé.

Tuve demasiado en mi plato.

El poder estalló en mis entrañas, demasiado potente y caí desmayada, a merced de nuevo del peligro.

*****

ADELE

Escondida detrás de un arbusto, casi no podía creer lo que veían mis ojos.

Me llevé la mano a la boca para no gritar presa del pánico.

Esa mujer… esa mujer acostada en el suelo estaba luchando con el espectro.

Luego una bandada de cuervos comenzó a rodearlos dando vueltas y picoteando esa cosa.

¿Cómo… cómo puede ser posible que lo esté resistiendo y lo peor, el espectro chillaba como si sintiera dolor, como si él fuese la víctima?

Los cuervos me tapaban un poco la visión, pero no me quedaban dudas, esta debería ser la mujer que “ellos” estaban buscando.

La que puede leer el secreto en el altar de la Diosa.

Si lograba dirigirlos hacia ella, que la capturaran, entonces, al fin nos dejarían en paz y devolverían a salvo a mi hermana mayor.

Mi corazón latía como un tambor, indecisa de qué hacer, sentía miedo, pero también esperanzas.

Miré hacia el bosque, por otro camino, y continué buscándola en esa dirección.

A medida que me acercaba a un sitio, la pestilencia a maldad y miedo se hacían más crudas, además de la sangre rancia.

Conocía esos aromas demasiado bien.

“No, no por favor, que no sea lo que creo, ella no, por favor, ¡ella también no!”

Comencé a entrar en pánico como solo me había sucedido una vez en mi vida, a medida que recuerdos asaltaban mi mente.

Esta vez, no podría sobreponerme a esto de nuevo.

Llegué al sitio y vi un cadáver, sin piel, músculos, ni órganos, sin nada, solo un remanente de cosa negra asquerosa adherida a los huesos y el cabello.

Esto lo hizo una de esas maldit4s cosas, un espectro de la oscuridad.

Como en cámara lenta me acerqué al cadáver de la mujer, el dolor asfixiando mis sentidos, la desesperación, la rabia, pero cuando vi que no era ella, que el cabello era diferente y los harapos de ropa que quedaron, comprendí que se trataba de la hija del Alfa.

— ¡VALERIA, VALERIA! – comencé a llamarla como un demente, buscando por todos lados rastros de ella por el bosque.

Además de la pestilencia a muerte, detecté que alguien había rociado un aroma fuerte para enmascararse.

Me iba a convertir en mi Lycan y si tenía que desmontar pieza por pieza esta maldit4 manada y sus alrededores lo haría, pero en eso, un grito se escuchó a mi espalda.

Me giré para ver al Alfa con su esposa, que se llevaba las manos a la boca llorando.

Debieron sentir el vínculo cortado al morir la loba de su hija.

El Alfa se acercó hasta el cadáver, llamándola con voz temblorosa, con su dolor saliendo a raudales.

— No, no, no, me prometieron que no le harían daño, a mi pequeña, ¿por qué? ¡¿POR QUÉ?! ¡AAAAHHHH, MALDIT0S, MALDIT0S!

Gritaba como un loco y su hembra se desmayó. Me importaba una mierd4 su drama familiar.

Arremetí contra él y lo cargué por la camisa, rugiendo contra su rostro, viendo en rojo, fuera de control.

— ¡¡ME DICES AHORA MISMO QUE MALDIT4 COSA ESTÁ SUCEDIENDO AQUÍ Y DÓNDE SE LLEVARON A VALERIA O MORIRÁN JUNTO CON SU HIJA!!