El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 28

Resumo de 028. MI SEGUNDA OPORTUNIDAD: El Rey Lycan y su Oscura Tentación

Resumo do capítulo 028. MI SEGUNDA OPORTUNIDAD do livro El Rey Lycan y su Oscura Tentación de GoodNovel

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ALDRIC

Un tirón en mi cabello comenzó de manera insistente.

— Espera nena… Nmmm… solo necesito un segundo… Shhh… — subí la mirada hasta encontrarme con la suya azul, necesitaba venirme desesperadamente, estaba tan cerca.

— No lo desperdicie, lo quiero probar como hizo con el mío. Póngase de pie, su alteza… — susurró, empujándome por los hombros.

Se llevó dos dedos a sus labios y comenzó a chuparlos adentro y afuera, enredando su lengua, gimiendo, imitando una caliente felación.

Me levanté como un resorte y la tuve de rodillas delante de mi miembro que no había parado de bombear ni un segundo.

Su sumisión y deseos de complacerme, llevaba mi oscuro morbo a otro nivel.

Yo, que necesitaba follarme mínimo dos mujeres para venirme, por unos juegos estaba en mi límite.

Un hilo viscoso de presemen salía de la dilatada uretra y caía hasta la hierba del bosque.

Los ojos de Valeria se abrieron asombrados al ver las diferencias entre el humano y la bestia Lycan.

— ¿Ahora tienes miedo? Mmm… ¿ya no quieres probarme Valeria?

Me burlé un poco de ella, pasándole la punta por los labios, dejando rastros pegajosos, sintiendo la suave sensación de sus labios sin dejar de masturbarme.

— No se puede desperdiciar algo tan bueno – respondió al fin y abrió la boca sacando la lengua con mi glande goteando justo dentro de ella.

“Diosa, qué tipo de prueba es esta. Definitivamente, una, que no podré pasar”

Me perdí en la lujuria, Valeria me sacó de mis casillas. Bajé las garras y rasgué la tela de su vestido sin lastimarla, dos grandes y hermosos senos rebotaron, duros, los picos erizados y mi enorme mano de Lycan comenzó a acunarlos, a acariciarlos y apretarlos, mientras me masturbaba casi arrancándome la piel del pene.

Todos mis músculos en tensión, cambiando, creciendo, bestializándome sobre ella y cuando su boca se cerró de repente, caliente y húmeda, sobre el glande de mi falo, eyaculé mi esencia rugiéndole a la luna sobre el cielo estrellado.

Un rugido de placer, primitivo, visceral, mientras descargaba todo mi abundante semen entre los labios hambrientos de mi doncella.

Valeria me chupó, lamió, me mamó golosa hasta donde su pequeña boca le permitió, ordeñó hasta la última gota.

Bajé mi cabeza de Lycan, gruñendo con mis caninos al descubierto, resoplando, agitado, anhelando mucho más de esta deliciosa hembra.

Lo quería todo, absolutamente todo, solo estos preliminares no eran suficientes.

Moría por arrojarla al suelo y montarla en mi forma de bestia, dejarlo salir a “él” y que la marcara como nuestra, mi hembra, mi Reina.

Esto era peligroso, demasiado peligroso y estaba perdiendo la cordura, hasta que recordé un detalle demasiado importante.

La sangre y el semen, los fluidos vitales de los lycans no podían ser consumidos por la mayoría de las lobas comunes, era demasiado el poder y sus cuerpos no lo podían asimilar.

Mucho menos una pequeña loba omega herida.

“No, no, idiota, ahora lo más importante es Valeria, su bienestar”

Sacudí mi cabeza, sacando esas ideas peligrosas de la mente de mi bestia, o la próxima vez que viera a Quinn era capaz de arrancarle la garganta.

La cargué suavemente, cubriéndola mejor con sus harapos, pegándola de nuevo a mi pecho, debíamos regresar a la posada antes de que amaneciera y ya quedaba muy poco tiempo.

Cuando Valeria se despertara, no sabía si recordaría este apasionante momento que vivimos en este bosque.

Lo que era seguro es que yo nunca lo olvidaría, hace demasiado tiempo que no me sentía tan vivo.

Érase una vez un Lycan que no quería poder, ni salvar al mundo, solo vivir en paz con su mate y sus dos pequeños cachorros, hasta que una noche, en cuestión de segundos, lo perdió todo, absolutamente todo y se quedó solitario de nuevo.

Quise morir tantas veces, pero la Diosa no me lo concedió y mi corazón se iba endureciendo como una roca.

Encerré a la fuerza el espíritu de mi lobo en mi interior, debilitando incluso mi poder original, para nunca más enamorarme.

Si la Madre Luna me daba la oportunidad de conocer a mi segunda mate, no la quería y sin lobo espiritual presente era imposible reconocernos, o al menos, eso pensé ilusamente.

Apreté más a la valiosa mujer que cargaba en mis brazos mientras corría por el viejo bosque, despertando a los animales nocturnos, atravesando fronteras y territorios.

No sé qué hacer con claridad. Yo, que resuelvo todo rápido y tajante.

Ella se merece algo mejor que un hombre roto, peligroso y violento, lo sé, pero cuando llegue el momento… “Valeria, ¿seré capaz de dejarte ir?”

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