El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 30

Resumo de 030. CÓMPLICES: El Rey Lycan y su Oscura Tentación

Resumo de 030. CÓMPLICES – Uma virada em El Rey Lycan y su Oscura Tentación de GoodNovel

030. CÓMPLICES mergulha o leitor em uma jornada emocional dentro do universo de El Rey Lycan y su Oscura Tentación, escrito por GoodNovel. Com traços marcantes da literatura Hombre-lobo, este capítulo oferece um equilíbrio entre sentimento, tensão e revelações. Ideal para quem busca profundidade narrativa e conexões humanas reais.

VALERIA

Después de llegar al acuerdo más atrevido de mi vida, Aldric salió y le pidió al posadero que llenara la tina con agua caliente.

Agradecí el detalle y me sumergí en la relajante agua hasta el cuello, sola en el cuarto, suspirando relajada.

No quería pensar en nada, pero levanté la mano donde me había quemado con esa piedra extraña y estaba casi sana, toqué mi cuello y tampoco me dolía.

Todas las heridas y magulladuras estaban sanando rápido, como nunca, a excepción de las más serias y antiguas.

Era por el poder del Lycan, lo sabía muy bien.

También recordé todo lo raro que experimenté, mis memorias sobre el ataque de ese espectro estaban medio confusas, pero una cosa era segura, yo me le enfrenté, incluso creo que él me tuvo miedo.

¿Qué soy yo en realidad?

Nadie puede saber de esto, absolutamente nadie.

Todos los relacionados con esas criaturas y los vampiros, son ejecutados sin miramientos.

Esa orden la dio, nada más y nada menos que el mismo Rey y yo estoy a su lado.

Aldric, nunca puede descubrir mis rarezas.

Me levanté de la bañera y tomé la toalla del biombo junto con mi ropa, para cambiarme.

A penas puse un pie afuera secándome el cabello cuando sentí golpes en la puerta de la habitación.

Fui confiada creyendo que era el posadero para vaciar la tina y me quedé congelada al ver al Guardián Quinn.

— ¿Excelencia?… ¿qué hace aquí? – pregunto asombrada y luego me doy cuenta de mi grosería.

— ¿Por qué? ¿Interrumpo algo entre el Rey y usted? – me pregunta, sin darme tiempo a disculparme, dando un paso adelante y mirando enseguida la cama y a mi ropa.

Me siento juzgada y su tono se escuchó duro, recriminador y nada que ver con el soleado Lycan.

— Por supuesto que no interrumpe nada, su majestad ha salido – le respondo con respeto, bajando la mirada, pero igual de fría.

Luego de unos segundos lo escucho suspirar.

— Lo lamento Valeria, vengo un poco molesto por otras cosas y lo tomé contigo, lo siento. Estoy aquí por el señor me llamó – me pide disculpas y asiento sin guardar mezquindades.

— Su majestad debe estar resolviendo las cosas de la manada, puede ir a la casa del Alfa – le explico.

— No, no, me interesa más ir a donde está el Altar de la Diosa que mencionó en su mensaje. Quiero inspeccionarlo, ¿será que me puedes llevar?

Me pregunta y no veo razón para negarme, además, yo también quiero verlo de nuevo.

Unos minutos después, voy bajando por las escaleras y reuniéndome con él en la recepción.

— Por favor, si viene mi compañero de habitación, dígale que fui al viejo templo – le encargo al posadero y está de acuerdo.

Quinn y yo salimos a las calles de la manada y caminamos hacia el bosque.

— ¿Compartes cuarto con el Rey? ¿Por qué razón duermen tan incómodos? – me pregunta en el camino y le explico el tema de las habitaciones.

Se queda callado y no me interroga más sobre su majestad y yo, lo cual agradezco.

Llegamos al fin al antiguo templo y Quinn enseguida se acerca mirando detenidamente las inscripciones en la piedra.

Subo también las desgastadas escaleras y me paro cerca, escuchándolo murmurar.

— ¿Puedes leerlas? – le pregunto asombrada.

Toda esta tragedia se armó por el hecho de que nadie parecía descubrir lo que había escrito ahí.

— Más o menos, es una lengua perdida en el tiempo, solo quedan algunos retazos y los he estudiado porque me fascinan, por eso su majestad me llamó – me explica y más dudas se suman a mi cabeza.

— … ¿qué harás conmigo entonces?

— ¿Me puedes contar cómo lo sabes?

— No, de verdad que no tengo relación con el Reino de los Vampiros, yo solo… solo entiendo lo que hay escrito ahí – le digo la verdad, mordiéndome nerviosa el labio inferior, pensando en escapar.

— Tranquila, tranquila, Valeria – me suelta al fin.

— No importa, no tengas miedo, no te voy a cuestionar, tu secreto está a salvo conmigo, pero a nadie más, no puedes contar esto y menos al Rey, él es quien más odia al Reino Oscuro.

— ¿Por qué me guardaría un secreto que puede ser considerado traición? Usted es también un guardián - doy un paso atrás, no muy convencida.

— Porque me agradas, tú me agradas desde el inicio y no es mi intención hacerte daño. Si tú no lo dices, nadie se enterará por mí.

— Además, es bueno contar con alguien que comparta mi pasión por este lenguaje y me ayude a descifrarlo.

Asiento y lo miro de cerca, no sé si me miente, pero ya estoy a merced de su decisión.

Yo misma me puse de tonta la soga al cuello.

— Gracias, guardián Quinn – le digo agradecida en el fondo de mi corazón.

Él no parece una mala persona, pero ya me he equivocado demasiadas veces en juzgar a la gente.

— Si me estás agradecida, entonces ayúdame, por favor, esto está demasiado complicado, parece un antiguo altar de cuando los reinos estaban fusionados – me pide y ya metida hasta el cuello, no queda de otra que zambullirse.

Me inclino con él y lo ayudo a descifrar la historia tallada en la piedra.

— ¿Por qué el Rey los odia tanto? - una pregunta escapa de mis labios.

— Porque unos vampiros asesinaron a sus dos cachorros bebes en su cunita y el Rey Aldric los sorprendió.

— En su frenesí perdió el control de su Lycan y asesinó a los vampiros, pero igual hubo otra víctima que entró en el cuarto durante su ataque y murió bajo sus garras. Fue su compañera destinada, la madre de sus cachorros.

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