Em geral, gosto muito do gênero de histórias como El Rey Lycan y su Oscura Tentación, então leio muito o livro. Agora vem 046. DEJEMOS LAS COSAS CLARAS com muitos detalhes do livro. Não consigo parar de ler! Leia a história de El Rey Lycan y su Oscura Tentación 046. DEJEMOS LAS COSAS CLARAS hoje. ^^
VALERIA
— Sí, sí, por supuesto su majestad, que honor tenerlo en mi humilde tienda – enseguida la Sra. Betty le respondió con nerviosismo y se inclinó con respeto.
— Gracias por su labor. Salga un momento señora Betty, abajo la espera Sasha para pagar— respondió, pero sus ojos no dejaban de mirarme ni un segundo.
Aproveché que la costurera se marchaba deprisa, cerrando la puerta, para ir donde estaba doblado mi vestido y ponérmelo.
Sin embargo, solo me acerqué al borde de la mesa cuando escuché unos pasos apresurados y me tensé al sentirlo pegado a mi espalda desnuda.
Una mano rodeando mi cintura, acariciando mi vientre y la otra por encima del brazo con que me cubría los senos, solo una fina enagua sobre mis caderas separaba mi cuerpo del calor del Rey.
— Suélteme, ¿qué cree que está haciendo? – forcejeé un poco intentando liberarme de su prisión, pero sus brazos se cerraron posesivamente, arrinconada entre la mesa y su enorme cuerpo que me cubría.
El acelerado latido de su corazón resonaba contra mi espalda.
Si no fuese el frío e indiferente Aldric pensaría incluso que estaba nervioso.
— Espera Valeria, espera un segundo, por favor, solo dame un segundo, pequeña – susurró contra mi piel.
Su cabello rojo caía sobre mi clavícula mientras enterraba el rostro en el hueco de mi cuello, inclinando su estatura gigantesca sobre la mía más pequeña.
— ¿Para qué quiere un segundo su majestad? ¿Necesita darme alguna orden, un encargo, que limpie algo en su cuarto o lave su ropa…?
— Valeria, ya basta, sé que te traté mal, no debí gritarte de esa manera, las cosas que te dije…
— Todo lo que me dijo era lo que sentía, la verdad. No tiene que disculparse, yo fui la intrusa que revisó sus cosas personales. Hice lo mismo que las anteriores doncellas, abusé de su confianza. Agradezco a su majestad por dejarme con vida, pero creo que no soy la indicada para el puesto de su doncella.
— No – me respondió tajante – No me vas a dejar, ¿por qué es tan fácil para ti siempre separarte de mi lado?
Me preguntó con voz ronca y entonces me hizo girar entre sus brazos, contra su pecho, mientras me cubría con las manos los senos y mantenía mi mirada baja.
Mi nariz rozando la tela de su camisa, intentando resistir su aroma envolvente que me rodeaba y seducía, incitándome a quitar de nuevo mis defensas y anular mi voluntad.
— Valeria, mírame, sube la cabeza, quiero verte de frente— me pidió en un susurro, su aliento caliente abanicaba en mi frente, pero me mantuve sin hablarle, apretando los dientes y recordando todas sus palabras hirientes, la manera tan dura en la que me trató.
— Está bien, si no me quieres mirar, si no deseas ver la verdad en mis ojos, entonces escúchala de mi corazón – y me abrazó con fuerza contra él.
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