El Rey Lycan y su Oscura Tentación romance Capítulo 6

Resumo de 006. VISTIENDO AL REY: El Rey Lycan y su Oscura Tentación

Resumo de 006. VISTIENDO AL REY – El Rey Lycan y su Oscura Tentación por GoodNovel

Em 006. VISTIENDO AL REY, um capítulo marcante do aclamado romance de Hombre-lobo El Rey Lycan y su Oscura Tentación, escrito por GoodNovel, os leitores são levados mais fundo em uma trama repleta de emoção, conflito e transformação. Este capítulo apresenta desenvolvimentos essenciais e reviravoltas que o tornam leitura obrigatória. Seja você um novo leitor ou um fã fiel, esta parte oferece momentos inesquecíveis que definem a essência de El Rey Lycan y su Oscura Tentación.

VALERIA

Saco valor, hasta de donde no sabía que tenía y me giro intentando que la cesta no se balancee tanto por el movimiento de mis manos.

— Se… Señor la toalla… puedo reponérsela por una nueva. Lo lamento por mencionarlo, solo… solo fue una conversación sin malicia…

No sé ni qué decir, pero mi corazón late errático mientras da un paso hacia mí y su sombra me cubre por completo.

Es como un gigante que llena todo el espacio a mi alrededor.

Una pared a mi espalda me impide la retirada.

— Responde a mi pregunta, Valeria, no te hagas la inteligente— aparta de repente la cesta y la toma con una mano dando otro paso adelante, ¡la cesta era mi única barrera de defensa!

— ¿Prefieres estar con otro guardián? ¿Quizás con el apuesto Quinn?, que te quedaste deslumbrada mirándolo.

El peligro se filtra en cada una de sus palabras, no entiendo por qué está tan enojado, ¡yo no había hablado nada!

— No, Señor, me agrada ser su doncella, ni siquiera conozco a los demás Guardianes – murmuro mirando a sus botas de cuero negro.

En mi nariz se siente el intenso aroma a vino que me marea un poco, está sudado y su piel brilla, parece que entrenaba también.

— Mentirosa – me dice de repente ronco y bajo.

Me tenso, sus dedos aprietan mi barbilla con fuerza y me hacen subir la cabeza.

El flequillo se despeja de mi frente, exponiendo mi fealdad y me avergüenzo un poco, mientras miro de frente a esos profundos y afilados ojos grises.

— Te agrade o no ser mi doncella, desde que entraste por la puerta de mi cuarto me perteneces, no pienses ni por un segundo que puedes escoger a otro, Valeria – me amenaza inclinándose hacia abajo.

Su aliento abanica en mi rostro y mis ojos vagan por esos labios sexis y crueles.

— Nadie tiene permitido tocar mis cosas, solo respondes a mí, si otro guardián o quien sea te pide algo o te quiere ordenar, le dices absolutamente que no, ¿entendiste? – y asiento tragando.

Está demasiado cerca, intimidándome y me obliga a mantenerme de puntillas para mirarlo.

Se queda por unos segundos como analizando algo, sus ojos no se apartan de mis facciones, la verdad nunca sé qué pasa por la mente de este hombre.

Ya me duele el cuello cuando me libera al fin, dando un paso atrás y se aleja caminando impetuoso por el pasillo, como animal salvaje.

Veo a su ancha espalda sudada, con la camiseta navy sin mangas, pegada a los duros músculos, bajo la mirada por todo su poderoso brazo y caigo en cuenta de un detalle.

¡Espere, su majestad!… ¡¡se lleva mi cesta!!

*****

La cocina siempre estaba animada y llena de las sirvientas cotilleando, pero hoy se encontraba media vacía.

Recordé que Juliette me comentó que le darían el día libre por el festival de la manada.

Nada que ver conmigo, todo mi mundo se centraba en atender al Rey Aldric, así que serví los platos de la cena como de costumbre.

Pocas veces había estado aquí, no me gustaba fisgonear en sus cosas demasiado personales.

La enorme cama de dosel y ébano ocupaba casi toda la estancia, una mesita de trabajo en el medio de la habitación, un sofá de cuero negro bajo el ancho ventanal y un espacioso guardarropa, con el baño privado del Rey.

— Ayúdame a escoger la ropa, tengo que asistir a una maldit4 celebración de agradecimiento a la Diosa – me dice con fastidio – entraré a bañarme, rebusca en el vestidor.

Y con la misma lo veo entrar al baño y dejarme toda la decisión de qué ropa utilizará.

“Bien, recuerda que fuiste la Luna de un Alfa, aunque fuese en el fondo una Luna falsa” me digo sacando mi conocimiento de cuando vestía a Dorian.

Su guardarropa es enorme, un cuarto completo, lleno de prendas exquisitas que nunca le veo usar porque siempre está con el mismo uniforme de combate.

Elijo varias opciones y cuando camino hacia el cuarto me reciben sus sexis nalgas mientras se inclina a ponerse el calzoncillo frente a la cama. Dos bolsas pesadas cuelgan entre sus piernas.

Desvío la mirada avergonzada, con este hombre no se sabe cuándo saldrá la próxima sorpresa, el pudor no es una palabra en su diccionario.

No me asombra que las anteriores sirvientas terminaran queriéndolo violar al final.

¿Se comportaría así de espontáneo con todas?

— Bueno, listo, soy todo tuyo – escucho de nuevo su voz y me atrevo a mirarlo un poco.

— Vísteme, mi doncella, si voy ridículo a la fiesta, será toda tu responsabilidad.

Histórico de leitura

No history.

Comentários

Os comentários dos leitores sobre o romance: El Rey Lycan y su Oscura Tentación